Pese a que me encanta la ciencia ficción y he disfrutado muchísimo con las películas de Star Trek que protagonizaron la tripulación original nunca me había por ver la serie que lo origino todo. De nuevo los prejuicios y el considerarla una serie antigua y desfasada me habían hecho mantenerme alejado de una serie que ahora, tras haber comenzado a verla gracias a que la oferta televisiva en verano es mas bien escasa, me ha ido enganchado poco a poco. Así que vamos a ver que es lo que tiene esta clásica serie para haber conseguido que tras tantos años me haya aficionado por fin a ella.
Los uniformes siguen pareciendo pijamas y los decorados de cartón, pero que grandes historias hicieron con todo esto
A estas alturas supongo que todos conocemos de sobras la historia de la tripulación del Enterprise, así que por una vez me saltare la sinopsis habitual. Baste decir que la premisa de la serie, sobre el viaje de exploración de cinco años para llegar a donde nadie ha llegado jamas fue una idea genial de Gene Rodenberry. La Enterprise no era una nave de guerra, no estaba llena de soldados buscando enfrentarse a otras civilizaciones, ni estaban en plena guerra. La serie nos presentaba a la tripulación de una nave de exploración perteneciente a una sociedad casi utópica en la que a bordo parecía haber mas científicos que soldados. Y aunque es cierto en en numerosas ocasiones la Enterprise se encontraba en medio de algún conflicto (después de todo la serie necesitaba algo de acción) estos no eran buscados.
No buscaban conflictos, pero encontrarlos vaya si los encontraban
Lo que no soy capaz de imaginarme es como debió reaccionar el publico en aquellos años viviendo inmersos en plena Guerra Fría y en la lucha por los Derechos Civiles de la población negra ante una serie con un mensaje pacifista tan fuerte y con una tripulación en la que había sitio para gente de todas las razas y nacionalidades. Aunque es cierto que no era perfecto, Uhura en muchos episodios no dejaba de ser la “telefonista” de la nave y muchos de los personajes femeninos que aparecían en la serie (no todos afortunadamente) no dejaban de ocupar posiciones de enfermeras o secretarias o ser el interés romántico de turno en alguna escala del viaje, pero pese a ello la importancia histórica de todo ello es innegable.
Con los años ya la cosa se fue normalizando y tener Capitanas es lo mas normal del mundo
Pero pese a dicha importancia histórica de esta serie yo me seguía resistiendo a verla. Tras haber descubierto la saga con las películas y su estética y efectos mas modernos (modernos para los 80), el ponerme a ver esta serie, con esa estética tan retro y “barata”, con esos uniformes que casi parecían pijamas, decorados de cartón piedra y unos efectos especiales y maquillaje que me parecían cutres, era algo que no me apetecía demasiado. Pero tras haberme tragado y disfrutado numerosas temporadas del Doctor Who clásico y darme cuenta de que hay cosas mucho mas importantes que los efectos especiales por fin le di una oportunidad y no me arrepiento en absoluto. Lo que les faltaba en medios técnicos lo suplían con creces con mucha imaginación (y mucho reciclaje de decorados) unas historias y conceptos que ojala se tocasen mas a menudo en la ciencia ficción moderna y unos personajes entrañables con los que resultaba sencillo simpatizar.
Si, es una pared pintada, y se nota a kilómetros que lo es, pero aun así tiene su encanto
Unos personajes con los que me he llevado algunas sorpresas que han reventado algunas ideas preconcebidas que tenia sobre la serie original. Lo primero es lo tremendamente vacío que me ha resultado el puente de la Enterprise sin Sulu y Chejov sentados delante de Kirk, el primero porque originalmente era un oficial científico y tardó varios episodios en cambiar de rango, de uniforme y de posición sin explicación alguna y el segundo porque no comenzó en la serie hasta su segunda temporada (¡Todo lo que creía era mentira!). Por suerte si que hay cosas que siempre fueron constantes y la relación entre el Doctor McCoy y Spock es tan “mala” y entrañable como imaginaba que debía haber sido desde el primer día.
Por suerte las cosas acaban siendo como yo imaginaba que eran
Aunque lo mejor para mi de esta serie original ha sido el poder descubrir al Capitán Kirk primigenio en toda su gloria. Es cierto que William Shatner cuando le tocaba ponerse dramático no conseguía un resultado demasiado convincente, sino algo a medio camino entre la parodia y la sobreactuación, pero cuando le tocaba ser el tipo afable y simpático o el héroe de acción osado y seguro de si mismo (cuyas camisetas se rompían como si fuesen las de Hulk Hogan) lo clavaba y es difícil no ver en el tanto al heredero de tantos pulps de ciencia ficción como al prototipo de muchos héroes posteriores del genero.
La habilidad de Kirk para destrozar sus uniformes es casi admirable
Aun me quedan dos temporadas por disfrutar de esta serie clásica y lo voy a sentir mucho cuando las termine, porque esa “magia” de ver como se van inventando sobre la marcha todo un universo no la he sentido con las series posteriores de la franquicia. Ahora mismo mi única esperanza (mas allá de dosificar la serie original para que me dure un poco mas) es que en Discovery, cuyo estreno tenemos a la vuelta de la esquina, hayan sido capaces de recuperar el espíritu de la serie original y no nos den otra versión de “ahora somos todos súper militares”, que eso ya lo tenemos un poco demasiado visto.