A la hora de decidirme a ver una película son muchas las razones que me impulsan a ello, pero básicamente se podrían reducir a las recomendaciones de amigos y a la curiosidad. Una curiosidad que a veces viene por parte de un tráiler o una sinopsis que me llama la atención o simplemente por comprobar como es el trabajo de alguien cuya trayectoria desconozco pero que va a realizar un proyecto que me interesa. Y básicamente es esa curiosidad la que me decidió a ver de una vez “What we do in the Shadows“ la película dirigida y protagonizada por Taika Waititi, cuyo próximo proyecto con Marvel en Thor: Ragnarok me ha hecho descubrir a un interesantísimo y divertidísimo profesional que con una sola película ya se ha ganado un hueco entre mis directores favoritos.
Pocas veces hemos visto vampiros como estos
Viago, Vladislav, Deacon, y Petyr son cuatro amigos que comparten una casa en un suburbio de la capital Neozelandesa y que al aceptar ser los protagonistas de un documental son acompañados por un equipo de cámaras que documentara sus quehaceres diarios las veinticuatro horas del día. Un interés motivado porque no son precisamente unos simples compañeros de piso normales y corrientes, sino centenarios vampiros que van a compartir con el público que es lo que hacen en las sombras, ocultos de la luz del día.
Pero en el fondo no dejan de ser cuatro colegas con muchas cosas en común
Al género del “falso documental” le tengo bastante cariño gracias sobre todo a The Office y Parks and Recreations, lo que sumado al tono de comedia negra (a veces negrísima) que transmitía la historia provocaron que le tuviese muchas ganas a esta película. Pero para mí vergüenza, y pese a las constantes recomendaciones, he tardado más de la cuenta en decidirme a verla (demasiadas series de televisión…), pero como se suele decir, más vale tarde que nunca. Pero al final, y aunque un poco tarde, he descubierto no solo una película divertidísima que me ha tenido enganchado de principio a fin, sino a un director muy original con cuya filmografía me tengo que poner al día con urgencia. Una filmografía a la que convendría añadir el cortometraje original del mismo título rodado con el mismo equipo en 2006 y del que esta película es un remake con mayores medios.
Tras ver la película conviene echarle un ojo a este «borrador» realizado ocho años antes
Una de las cosas con las que más he disfrutado en esta película es ver como Taika Waititi ha agarrado todos los tópicos posibles del genero vampírico (uno que ya me tenía algo aburrido), con unos personajes que representan diferentes arquetipos de los vampiros cinematográficos (Nosferatu, el Dracula de Coppola o Entrevista con el Vampiro) y los ha convertido en algo absurdamente cotidiano. Una cotidianidad que incluye los periódicos asesinatos que estos vampiros cometen para alimentarse y que muestran con toda la inocencia del mundo ante las cámaras, sus enfrentamientos con manadas de hombres lobo y sobre todos sus tristes intentos de adaptarse a una vida moderna que no parecen capaces de comprender (y que justifica de forma perfecta como pese a que quieren vivir en secreto aceptan ser grabados a todas horas).
El siglo XXI supone todo un choque cultural para estos vampiros
Porque lo grande de esta película es que pese a la naturaleza de sus protagonistas, estos no dejan de ser cuatro amigos inadaptados enfrentados a un constante choque cultural en un mundo que les ha dejado atrás, unos personajes con los que es difícil no simpatizar, e incluso apiadarnos de ellos, pese a las atrocidades que les vemos cometer. Una comedia que además se beneficia de un ritmo que en ningún momento decae pese a tratarse básicamente de una colección de anécdotas sin más hilo conductor que la amistad de estos peculiares personajes.
Y tampoco le hacen ascos a algo de gore puntual
Pero sería algo injusto adjudicarle todo el mérito de esta película solamente a Taika Waititi, quien aunque es cierto que aquí ha co-protagonizado, co-dirigido y co-escrito magistralmente la película, no podemos obviar el trabajo de su viejo amigo y habitual compañero de fatigas Jemaine Clement. Alguien que en esta enésima colaboración juntos, en una trayectoria que ya lleva durando más de veinte años, se ha quedado con el personaje más divertido de toda la película, un vampiro que básicamente es una versión cansada y tristemente patética del Dracula de Coppola y que acaba robando algunos de los mejores momentos de la película.
Aunque no me atrevería a decir que Jemaine Clement y Gary Oldman fueron separados al nacer…
No tenía claro que esperar de esta película, pero desde luego no esperaba pasármelo tan bien como lo he hecho finalmente. Aunque lo mejor sin duda, como ya he mencionado más arriba, es que esta película me ha servido para descubrir a un interesantísimo director con una forma muy peculiar de enfocar sus historias y cuya carrera habrá que seguir muy de cerca más allá de blockbusters superheroicos. Yo por mi parte voy a seguir poniéndome al día con su filmografía (que no se si decir que por suerte o por desgracia de momento no es muy extensa) y recomendar a todo el mundo que aún no le haya dado una oportunidad, que se hagan un favor y lo hagan, que no se arrepentirán.