Llegamos al Episodio II y nos toca hablar de «la estructura en anillo» de las precuelas, de como Lucas intentó hacer simétricas respecto a la trilogía. Algunos piensan que eso es algo buenísimo y genial como las referencias absurdas que plagaban Matrix, yo simplemente pienso que si metes requiebros de ese tipo, más vale que tengan alguna razón de ser. Pero mejor no me extiendo más y vamos al lío…
La cosa funciona así: El Episodio I sería paralelo al VI, ya que los héroes se alían con una fuerza «indígena» (ewoks/gungans), el primer acto consiste en rescatar a alguien de un palacio (Han Solo en el palacio de Jabba, Amidala en su propio palacio), hay una carrera (persecución en el bosque, carrera de vainas) y al final de la película incineran a un jedi (Vader, Qui-Gon). Aparte de todos estos paralelismos, hay unos cuantos más no sólo a nivel argumental, si no también en lo visual. Y esto se mantiene a lo largo de todas las precuelas, siendo La Venganza de los Sith un espejo de La Guerra de las Galaxias, mientras que La Amenaza Fantasma se supone que es el reflejo de El Imperio Contraataca. Y eso debería ser bueno, porque esta última película está considerada como la mejor de la trilogía, ¿no? ¡Naaaaaaah!
La verdad es que se nota la intención de Lucas de hacer esos paralelismos, pero a la hora de la verdad no se resiste a mezclar referencias de unas y otras películas a lo largo de las precuelas. A grandes rasgos se mantiene esa estructura, pero en ocasiones eso hace que argumentalmente resulten forzadas y complicadas de escribir y rodar. Esto provoca que El Ataque de los Clones tenga que imitar la película más compleja de la trilogía, la cual siempre fue el perro verde que no tenía un final satisfactorio y que argumentalmente era la menos tópica.
Y por eso creo que es necesario conocer eso para saber que es lo que realmente hizo fracasar a El Ataque de los Clones, una película que para colmo profundiza aún más en las intrigas políticas de su antecesora y de la que se entrevé la oposición de Lucas a la política exterior de la era Bush y a los «separatismos», sin saber como plasmar estas ideas en la pantalla porque no estamos hablando de que George Lucas tenga la habilidad de un Sydney Pollack (ni que Hayden Christensen sea un Robert Redford, todo hay que decirlo). El tratar de seguir una estructura rara y prefijada, sumado a la conspiranoia que rodea toda la trama principal, provoca que la película sea un pez demasiado escurridizo para Lucas. Consciente de sus limitaciones, para esta película recluta a Jonathan Hales, guionista de El Joven Indiana Jones (con el poco éxito que tuvo esta serie hay que ver lo cabezón que se puso George con ella) y abominaciones como El Rey Escorpión. Los resultados no fueron precisamente bonitos…
Porque El Ataque de los Clones es atroz a nivel de guión. Hales no salva precisamente el guión de Lucas, y los diálogos son los peores de toda la serie. Si en su día Harrison Ford hizo famosa la frase «George, puedes escribir esta mierda, pero no hablarla» y hasta el überfriki Mark Hamill llegó a soltarle la más directa «¡La gente no habla así!», en El Ataque de los Clones tienes a Hayden Christensen y Natalie Portman tratando de hacer creíble el peor diálogo romántico que se haya conocido a este lado de El Profesor Chiflado (y estoy hablando de la de Eddie Murphy, no de la de Jerry Lewis). Frases como «La arena es tosca y se mete por doquier» o «Vos también habéis crecido… En belleza» se han convertido en auténticos memes del diálogo cutre, en la bandera de los detractores de las precuelas.
Si sumamos a todo eso el que la estructura forzada por El Imperio Contraataca es completamente caótica aplicada a los inicios de las Guerras Clon, con Luke «descubriendo la fuerza» y Anakin «descubriendo el amor» y fracasando en su enfrentamiento con el lado oscuro (cuando monta el genocidio de Tusken Raiders, vaya), tenemos una película que no consta de un guión suficientemente bueno como para empezar a rodar. Peor la película salió adelante, con los actores cada vez más mareados por las pantallas azules y Ewan McGregor dándole a la botella y todo el mundo pensando que Natalie Portman era una mierda de actriz y la mujer angustiada porque no le daban más papeles.
El Ataque de los Clones se estrenó en 2002 y para muchos nos resultó completamente marciana. Sí, tenía la Marcha Imperial al final de la película, y veíamos a un porrón de jedis luchar contra un porrón de droides, y todo tipo de escenas de acción de todos los colores y sabores, pero no podíamos empatizar con ninguno de sus protagonistas. ObiWan es un tipo estirado e insoportable, Amidala es una calientap*** del copón y Anakin… Anakin era peor que el niño del Episodio I, que ya es decir. Anakin se ha pasado más de diez años sin acordarse de su madre y de repente empieza a tener pesadillas sobre ella, para acabar encontrandola moribunda en manos de los Tusken. Y entonces los mata, probablemente porque se siente culpable por haber pasado olímpicamente de su madre. Un gran hijo, mejor persona, un niñato consumado con el que no sólo no conseguimos empatizar, si no que ni siquiera lo entendemos. Y para colmo al final de la película se casa con la Portman con las peores líneas de ligoteo de toda la historia del cine…
La actitud de los jedis en general y ObiWan en particular, la conspiración según la cual hace diez años «alguien» encargó un ejército de clones que pagó no se sabe como pero que la República acepta sin hacer muchas preguntas y, en general, el caos incongruente que acaba siendo esta película hace de ella la quintaesencia de todos los problemas de las precuelas. Puede que La Amenaza Fantasma fuera el primer jarro de agua fría, pero El Ataque de los Clones fue la certificación de que esto iba a peor. En su época hubo negacionistas que trataron de ver sólo la parte positiva, pero para la mayor parte de los fans de la serie el Episodio III no podía llegar lo suficientemente pronto para ponerle un punto y final a todo este despropósito. Era la película en la que saldría Darth Vader, la película en la que surgiría por fín el Imperio Galáctico y nos libraría de tanto jedi desgraciado. Quién sabe, podía ser la película en la que un prototipo de la Estrella de la Muerte volara Naboo y todos los gungan del universo gritaran a la vez y se callaran para siempre…