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La Amenaza Fantasma: Hacia El Despertar de la Fuerza (IV)

«It’s good enough» solía decir George Lucas en los reportajes detrás de las cámaras, en esas pequeñas piezas promocionales que se utilizaban para promocionar La Amenaza Fantasma, la nueva película de Star Wars. Lucasfilm había vuelto a reunir el mejor talento de la industria, pero esta vez el cineasta ya no estaba buscando la excelencia de realizar algo nunca visto, ésta vez se conformaba con que fuera «suficientemente bueno».

Pues no, ni siquiera era «suficientemente buena».

La Amenaza Fantasma se anunció dentro de la celebración del vigésimo aniversario de Star Wars, con el reestreno en cines de la trilogía original en aquella cosa que se llamó «edición especial». Lucas excusó la década y media de ausencia de la serie en los cines por la falta de tecnología para llevar a cabo los efectos especiales que necesitaba la nueva historia, pero los efectos digitales de mediados de los 90 y los dinosaurios de Parque Jurásico le habían dejado claro que ya era hora de empezar a pensar en llevar al celuloide los paisajes de Coruscant. Así que se puso manos a la obra y empezó a escribir a lápiz en su vieja libreta el guión de la nueva entrega, sin pararse en ningún momento a pedir ayuda a alguien que realmente supiese escribir…

Lucas nunca explicó como funcionaba el mangoneo de Palpatine a la pareja basura nemoidiana esta, eran idiotas y en paz.

La Amenaza Fantasma se presentó en un principio como la primera entrega de una trilogía de precuelas que contaría la historia del padre de Luke Skywalker, y serviría como preparación para el plato fuerte, los Episodios VII, VIII y IX de Star Wars, con el regreso de Luke, Han, Leia y compañía. Pero al volver al proceso creativo de implicarse tanto en una película le pasó factura a Lucas, que se dió cuenta de que si se pasaba tres años por película y tenia que hacer seis, tardaría 18 años de nada en terminar con Star Wars y estrenaría la última entrega en 2014 casi con 70 años. Así que poco antes del estreno de La Amenaza Fantasma echó un jarro de agua fría sobre los fans: la continuación de la trilogía original nunca existió, nunca tuvo la más mínima idea de como continuarla y no pensaba realizarla.

¿Creíais que estos dos tenían poca química? Pues esperad a que el niño crezca…

La expectación creada durante todos aquellos años desde El Retorno del Jedi, sumada a su estreno a finales de los 90 en plena eclosión de internet en Estados Unidos, supuso que el Episodio I fuera el gran acontecimiento cinematográfico de 1999 y la «única esperanza» para unos fans que habían padecido década con algunos de los peores veranos cinematográficos de la historia (Godzilla, Independence Day, Batman & Robin). Los estrenos que competían con la cinta de Lucasfilm eran la segunda parte de Austin Powers y un engendro lovecraftiano de John Peters llamado Wild Wild West; La Amenaza Fantasma lo tenía todo para triunfar y fue la película del año, a pesar de que le salió un tapado de última hora en la figura de The Matrix.

¿Tenía sentido meter una carrera de vainas en mitad de la película? Probablemente no, pero a Lucas le encantan las carreras de coches.

Pero la ya mencionada expectación se sumó a un incipiente internet que provocó una retroalimentaron salvaje con lo que, a pesar de que la película era todo un éxito de taquilla, el contragolpe de la crítica no se hizo esperar: «George Lucas no sabe dirigir», «George Lucas no sabe escribir diálogos», «la película parece un videojuego»… Y lo peor, «ésto no está a la altura de las películas con las que crecimos». Las peleas entre los detractores y los precueleros durarían hasta la actualidad, aunque el tiempo acabaría dando la razón a los detractores. La Amenaza Fantasma no había contado con Lawrence Kasdan para arreglar el guión, ni con Gary Kurtz o Howard Kazanjian para producir la película. Ahora Lucas había escrito y dirigido la película él solo, y su productor era un tal Rick McCallum, un productor de televisión que ya había participado en Las Aventuras del Joven Indiana Jones, de pobres resultados.

¡Hagamos un clímax espectacular en el que un montón de gente que no nos importa en absoluto se pega con un montón de robots sobre una mesa de billar!

¿Es La Amenaza Fantasma una catástrofe cinematográfica? Personalmente creo que podría haber sido peor, y para los que vivimos aquella época nuestro mayor miedo era que ni siquiera La Guerra de las Galaxias nos liberase de tanta mediocridad cinematográfica. Mis artículos sobre la película los hice en 2010 y ya tienen unos añitos, pero repasándolos me doy cuenta de que sigo pensando más o menos lo mismo. Así que echadles un ojo si tenéis interés por saber lo que pienso. En cualquier caso lo peor todavía estaba por llegar, con un George Lucas tratando de emular El Imperio Contraataca sin entender en absoluto lo que había hecho funcionar la película. Preparaos para la mayor historia de amor de las precuelas, preparaos para lo que George Lucas definió como «Titanic en el espacio», preparaos para El Ataque de los Clones.

Es la peor de las tres. En serio.

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