Me preguntaban hace poco por qué me gustaba Rebels más que Clone Wars, si al final ambas series habían sido realizadas más o menos por el mismo equipo y, dejando de lado las ambientaciones, temáticamente eran más o menos parecidas. Creo que la mejor forma de responder a esa pregunta es ponerte a ver Rogue One, una película que le deja claro al espectador que el protagonismo de los jedi de los últimos quince años ha sido excesivo, y que ya es hora de que recordemos que no son palitos de colores todo lo que reluce…
Porque Gareth Edwards creció como nosotros con Star Wars, y sabe que nuestras memorias están a bordo de un Xwing. Que están en el Halcón Milenario, que se mueven sigilosamente para evitar ser vistas por unas tropas de asalto que prefieren comentar modelos de naves que hacer correctamente su trabajo, y que son memorias que residen habitualmente entre los pozos sin fondo de la Estrella de la Muerte y suelen llevar un blaster en las manos. Que nuestro héroe era Han Solo y no tanto Luke, que era el protagonista pero no el que realmente molaba. Que al final, lo que más nos gustaba hacer en los videojuegos era meternos en ese mundo galáctico y corretear por el, respirar su aire y descubrir algo nuevo y cada vez más raro a cada paso. Todo vuelve a ser sucio y gastado en Rogue One, todo es oscuro y esta viejo, se percibe en el ambiente esa fatiga de combate de una rebelión que apenas acaba de empezar. Nadie quiere ser el héroe y el Imperio vuelve a ser ese enemigo invencible que tenía todas las de ganar pero aun así acababa derrotado en La Guerra de las Galaxias gracias a «La Fuerza». Pero esto es Rogue One, aquí no está La Fuerza.
Porque vamos a dejarnos de rodeos, Rogue One es un peliculón. Probablemente tenga algunos problemas de ritmo en su tramo inicial, o los personajes no acaben de encajarnos o interesarnos al principio, pero según se acerca el tercer acto, empezamos a empatizar con ellos y entender por qué se meten en estos follones. Entiendes por qué la rebelión había fracasado hasta entonces, el cambio que supone la presencia de gente como Jyn Erso y por qué Cassian Andor lo tenía todo para ser un héroe pero se quedó por el camino. Hay un mensaje claro en todo esto, para derrotar al Imperio no hacen falta sables láser o poderes jedis, lo que hace falta es decir basta y levantarse contra lo que sea. Que todos arrimen el hombro y den ejemplo, igual que la madre de Jyn hace al principio de la película. Que sin el sacrificio de todos no llega la inspiración de nadie, y en general Rogue One consigue transmitirnos la sensación de que esta película no es un relleno, no es un fanfilm ni es un Universo Expandido de tantos, es una historia que merecía la pena contar.
Y mientras unos se pasarán la película echando de menos las composiciones de John Williams, esas que asoman timidamente entre las de Michael Giacchino, el tipo aquel que nos deslumbraba con sus bandas sonoras de Medal of Honor o Call of Duty y que deja claro que hay pocos que sepan componer música de guerra como él, otros estarán buscando cameos de personajes o guiños de las películas originales, los que no sean fans de la serie de películas parida por George Lucas descubrirán una película que joder, que funciona. Que, repito, es divertida, que es valiente y que demuestra que este es un universo que merece la pena explorar sin tener que estar todo el día con el sable en la mano. Decía el lunes que los simuladores de naves de Star Wars marcaron parte de mi educación como jugador de videojuegos y de mi afición por la serie, y que si Rogue One era la película de pilotos espaciales que siempre había soñado lo mismo me daba un infarto en el cine y M’Rabo podría ser al fín libre. Rogue One no me ha provocado un infarto, pero os aseguro que Giacchino y Edwards se las arreglan para poner en pantalla algunos planos que han estado muy cerca de hacer que me derrumbara en un cine de una forma que nadie ha conseguido hacer hasta ahora.
Sí, soy un gran fan de Star Wars. Soy capaz de recitar de memoria diálogos enteros y sé que número de modelo y fabricante tienen los X-Wing o que significan las siglas TIE de TIE Fighter. Pero a la vez nunca he tenido mi casa llena de muñecos y demás merchandising, nunca me ha interesado el fenómeno asociado y me he limitado a ver las películas/series y videojuegos, apenas preocupándome mucho por los cómics salvo cuando contaban con algún autor que me gustara. Y puede que mañana se me quite el subidón y empiece a verle los errores que tan facilmente ahora soy incapaz de ver, pero los que léeis Brainstomping sabéis que estoy muerto por dentro y que soy un cínico que a duras penas esta consiguiendo demostrar que sigo vivo.
Y yo os digo que Rogue One es la hostia. Que vayáis al cine a verla, antes de que os la reviente uno de tantos idiotas de los que dicen que «como ya sabes el final, nada es spoiler» y reclamad para vosotros todo lo que la trilogía de precuelas no supieron daros y creíais que ya no ibais a tener por ser demasiado viejos, por haber visto demasiado cine, por entender demasiado bien las reglas del juego y porque la Estrella de la Muerte está demasiado vista.
Y volved el lunes y hablamos ya con spoilers para fliparnos de verdad entre todos…