El otro día no sé como acabé viendo La Isla, una película de Michael Bay que ya la había visto en el cine allá por 2005. La historia es más o menos una versión «moderna» de La Fuga de Logan, con Ewan McGregor escapando con Scarlett Johansson de una especie de utopía futurista que en realidad no es tal, con tiros y persecuciones y gente colgando. Lo normal en Michael Bay, pero a diferencia de la mayoría de lo que ha hecho este hombre, la película fue un fracaso en taquilla. Y mira por donde, creo que el fracaso de La Isla es más importante en la historia del cine de lo que podamos pensar en un primer momento; no en vano estamos hablando de unos de los directores/productores que más dinero mueve.
Y es que en 2005 Bay era un tipo con una trayectoria la mar de interesante; había sido becario de Lucasfilm durante el rodaje de En Busca del Arca Perdida, había trabajado en publicidad y videoclips en los 90 hasta conseguir dirigir en 1995 su primera película, una buddy movie producida por Jerry Bruckheimer y protagonizada por un ascendente Will Smith junto a Martin Lawrence llamada Bad Boys. Lo cierto es que Bay jugó sobre seguro al hacer esta película, porque tanto sus protagonistas tenían ya una trayectoria tremendamente sólida -aunque Will Smith todavía tenía que completar su transición al cine, su fama como rapero y El Príncipe de Bel Air le garantizaba gran parte del éxito- como el productor Jerry Bruckheimer era un experto en el género, habiendo hecho ya en su día la trilogía de Superpolicía en Hollywood -Beverly Hills Cop- junto a Eddie Murphy allá en los 80. Y por supuesto, Bad Boys fue todo un éxito que generaría su propia secuela, no habiendo una tercera simplemente porque el éxito de Will Smith era ya tan grande que ya no había nadie que lo atara.
El Bay de 1995 fue calificado como «videoclipero» por una crítica habituada a rechazar de entrada a los directores que venían de ese género, pero cualquiera que vea la película con un poco de detenimiento se da cuenta de que es una jodida fotocopia de la propia Superdetective en Hollywood, 48 Horas o la mejor película del género, Arma Letal. Y esto no es solo a nivel de guión, si no también en lo visual y lo narrativo, Bay hizo un esfuerzo tremendo en copiar a directores como Donner o Tony Scott sin olvidar a su máximo referente Spielberg, mezclándolo todo con una estética de naranjas que empezaba a presagiar un cine del futuro plagado de retoques digitales y la figura del colorista. Bay empieza ya aquí a explotar ese estilo visual, y aunque la película no es original y lo único que la salva es la improvisación de los dos cómicos protagonistas, pone ya las bases de un estilo basado en cortar y pegar fotocopias de otras películas, un conocimiento íntimo del cine de acción que parece rivalizar con el del mismísimo Scorsese pero sin nada del refinamiento del genio neoyorquino. Y que Scorsese me perdone por la comparación, vaya.
El éxito de Bad Boys le garantizó un mayor presupuesto para su siguiente película junto a Bruckheimer, The Rock, otra película cortada desde el mismo patrón; la explotación y fotocopiado constante de otras películas del género, la memoria casi obsesiva de sus predecesoras. No inventar nada -en el cine ya está todo inventado- pero tampoco buscar nuevas formas de combinar los elementos, la idea es meter cortes rápidos y explosiones mientras los guionistas tratan de llenar con chistes o frases lapidarias los huecos entre escenas de acción. Y claro, la Roca tenía a Sean Connery, Ed Harris y un Nicholas Cage que por aquellos tiempos todavía no era carne de memes, con lo que The Rock sigue siendo a día de hoy «la película buena» de Michael Bay.
Paso más de puntillas por Armaggedon y me centro más en Pearl Harbor, más que nada porque la primera es una repetición de la fórmula de La Roca y la segunda, aunque en su planteamiento parecía un simple saqueo de una película bastante reciente de Spielberg, Salvar al Soldado Ryan. Pero claro, en Pearl Harbor se da una situación peliaguda, porque Bay de repente se encuentra con una historia en la que no hay posibilidad de meter escenas de acción y montaje acelerado hasta el final de la película, con lo que no puede «engañar» al espectador de la misma forma. Actores sin la veteranía de Connery o Bruce Willis como Ben Affleck, Josh Harnett o Kate Beckinsale tienen que llevar el peso dramático de la película durante la mayor parte de la misma sin el apoyo pirotécnico, con lo que muchos espectadores salieron del cine echando pestes; se le había visto toda la trampa y el cartón, el nuevo rey del blockbuster estaba desnudo.
Aun así, no se puede decir ni mucho menos que Pearl Harbor fuera un fracaso, porque no dejó de recaudar bastante bien. Bay había intentado hacer algo distinto a su registro y fuentes habituales, incluso había tratado de inventar algo, así que supongo que su siguiente película -la secuela de Bad Boys- no dejó de ser un poco más relajante, permitiéndole poner el piloto automático y dejando de que la química entre Smith y Lawrence le solucionaran la papeleta sin pensar mucho. Bay en ese momento ya debía de estar pensando en su siguiente película, un thriller de ciencia ficción en el que iba a intentar tocar referentes del género como el THX 1138 de su mentor George Lucas o la ya mencionada Fuga de Logan. Estoy hablando, por supuesto, de La Isla.
Vamos a dejarlo claro, La Isla fue un fracaso y probablemente Bay todavía no sabe la razón de ello. Tanto McGregor como una joven Johansson están más que correctos, funcionan y corren que da gusto. La chica es guapa y el guión tiene todos los tópìcos. El montaje, la fotografía y el tratamiento del color en postproducción es el refinado completo de toda la teoría cinematográfica de Bay; los naranjas y los azules están en su sitio, la fórmula está completa al cien por cien y carece de «dolores de cabeza innecesarios» que se salgan de lo común. La película debería funcionar, pero se la pegó. Bay lo achacó en su momento a una promoción insuficiente -fue su primera película sin Bruckheimer, tal vez la distribuidora no se fiaba todavía del pobre Michael en solitario- pero si vemos sus películas posteriores y las comparamos a lo que vemos en la Isla, nos damos cuenta de que es en la Isla donde Bay deja de aprender. Todas las escenas de «relajación» de la trama, todos los intentos que hay en la Isla de ir más allá de la persecución en sí -que aun así no deja de ser el 75% de la película, ojo- van a desaparecer en Transformers y películas posteriores. Bay ya sabe exactamente lo que funciona, sabe que cuando no está Megan Fox lavando el coche tiene que meter un chiste o una explosión, y a partir de aquí ya no tendrá una sola escena de Ewan McGregor tratando de descubrir que es el mundo real, ni colocará en sus películas una sola escena que no este ya probada y reprobada por otros maestros del género.
Y para mí esa es la gran tragedia de Michael Bay, que con todos sus conocimientos y memoria visual podría hacer una gran película y dejarnos a gusto. Pienso que La Isla era una película importante para el, y que por eso a partir de entonces se ha centrado seguir su patrón habitual de horro vacui y dejarse llevar por la riada de millones. Da igual que sus películas cada vez sean más criticadas, los millones siguen lloviendo, y ahora ni siquiera tiene que dirigir las películas para poder forrarse. Admito que entre tanta película de Transformers no le he seguido mucho la pista a partir de entonces como director, y me falta por ver Dolor y Dinero para saber si ha intentado algo distinto. Visto el trailer, apesta a que Bay ha vuelto a hacer otro refrito de Arma Letal, pero vamos a ser optimistas y pensar en que el hombre se redimirá y nos dará por fin algo nuevo, algo interesante, porque el potencial para hacerlo creo que lo tiene, una pena que lo use todo para el mal…