El volumen 2 de Guardianes de la Galaxia es más de lo mismo. Y supongo que todo el mundo os dirá como eso es bueno, y que están encantados, porque tienen sangre en las venas y no están muertos por dentro. Yo, que tan bien he hablado de la primera, tengo que decir que esta segunda parte es lo mismo sin el golpe de originalidad de la primera, con lo que realmente no alcanza su nivel pero porque el listón igual estaba demasiado alto. Eso, y porque al final de lo que aquí estamos hablando de desarrollar una única historia, con lo que al ser el capítulo de en medio seguramente consiga mayor valor cuando la trilogía esté completa…
Y es que Gunn al hacer la primera parte probablemente no sabía si podría hacer la segunda o la tercera con lo que, a pesar de que se dejó unos cuantos cabos sueltos, hizo una película completamente autoconclusiva y sin fallos más allá de un Ronan desaprovechado. En el volumen 2 tiene un villano claro y definido -Ego- que como es interpretado por Kurt Russell y es el centro de gran parte de la trama no queda ni mucho menos desdibujado, porque el condenado es de los que se come al resto del reparto en cada plano. Ego es un monstruo peculiar porque en el fondo es solo un niño, al igual que Groot, al igual que Yondu y al igual que Rocket. Hasta se podría decir lo mismo de Nebula, que lleva años de rencor acumulado por un padre que no era tal y una hermana que nunca la quiso.
Porque si la primera película de Guerdianes consistía en huérfanos en busca de familia -somos Groot- en esta se nos cuenta como llega un momento en el que tienes que dejar la infancia atrás y crecer, hacerte mayor. Ego es un niño que se ha criado el solo y desconoce por completo como funciona el afecto, creyendo que el universo está solo para servir como su campo de juegos. Cree que se ha enamorado y se cree muy adulto y responsable por renunciar a su amor con tal de ser maduro y poner su destino por encima de todo, pero cuando le niegan ese destino se coge una rabieta que no te menees. Rocket y Yondu son dos idiotas que tratan de aparentar ser muy duros, pero con eso lo único que consiguen es ser unos farsantes y alejar de ellos a la gente que les importa, todo ello muy maduro. Luego también podríamos hablar de Mantis -la inocencia personificada- o del propio Peter Quill, que ya era de por si un niñato en la primera parte con su apego a la infancia pero que al matar al padre comienza a afrontar su propia vida.
Es este el tema principal de una película cuya estructura narrativa vuelve a beber mucho de la trilogía original de La Guerra de las Galaxias, con un conflicto inicial que separa a los protagonistas para poder volverlos a juntar en un clímax en el que los unos corren a salvar a los otros de una trampa y todo acaba con un enfrentamiento entre un padre y un hijo. Pero Gunn sabe disimular tan bien esa inspiración que no creo que muchos se hayan dado cuenta -no lo hicieron tampoco en el caso de la primera parte y no creo que lo hagan en esta- y, en cualquier caso, considero que es perfectamente legítima y nada criticable en absoluto. Porque esta segunda parte construye sobre la primera a base de hacer crecer a los personajes sobre sus cimientos, y si bien a ratos Gunn se recrea demasiado en ciertos planos y en el montaje abusa de la camara lenta, cada escena está construida con el único objetivo de construir y avanzar la historia, sin caer en el error de introducirnos chistes o escenas de acción inecesarias.
Si algo nos deja claro Guardianes 2 es que Gunn es todo un tesoro para Marvel, y que harían bien en seguir dejándole hacer todo lo posible. La proyección que se insinúa para el lado cósmico de Marvel es enorme, con posibles spinoffs de los Ravagers -los Guardianes originales, vaya- y hasta una posible adaptación del Warlock de Jim Starlin. No lo olvidemos, la primera historia del Warlock de Roy Thomas hablaba de un eden construido por el Alto Evolucionador lleno de hombres bestia… Algo que puede recordarnos bastante al Retorno del Jedi, que es la siguiente película que le toca servir como inspiración para la trilogía de James Gunn. Veremos…