Mientras nos acercamos a los dos meses desde que saltó la noticia de que Disney había despedido a James Gunn por unos chistes que había hecho y de los que se había retractado años antes de empezar a trabajar como director de Guardianes de la Galaxia, hace poco leíamos que ya había más de 400.000 firmas pidiendo su reincorporación y el despido todavía no se ha hecho efectivo, porque empresa y trabajador siguen negociándolo. Como no queremos que la cosa quede en el olvido -porque es lo que le gustaría a algunos ejecutivos bocazas/metepatas- voy a hablaros del James Gunn de antes de Disney, el James Gunn antes de Super, Slither, PG Porn y hasta de Scooby Doo. Voy a hablaros del James Gunn de Troma y de su primera película, Tromeo y Julieta.
Supongo que todo el que torció el morro al leer los tweets con los famosos chistes que el propio Gunn borró desconocen por completo que es Troma Entertainment, la productora fundada hace más de cuarenta años por Lloyd Kaufman y Michael Herz a imagen y semejanza del mentor del primero, Roger Corman. Troma es la indie más veterana del sector y está especializada en hacer producciones de bajísimo presupuesto, todas ellas basadas en una mezcla entre la comedia, el terror, el erotismo gratuito y la casquería más desagradable. Kaufman -la cara pública de la productora, lo que sería el Stan Lee de Troma- y Herz consiguieron crearse un público muy fiel pero escaso primero mediante los cines grindhouse y luego con la llegada de los videoclubes en los 80, consiguiendo crear un cine alternativo al fantástico más mainstream de Alien o Star Wars. El cine de Troma se basaba en la provocación, en la parodia y, en general, de reirse del mundo en el que vivimos de la forma más burda y grosera posible mediante títulos como El Vengador Tóxico, Sgt Kabukiman, Los Surfistas Nazis deben Morir, El Condón Asesino o la ya mencionada Tromeo y Julieta, que es la película con la que James Gunn aprendió a hacer cine junto a su mentor Lloyd Kaufman.
Tromeo y Julieta es una película de 1996 dirigida por el propio Kaufman, que trabajó también en el guión escrito por James Gunn. La película se estrenó casualmente el mismo año en el que Baz Luhrmann presentaba su Romeo + Juliet protagonizado por Leonardo DiCaprio y Claire Danes. Dejando de lado el que ambas están basadas en la Romeo y Julieta original de Shakespeare y que trasladan la acción a un barrio marginal de la actualidad del momento, lo cierto es que ahí se acaban las similitudes entre las dos cintas, pero tengo que reconocer que me encantaría ver la gente que quiso ver la película de Luhrmann y acabó entrando por error en la proyección de la de Kaufman, porque Tromeo y Julieta es una película muy burra, ni mucho menos la más burra de Troma, pero lo suficientemente burra como para que un ejecutivo de Disney pueda sufrir más de un desmayo.
Empezando por la presentación de Lemmy de Motorhead -un buen amigo de Troma que llegó a interpretar varios papeles en las películas de Kaufman, llegando a hacer de presidente de EEUU en Nuke ‘Em High- Tromeo y Julieta ya se pone en su primera escena a hacer chistes sobre el incesto, a perforar pezones «porque sí» y a hacer varias menciones al gusto de los curas por los cuartos oscuros junto a menores de edad, todo ello menos provocador hoy en día pero tremendamente escandaloso para la época. La trama nos situa en mitad de la guerra entre Monty Que y Cappy Capulet, dos antiguos socios que acabaron cabreados cuando el segundo le levantó la productora porno que compartían al primero, convirtiéndolo en un alcohólico de aerofagia notable -porque por supuesto que hay chistes de pedos, ¿pero qué os habíais creído?-. Al principio de la historia el hijo menor de Monty Que, Tromeo, teme que su novia Rose le sea infiel -que claro que lo es, pero a diferencia de la Rosaline original de Shakespeare la Rose de Troma un monstruo ninfómano siliconado hasta las cejas y con un maquillaje digno del Ecce Homo de Borja- por lo que se cuela en una fiesta de los Capulet a la que sabe que ella asistirá. Su decepción es mayúscula al encontrársela despelotada en mitad del jolgorio y con un señor comiéndole todo lo que tiene entre las piernas, por lo que Tromeo se larga desconsolado cual Candy Candy hasta que se cruza con Julieta, oh Julieta.
Julieta, como la original de Shakespeare, supuestamente tiene arreglada una boda por poderes, pero en este caso la boda es con el heredero de un imperio cárnico tremendamente obsesionado con trocear ganado y ver cosas de ganado, cosa que repele completamente a Julieta porque ella es vegetariana y para colmo le va más enrollarse con la cocinera que con señores. Pero todo cambia cuando conoce a Tromeo, y ambos se vuelven locos de amor y provocan la guerra abierta entre ambos clanes, tripas saltando al viento, gente perdiendo los sesos en la acera, Julieta transformándose en monstruo en vez de envenenarse, magnates cárnicos tratando de suicidarse con un pincho para colgar carne, Cappy Capulet siendo más despreciable que el Capuleto original y más incesto todavía al final de la película, con mutantes deformes incluidos. Y éso es Tromeo y Julieta, una película que desde luego no creo que haya visto nadie al que le hayan escandalizado los chistes del twitter de James Gunn.
Y yo no pongo más fotos, que al final la propia Troma ha puesto la película entera en youtube por algo. Vedla, y luego ya me decís si los chistes de James Gunn eran tan terribles.
Lo más curioso de todo esto es que Gunn nunca ha escondido su pasado en Troma, y de hecho mostró su agradecimiento a su mentor introduciéndolo en un cameo en la Guardianes de la Galaxia original. Pero parece que se equivocaba, que también tendría que haber borrado de su currículum todo rastro de Troma y de Tromeo y Julieta, una historia zafia y cutronamente surrealista que fue una experiencia de aprendizaje para el, como un rodaje que debió ser divertido y en el que nadie debió de abusar de nadie, cosa que no pueden decir todas las producciones de la Disney. Y sí, esto nos lleva otra vez a preguntarnos si a la hora de contratar a James Gunn en Disney se molestaron en ver su filmografía, porque sabemos que lo hicieron. Y también sabemos que si a Kevin Feige no le dejan en paz, Kevin Feige tiene un cheque en blanco en Warner para hacer lo que le venga en gana, y probablemente en Sony también. Que sabemos que en Hollywood les gustan los nombres y personalizar los éxitos de un equipo completo, y el milagro que es el MCU no es algo que alguien haya podido repetir de momento, por lo que tenemos que preguntarnos si Disney no ha hecho algo más que cargarse una película de Guardianes al despedir a Gunn; lo mismo pueden haber provocado lo que a la larga sería el desmoronamiento de su principal gallina de los huevos de oro cinematográfica. Hay que ser gilipollas, vaya.