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¿Realmente merece la pena volver a ver Dragon Ball?: Dragon Ball Super

Dragon Ball Super es esa continuación de Dragon Ball Z que no se llama Dragon Ball GT, y que supuestamente es más legítima que esta última porque el argumento se le ocurrió a Toriyama. O eso dicen ahora, porque en su día también decían que GT estaba supervisadísima por el autor original de la serie y así les lució el plumero. Lo cierto es que Dragon Ball Super empezó de la peor forma posible repitiéndonos la historia de las dos películas (La Batalla de los Dioses y La Resurrección de F) y una polémica gorda de regalo al hacer gala de una de las peores animaciones que se recuerda en los últimos tiempos. Hoy es el día en el que parte del personal dice que Dragon Ball Super ha mejorado mucho y ya está a la altura del original, ¿será eso cierto? Veamos…

Disclaimer: Aunque en el opening aparezca el SS3, en la serie pasan de el como de la mierda.

Dejando de lado los refritos, tenemos que Dragon Ball Super de momento se ha compuesto de dos sagas: La actual de Black y su antecesora, el torneo de los dos universos. El torneo es un torneo más, con Son Goku, Vegeta y Piccolo tomando parte en el mismo y enfrentándose a versiones alternativas de Freezer o conociendo a saiyans defensores de la paz y el orden. No hay mucho donde rascar, porque al fín y al cabo hasta en el Dragon Ball original los torneos no dejaban de ser la parte más sosa de la serie narrativamente hablando; es cierto que es en estas historias donde el personaje de Goku va aprendiendo humildad y va afianzando su amistad con Krillin, pero en realidad la historia gorda del manga siempre fue la que se contaba entre torneos. En Super pasa algo parecido, porque si bien el desarrollo del personaje de Goku lleva estancado desde 1989 y el inicio de Dragon Ball Z, Vegeta y Piccolo andan parecidos y la única intriga que nos queda es la de conocer a los nuevos personajes que nos van presentando y el saber si le dejarán ganar a Goku al final. La saga fue tan tontorrona como cabría esperar y con mucho chiste facilón, pero la trama no se alargó demasiado y podría decirse que los guionistas han entendido la razón de ser principal de los torneos en el manga original: No darle nunca una victoria decisiva a Son Goku y tratar de dejar al espectador con ganas de más (en este caso, la convocatoria de un torneo aun mayor para dentro de un tiempo).

Casi todos los endings son la mar de lamentables, muy genéricos y sin mucho que ver con lo que esta contando la serie.

Y con esto llegamos a la recién finalizada saga actual, esa que esta trayendo de cabeza tanto a muchos fans de Dragon Ball Z como para que empiecen a poner Super a la altura de su sacrosantísima serie de tipos peludos que se transforman y se fusionan y esas historias. La saga de Black -a falta de un nombre oficial mejor- viene a continuar la historia del futuro alternativo en el que los androides del Doctor Gero dejaron la Tierra hecha unos zorros y el único superviviente capaz de presentar un poco de resistencia a su reinado de terror era Trunks, que viajaba al pasado para evitar que todo esto pasara y acababa descubriendo que tenía que joderse porque su intervención solo crearía otro futuro alternativo y que nunca podría cambiarlo todo como si fuera Barry Allen. Su historia, como recordarán los que la vieron/leyeron en su día, terminaba con Trunks entrenándose con Vegeta y esta gente y convirtiéndose en un tipo lo suficientemente fuerte como para poder pegarle una soberana manta de palos a los androides y así liberar su presente de todos los males. Misteriosamente nunca llegaron a contarnos si Trunks tuvo que hacer frente a las incontables amenazas posteriores como Majin Boo que sí que surgieron del futuro en el que Son Goku y compañía sobrevivían, pero tanto da…

Éste es el único que toca algo de lo que ocurre en la serie en ese momento, pero esa cosa que llaman música…

Porque en la saga de Black lo que ocurre es que así de sopetón aparece un tipo idéntico a Son Goku en el futuro con la intención de exterminar a toda la raza humana, con lo que Trunks y los escasos supervivientes de la humanidad, que ya pensaban que podían reconstruir su civilización tranquilamente, se ven obligados a vivir escondidos y a pedirle sopitas otra vez a la gente del pasado. El inicio de la historia se centra principalmente en descubrir la verdadera identidad del villano y tratar de anular su creación en el presente, pero el centro de las peleas se da, a diferencia de la saga de los androides original, en el futuro al que viajan Vegeta y Son Goku buscando bronca. Es interesante ver como los fans de la serie parecen estar encantados con una saga que es tan parecida a la original y que aporta tan poco sobre ella, pero la construcción del nuevo villano parece ser suficiente como para compensar el que ninguno de los héroes muestre el más mínimo conflicto o evolución; Son Goku solo busca una buena pelea y «hacer justicia», a Vegeta le pasa un poco de lo mismo además de tener la motivación extra de defender a su propio hijo, Trunks.

Y este es el ending actual, un himno a la gastronomía genérico a más no poder.

A estas alturas Dragon Ball Super solo trata de contentar a los fans de Z y ni de lejos mira ya hacía la serie original, a la cual de vez en cuando ha hecho unos cuantos guiños completamente superficiales en forma de unos cuantos chistes infantiloides, aunque sin llegar al extremo de GT con homenajes mal entendidos como «infantilizar» a Son Goku. Las personalidades de los personajes ya son una mera caricatura de lo que fueron, y aunque es agradable el ver que se considere a Son Goku como el merluzo que es, en ocasiones hasta se abusa de ello y empieza a parecerse peligrosamente a una versión japonesa de Homer Simpson. Por su lado, Vegeta no para de realizar actos de nobleza como si a estas alturas nos fuera a sorprender que los hiciera, dado que el tío empezó a redimirse allá por la saga de los androides y hasta sacrificó su vida en la Saga de Majin Boo; si Toriyama acabó la serie cuando la acabó era precisamente porque en esos personajes no había más cera que la que ardía, y el único destino que podía esperarle en una posible continuación al pobre Vegeta era el de residente permanente de la Kame House junto a personajes que ya habían cumplido su ciclo como Yamcha, Krillin o el mismísimo Duente Tortuga.

Personajes como Krillin y Bulma son clásicos que deberían recuperarse muchísimo más.

Sin embargo, Vegeta es el gran coprotagonista de Dragon Ball Z igual que Krillin lo fue en su día de la Dragon Ball original, con lo que Super necesita seguir mostrando a Vegeta por aquí y por allá en vez de mostrarnos a un nuevo personaje. No hay intención de recuperar a Gohan (al fín y al cabo la gracia del personaje era ver como crecía junto a su padre para sustituirlo, cosa que al final no ocurrió) pero si de mantener el duo Goku-Vegeta, lo cual me parece un tremendo error si no se introduce ningún elemento nuevo en esa relación. Porque si ha habido una equivocación habitual en Dragon Ball es la de desechar personajes una vez ya habían cumplido su función, no siendo conscientes de que tal vez un Krillin con una pequeña vuelta de tuerca puede dar bastante juego como ya lo dio en su día en sagas como la de Namek o la de los androides, donde la amenaza lo superaba ampliamente en poder pero aun así el hombre ahi se mantuvo aguantando el tipo junto a otro clásico como Bulma.

Los diseños de los personajes del torneo entre universos son bastante sosetes, sobre todo el tal Hit.

Mi opinión sobre Dragon Ball Super es que es un más de lo mismo, un Dragon Ball Z. Y aunque es cierto que se ve cierta mejora en la serie tras varias historias en las que daba la impresión de que no se sabía ni que contar, lo cierto es que solo la nostalgia puede impulsarte a ver esto, y que la serie adolece de una constante vuelta al status quo original con la sutil diferencia de los personajes de Bills y Whis, seres extremadamente poderosos dispuestos a pulsar el botón del Deus Ex Machina cuando es necesario. Si a esto unimos el hecho de que cada vez que se ve el desenlace de una saga, los espectadores se rasgan las vestiduras porque el final nunca está a la altura de sus expectativas, para volver a enamorarse d ela serie con el planteamiendo de la siguiente saga, tenemos que Dragon Ball Super es un torbellino emocional sólo para nostálgicos de Dragon Ball Z. Aunque al final los fans de Dragon Ball son tremendamente volátiles, sólo hay que ver lo contentísimos que estaban con la Saga de Black hasta que en los dos últimos episodios de la historia empezaron a echar sapos y culebras y decir que era peor que GT. No hay quien los entienda…

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