Una palabra que se usa mucho ahora en internet es «hype», que en castellano se traduce algo así como «expectación». En estos tiempos en los que hay películas de Los Vengadores o La Liga de la Justicia y hasta en la tele vamos a ver a la JSA, M’Rabo suele decirme que no tengo sangre en las venas porque estos proyectos no me provocan una excitación digna de una fan de Justin Bieber. Pues bueno, pues vale, yo prefiero ser don corazón de hielo a que cada anuncio que suelte la CW me haga mojarme entero. Pero luego pasa esto:
Tiene narices que lo que menos me emocione de este trailer sea que sale Darth Vader.
Tengo todas las venas de mi cuerpo tan hinchadas que parecen cables de alta tensión. Volvemos a lo mismo que con el trailer anterior, no sé si la película será buena, pero los trailers han hecho que merezca la pena. Han pasado treinta y seis años desde el Retorno del Jedi y de películas que trataban de recuperar «la esencia» de Star Wars, pero al final todos sabemos que en el corazón de la trilogía original estaba la lucha de la Rebelión contra el Imperio. Esa estética sucia, esa gente vestida con harapos luchando contra generales y almirantes con el uniforme recién salido de la tintorería. Estamos hablando de una vuelta a la esencia, de volver a lo que se han pasado cuarenta años imitando y nunca han tratado de igualar. Ya sean videojuegos, cómics o hasta series de animación, no hemos vuelto a tener al Imperio en el cine. Y necesitábamos al Imperio, vaya que sí.
Gareth Edwards se ha destapado como un tipo tremendamente inteligente, que ha sabido que tenía que hacernos tragar esta precuela por los ojos. Y en vez de limitarse a calcar la fotografía o la dirección del propio Lucas en Star Wars (la de 1977), Edwards es un director espabilado y ha mirado más a sus contemporaneos, a los directores de foto que hacían thrillers y películas de espías. A Derek Vanlint en Alien, al Michael Chapman de Taxi Driver o el remake de La Invasión de los Ladrones de Cuerpos. Estamos hablando de que lo que ha hecho Edwards ha sido pensar en la fotografía que los jefazos de la Fox quisieron para la película en los 70, y aplicándosela a una película de hoy en día te da un resultado nostálgico y a la vez crudo, duro, sucio al estilo del cine de aquella época y que la propia Star Wars desterró con la creación del blockbuster veraniego. Vamos, que en lo visual y por lo que vamos viendo me tiene vendido…
Porque al final esto es un trailer, una promo hecha para hacernos creer que ésta es la película que estamos buscando. Y es que no todo lo que hemos oido sobre ella suena bien, después de todo han habido problemas con el montaje y demás drama que no hace presagiar nada bueno. Quiero pensar que el hecho de que estemos hablando de la primera película paralela a la serie principal tiene nerviosa a la gente de Lucasfilm, pero lo que está claro es que la estética de la película la han clavado. Y aun así amanecemos hoy con el trailer, pero a la vez internet ya se ha lanzado a mezclar churras con merinas, a pegarse por chorradas, y parece que los de siempre quieren convertir esto en otra batalla campal en la que unos apoyan la película -que luego ni sé si van a verla- porque la protagoniza una mujer y otros la atacan por ello. Que les jodan.
Me parece mucho más honesto el debate con los que reivindican las precuelas, esos que estan muy mal de la cabeza y prefieren esos engendros a la trilogía original, porque la venganza es uno de esos platos que se sirve frío, y tras tantos años de padecer la morralla precuelera, de repente ahora todo es trilogía original. Y todo esto a la vez que algunos se dedican a reclamar videojuegos de la batalla de Jakku y poder jugar con Rey en el Battlefront, no siendo conscientes de que toda la maquinaria de Lucasfilm está centrada en recuperar a la trilogía original, en explotar y reavivar la llama nostálgica igual que ahora mismo estamos viviendo el revival/remake de tantas historias que nos hicieron tilín en los 80.
Sí, Rogue One está explotando nuestra nostalgia, se aprovecha de nuestras debilidades. Los trailers al final no dejan de ser publicidad, cápsulas de información con el único objetivo de picar el interés por la película, de hacer que nos imáginemos teorías sobre si Jyn Erso es Leia (que tiene que serlo, maldita sea) y que especulemos sobre cómo se desarrollará la historia, aunque con ello nos estemos spoileando la historia a nosotros mismos. Tal vez los problemas de la producción se acaben notando en el producto final y salgamos del cine más decepcionados que en 1999 (para 2002 ya íbamos más avisados), pero ese calorcito nostálgico ya no nos lo quita nadie. Porque vuelvo a sentir la sangre en mis venas, y eso es bueno…