Después de grandes momentos como “Me he leído la Historia Interminable por primera vez en pleno siglo XXI” o “Estoy viendo The Clone Wars después de Rebels”, llega ahora “He visto la película de Deadpool/Masacre el pasado fin de semana”, pero como suelo decir (y como diré en el funeral de Diógenes) más vale tarde que nunca. Sí, me lo he tomado con calma, pero es que pese a las incontables reseñas positivas, la franquicia de mutantes de la Fox me ha dado más disgustos que alegrías y no me acababa de fiar del todo, y menos con una película que suponía el debut de su director y que contaba con un presupuesto ridículo para este tipo de películas de superhéroes. Pero tras el visionado he podido confirmar que pese a no ser una película perfecta, mis temores estaban muy infundados y que esta sea probablemente la películas de superhéroes de la Fox con la que más he disfrutado. Y aunque a estas alturas ya no voy a contar nada nuevo, no por ello voy a desaprovechar la oportunidad de comentar esta película con la que tan bien me lo he pasado.
Si llego a esperar un par de semanas mas podría haberla visto en febrero…
Wade Wilson (Ryan Reynolds) parece tenerlo todo en la vida, un físico envidiable, un trabajo que le permite hacer uso de la violencia más extrema y ganar dinero con ello y una mujer tan loca como el que le quiere a pesar de todo (Morena Baccarin), pero su vida perfecta se derrumba al descubrir que tiene un cáncer terminal. Desesperado y dispuesto a agarrarse a lo que sea, Wade acepta la oferta de un misterioso grupo que promete no solo curarle, sino convertirle en un superhéroe con habilidades que solo puede soñar. Pero cuando el experimento sale mal y le cura pero transformándole en un ser deforme e indestructible, solo queda un camino para Wade Wilson, “morir” y con su nueva identidad de Masacre tomarse la venganza más brutal, sanguinaria y divertida que uno pueda imaginar.
El gore que no falte
Desde que se anunció este proyecto tenia mis dudas de que fuese posible llevarlo a cabo, unas dudas que la propia Fox debía compartir teniendo en cuenta todo lo que les ha costado sacar adelante un proyecto al que solo dieron luz verde tras “filtrarse” una escena rodada para convencer al estudio y que lo que consiguió fue convencer a todo el mundo. Pero es que además constantemente nos encontramos con películas basadas en comics en las que muchos elementos característicos de los personajes son rebajados para que sean más fácilmente digeribles por el gran público, y Masacre era un personaje demasiado cafre, hiperviolento y políticamente incorrecto como para que cualquier estudio no quisiese convertirlo en otra cosa. A eso había que sumarle que Fox parecía confiar tan poco en el proyecto que la película iba a contar con un presupuesto ridículo y que además su director, Tim Miller, era un novato que hasta entonces solo se había encargado de supervisar escenas de acción, efectos visuales y diseñar las cabeceras de un par de películas. Nada me hacía pensar que de aquí podría salir una gran película, pero al final lo que ha salido ha sido una película tremendamente divertida.
Todos nos quedamos igual de sorprendidos
Y curiosamente todo ha sido gracias a mantener un respeto enorme por el material original. De entrada nos encontramos con que (a diferencia de en Wolverine: Origins, película que estaos de todos de acuerdo que no ha existido) el uniforme de Masacre se ha respetado hasta tal extremo que casi da miedo. Nada de hacerlo todo en color negro (Maldito Bryan Singer), quitarle la máscara o hacer que vaya vestido como si fuese el Agent X (el personaje que le reemplazo brevemente hace una década y pico), Masacre ha llevado un uniforme que podría estar sacado de cualquier comics y que ha venido acompañado de una máscara en CGI para poder conservar la expresividad del personaje. Después de esta película no quiero volver a oír la excusa de que los trajes de los comics no se pueden trasladar bien en imagen real o que es necesario hacerles mil retoques (y añadir docenas de rayas y pegotes innecesarios) para que funcionen.
Pero luego los X-Men a la que te descuidas se vuelven a vestir todos de negro
Pero es que pese a que la película cuenta con unos villanos tremendamente sosos (tanto que no merece la pena ni perder tiempo hablando de ellos) y que se nota prácticamente a cada momento lo escaso de su presupuesto, Tim Miller y su equipo parecen haber hecho de esto una virtud. Y es que aunque los escenarios en los que transcurre la historia casi se pueden contar con los dedos de una mano, se nota que casi todo el dinero se les ha ido en un par de escenas concretas y el CGI de Coloso (pese a curiosamente ser la versión más fiel que he visto hasta ahora en una película) parece salido de una película de hace más de una década, la ausencia de presupuesto les ha obligado a todos a ser más creativos y explotar los puntos fuertes del personaje y su entorno que no requerían de dinero para funcionar.
Pues eso, a la mierda las limitaciones
Porque donde realmente este Masacre ha sido auténticamente fiel a sí mismo (Al Masacre molón de Joe Kelly, Daniel Way y compañía) ha sido en ese sentido del humor brutal y sin filtro que parecía más propio de una serie de Adult Swin que de una película de superhéroes de un gran estudio. Humor bruto, grosero, infantil, ausente de toda sutileza y con momentos que casi rozaban el asco, vamos, básicamente lo que es Masacre cuando lo escriben bien. Un humor muy necesario en una película como esta y que estoy seguro que no habrá sido del agrado de todo el mundo, pero que hacía mucha falta para que el personaje fuese fielmente representado.
Que falta hacia un personaje así en el cine de superheroes
A eso tenemos que sumarle las constantes rupturas de la cuarta pared en las que la película se ríe de sí misma, del resto de la franquicia del propio Ryan Reynolds e incluso con las películas de Marvel del MCU (¿el escenario de la batalla final es un Helitransporte estrellado?). Un papel que esta vez sí que le ha venido como anillo al dedo (broma totalmente intencionada) a un Ryan Reynolds que en su tercera incursión en el género superheroico (tras ser Hannibal King en Blade III y Hal Jordan en Green Lantern) por fin ha encontrado un personaje la medida de su humor negro, tan a su medida que a veces es difícil saber dónde termina el actor y empieza el personaje. Una combinación casi perfecta que ha contribuido a hacer de esta película el éxito inesperado que ha sido.
Que no se diga que no saben reírse de si mismos
Quizás lo único que no me ha gustado de la película es la visibilidad (y los royalties, la subida de ego, el vender más personajes para que se hagan películas) que le ha dado a Rob Liefeld, alguien que si bien es cierto que es el “creador” del personaje, lo único que realmente se puede adjudicar de Masacre tal y como lo conocemos ahora y como ha aparecido en la película, es el traje y el nombre, ya que esa personalidad que tanto ha gustado tanto a lectores durante años como a espectadores ahora, se la debemos a todos los que trabajaron en el personaje después que el, a los Nicieza, Waid, Kelly, Way, etc que hicieron de aquel secundario genérico toda una estrella. Pero supongo que es un pequeño precio a pagar por haber disfrutado de una película tan divertida.
A este (Rob) le toco la lotería a base de sacar como churros un personaje infumable tras otro y ahora vive como quiere…sigh
Pero aunque con Masacre me lo he pasado de miedo, ahora me aterra que su inesperadísimo éxito haga que en su secuela el estudio quiera controlar muchísimo más de cerca el producto final y la película pierda la frescura y el gamberrismo de esta primera entrega para convertirse en un producto para todos los públicos. Pero ahora solo nos queda esperar cruzando todos los dedos para que esto no acabe “Singerizandose” como el resto de la franquicia mutante y que esta película no acabe siendo una rareza dentro de la oferta de la Fox.