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Decompressive flower power – X-Men 498: ¿Son los cómics accesibles para los nuevos lectores? (VI)

Dependiendo de vuestra edad, os puede parecer que el año 2008 está aquí al lado, que fue anteayer, mientras que para otros es toda una vida. A efectos prácticos y para los Joe Quesada, Nick Lowe o Axel Alonso, Uncanny X-Men 498 fue ayer, porque todos los vicios de hoy en día están presentes en este cómic. Si hasta ahora hemos visto cambios bastante grandes en el grafismo y en la forma de narrar entre los cómics que hemos repasado en esta serie, en el caso que nos ocupa hoy y la semana que viene -lo que sería el presente- son mínimos. Porque con éste cómic ya hemos entrado en la era de escribir para el TPB, el decompressive storytelling y, en general, la época de mayor irrelevancia mutante. Vamos con ello.

Que ojo, Lobezno en el cómic sale encadenado. De otra forma pero encadenado, en eso no mienten.

Lo primero que vemos en la portada es un Lobezno encadenado y un pequeño cartelito de «Divided we stand». Como estamos en 2008 y X-Men ya tiene una franquicia de dibujos animados y películas, podemos pensar que nuestro lector novato sabe quién es Lobezno, al que se le identifica bien por las garras. Pero por lo demás, pues como que la portada no nos dice nada, Lobezno berrea y las cadenas lo mantienen sujeto. Pues vaya.
Pues… Me has dejado como estaba.

En el resumen hemos dado un paso atrás respecto a hace diez años, porque ahora es sólo una página que nos dice que Charles Xavier fundó un grupo de mutantes llamado X-Men para proteger un mundo que los odia y los teme y conseguir la coexistencia pacífica entre humanos y mutantes. Y del tirón pasa a contarte que en los números anteriores el grupo se ha desbandado y que Cíclope y Emma Frost han llegado a San Francisco a investigar por qué la ciudad parece trasladada a 1969, mientras que Coloso, Rondador y Lobezno son emboscados por una tal «Habitación Roja» durante un viaje por Europa. No sabemos quién es Lobezno, ni quién es Rondador o Coloso, no sabemos tampoco quién es Cíclope ni Emma Frost. Habíamos dicho que por las pelis nos podía sonar Lobezno, sí, y seguramente también Cíclope, pero Rondador había salido sólo en una película y Coloso era casi un extra, con lo que nuestro lector novato debe andar un tanto confundido.
No intentes entender lo que está pasando, porque en este cómic no te lo van a explicar.

Las primeras cinco páginas del cómic vienen narradas por un grupo de viejos hippies en San Francisco que se encuentran a una chica mareada y amnésica en la calle. Al tratar de ayudarla, de repente ella se transforma en una especie de diosa hippie y empieza a cambiarlos también a ellos, a rejuvencerlos y a extender el hippismo por toda la ciudad, consiguiendo transformarla a lo largo de varios días y convertirse en la diosa de la capital del flower power. Pronto recordará que su nombre es Martinique y que los X-Men no venían buscándola a ella y que tienen que ir a recibir a unos recién llegados. Y cortamos a Lobezno siendo torturado, porque en 2008 ya es mainstream y todo el mundo conoce a Lobezno.
Perdonadme si después de ver a tanto hippie me da la sensación de que Lobezno está emporrado y no torturado.

Y esto va a ser la chicha del cómic, catorce páginas con Logan siendo torturado por un militar ruso que le viene a contar a un tal Rasputin que ellos tenían un montón de mutantes entrenados para el combate y que de repente perdieron sus poderes un día así de sopetón, y el hombre está convencido de que la Patrulla X tiene que ver con eso porque un porrón de mutantes perdieron sus poderes menos los equismenes estos. Rasputin le dice que no tiene ni idea del asunto, y que puede torturar a Logan todo lo que quiera que el mutante ese peludo es el mejor en lo que hace y lo que hace es aguantar palizas. El militar ruso acaba teniendo que darle la razón y decide pasar a torturar a un tal Kurt, diciendo que si trata de usar sus poderes para teleportarse sufrirá una descarga de 50000 voltios que no cree que podrá sobrevivir. Y va el Kurt y se teleporta encima de Lobezno, sufriendo un buen zapatazo y de paso liberando al canadiense, que procede a trinchar carne como si esta noche fuera nochebuena y mañana navidad. Y eso son diez páginas.
Para que flipéis, Kotaku considera que el dibujante de este cómic -Mike Choi- es uno de los 20 mejores de la historia de X-Men. Por encima de Kirby,Romita Jr, Leonardi, Blevins o Walter Simonson.

El malvado militar ruso huye y libera a un tipo de melena rubia y cara de psicópata, alegando que espera que merezca la pena toda la presión que pusieron sobre SHIELD -sea lo que sea eso, aunque Iron Man se estrenó ese mismo mes la mayor parte de la gente seguía sin saber qué era SHIELD- para conseguir repatriarlo. Kurt, Peter Rasputin y Lobezno avanzan por los pasillos masacrando soldados hasta que se encuentran al militar ruso asesinado por más tentáculos que un hentai para perturbados y el tipo melenudo -al que identifican como Rojo Omega- diciéndoles que también los va a matar a ellos.
Un día tenemos que hablar también sobre las malas imitaciones de Morrison, porque eso es un caso aparte.

Las dos páginas siguientes vuelven a San Francisco con un tal Scott y una tal Emma comentando que la ilusión que envuelve la ciudad parece estar guiándolos en una dirección, y entonces se toman con un tal Warpath -nombre hippie Running Sun- y un tal Iceman -nombre hippie Frostie- además de Hepzibah -Lady Kitten- y Angel, que no tiene nombre hippie. Y nada, que por lo visto los ha enviado «la diosa» a detenerlos. Y para esto ha dado el cómic, porque se acaba aquí.
TATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATA

Originalmente las conclusiones de este post eran bastante más viscerales, pero es que tenemos que entender que este cómic lo único que tiene de comic book es la grapa. Que para analizarlo habría que mirar el TPB, pero aun así uno se pregunta para que carajo se publica entonces la grapa. Hasta donde yo sé, en EEUU uno todavía puede entrar en una librería y comprar la grapa del mes para probar la serie, sin necesidad de hacer un pedido ni nada parecido. No me alcanza la memoria para saber si en ese mismo año comixology ya te vendía cualquier número bajo demanda en digital, pero sí que estoy convencido de que ya había un servicio digital funcionando y clavándose 4 dólares por el tebeo del mes. Aun así, este cómic me ha recordado mucho a lo que esta semana pasada hemos estado hablando de Scott Lobdell, de que «no pasaba nada». Ésto que pasa exactamente en este cómic es un Lobdellismo, el contar historias irrelevantes, alargar las situaciones lo indecible y en general darte una sensación de intrascendencia brutal. El cómic te lo terminas en un suspiro, y aunque estuvieras siguiendo la historia original y supieras qué es lo que pasa en San Francisco, la cantidad de información que te han dado en estas 18 -que no 24- páginas es muy limitada.
Si al final esta imagen va a ser más cierta de lo que pensábamos…

Si Lobdell en los 90 alargaba las situaciones porque la chicha siempre estaba en el crossover que se le había ocurrido a Harras para ese año, a Brubaker me da la sensación de que le pasaba exactamente lo mismo, y que su sueño de hacer algo interesante en X-Men ya se le había ido por el sumidero en aquel momento. Porque, aunque la mayor parte de su trayectoria profesional es excelente, tanto Brubaker como Fraction tienen los peores trabajos de su carrera profesional en esta serie, y creo que todos podemos estar convencidos de que, aunque X-Men ya no es la gallina de los huevos de oro de antaño, las presiones editoriales siguen siendo las mismas que en los 90 o aún peores. Si le sumamos a todo ello el «escribir en TPB» y el decompressive storytelling, tenemos una auténtica tormenta perfecta para espantar a todos los nuevos lectores. Y no podré culpar a ninguno por decirme que «no le gustan los X-Men esos».
Algo me dice que Tom Taylor ahora se está arrepintiendo de haber dejado Lobezna…

Y la semana que viene llegamos al presente en el momento de empezar a escribir esta serie, que a falta de una Uncanny X-Men en la actualidad he decidido que sea el X-Men Red de Tom Taylor, más que nada porque en aquel momento parecía que se le hacía más caso que a Gold o a Blue, pero como al final parece que -con buen criterio- se las cargan todas para hacer una sola serie, pues como que la semana que viene hablaremos de X-Men Red número 4 y santas pascuas. Y a ver si consigue atraer nuevos lectores, que de entrada ya aviso que Tom Taylor parece un tanto más relajado que Brubaker…

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