Star Wars Rebels sigue siendo la mejor razón para la compra de la franquicia por parte de Disney, y sigue manteniendo el nivel para que podamos considerarla lo mejor que se ha hecho con la franquicia desde antes de las precuelas. Tiene narices que a estas alturas de la vida a uno la serie que más le guste sea una de animación 3D del Universo Expandido, pero que le vamos a hacer, la cabra tira al monte…
No voy a repetirme, ya sabéis que Rebels fue la serie que Disney encargó al equipo que hasta entonces había estado realizando Clone Wars y que continúa dicha serie quince años más tarde con otros protagonistas, un comando independiente de la Alianza Rebelde que trata de luchar contra un Imperio Galáctico en todo su esplendor. Si en la primera temporada el peso de la trama lo llevaban personajes como los jedis Kanan o Ezra, en la segunda el equipo de Dave Filoni ha sido hábil y ha empezado a hacer que caiga en el resto del reparto habitual, dedicando historias a Zeb, Sabine, Hera o, como ocurrió la semana pasada, a Chopper aka C1-10P, el mejor droide de Star Wars desde HK-47.
Chopper es como la versión hardcore de R2-D2, con toda su mala uva elevada a la máxima potencia y con una personalidad tremendamente volatil. Es egoista, maleducado y tiene arranques de violencia que en apariencia son peores que los de Kylo Ren, con lo que el que protagonizara un episodio para él solo presagiaba que consiguieramos uno de los mejores episodios de la serie. Pero no podíamos estar más equivocados, porque ha acabado siendo el mejor episodio de la serie.
Y todo esto con una trama que tampoco es ninguna maravilla; la cosa empieza cuando el comando de Hera y los demás rebeldes asaltan una base imperial para robar combustible y Chopper supuestamente se queda guardando la nave para permitir que huyan. Pero el droide ve desde la nave un puesto de venta de recambios en el que tienen de exposición una pata maravillosa que le vendría de maravilla, con lo que abandona su puesto sin ningún complejo y trata de hacerse con ella cueste lo que cueste. Y con la tontería del droide arranca la trama de un episodio en el que Chopper será más cascarrabias que nunca…
Lo mejor del episodio es que es totalmente autoconclusivo e ideal como punto de entrada a la serie, con lo que aunque no hayais estado viendo la serie os lo recomiendo encarecidamente porque creo que os va a gustar -a menos que seais unos amargados, que de todo hay en esta vida-. Es una historia en la que no hay revelaciones terribles ni guiños tremendos a las películas, es una simple historia de droides metiéndose en líos como las tuvieron en su día R2-D2 y C-3PO, sólo que en este caso estamos hablando de que lo han hecho bien, sin estirar la broma más de lo debido y con los personajes siendo consecuentes consigo mismos y villanos torpes y enajenados como en los viejos tiempos.