Se suele decir que a George Lucas le daba igual su propia criatura, y que miraba de forma cínica a la gente en cuanto le hacían una pregunta sobre algún detalle de la historia de la serie. Solía contestar con una pregunta, «are you a fan?», y su respuesta era obviar la pregunta como si la historia no tuviera que tener sentido. Ésto solía enfadar a muchos de los fans, que no acababan de ver detrás del cinismo de su no-tan-ídolo y darse cuenta de que el mayor fan era el propio George Lucas.
Porque entre los años entre El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, George lo sacrificó absolutamente todo por acabar su trilogía. Se había tomado unas pequeñas «vacaciones» participando en el rodaje de En Busca del Arca Perdida, pero para cuando volvió a aquella galaxia muy, muy lejana Lucas se volcó de lleno en el proyecto. Y lo hizo tomando el control absoluto sobre la película, prescindiendo de su coproductor Gary Kurtz y del director Irvin Kershner, aquellos que le habían «robado» El Imperio Contraataca. El nuevo director iba a ser Richard Marquand, un tipo con un talante más dócil y que, aunque no contaba con el genio creativo de David Lynch -la primera opción de Lucas- llevaría a cabo un proyecto mucho más convencional y que podría terminar de manera satisfactoria la trilogía y permitir que Lucasfilm se embarcara en otros proyectos.
El Retorno del Jedi está considerada como la película más floja de la trilogía, a pesar de que previsiblemente debía de ser la que llevara mayor carga dramática. La idea original de Lucas, Kershner y Kurtz al realizar El Imperio Contraataca era que en El Retorno del Jedi las cosas se pusieran aún peor con la muerte de Han Solo, con Luke exiliándose para aprender a ser un auténtico caballero jedi y Leia teniendo que tomar el papel de líder de la rebelión en solitario. Esta idea original hacía más verosímil el entrenamiento de Luke al darle más tiempo para llevarlo a cabo, con lo que su hipotético enfrentamiento final en el Episodio IX tendría bastante más sentido.
Sin embargo Lucas quería vacaciones de Star Wars por una buena temporada, con lo que tenía que darle un final a la historia inmediatamente. Si sumamos a ello el hecho de que también buscaba el poder seguir explotando comercialmente la marca sin tener que hacer películas, suena hasta lógico que introdujera en esta película unos pequeños osos de peluche completamente vendibles al público infantil en un hipotético spin-off: Los Ewoks. Odiados y amados por igual, los pequeños habitantes de la Luna de Endor llegarían a tener su propia serie de animación y un par de películas en el cine de discreto éxito, porque a la hora de la verdad los fans de la serie lo que buscaban era continuar las aventuras de Luke Skywalker.
Antes comentaba que George lo había sacrificado todo por Star Wars, y es en este punto de su vida en el que, a pesar de que parece nadar en dinero cual Tío Gilito, su vida personal empieza a desmoronarse. La idea original de Star Wars y la creación de su propio estudio era la de poder seguir haciendo películas sin ninguna presión y dedicarse a su vida personal, a empezar una familia con su esposa Marcia y alejarse del ruido de Hollywood. Sin embargo, el desarrollo de proyectos tan colosales ocupó todo su tiempo, y mientras Lucas estaba rodando en Noruega o Marruecos, su esposa seguía en San Francisco construyendo el rancho Skywalker. Para cuando se estrena El Retorno del Jedi la pareja ya ha hecho aguas por completo, y aunque Lucas ya está trabajando en la segunda parte de Indiana Jones y algunos proyectos como «Howard, un nuevo héroe», su vida personal se ha derrumbado.
Pasarían 16 años entre el estreno de El Retorno del Jedi y La Amenaza Fantasma, la cuarta película de la serie y primera parte de la trilogía de precuelas. George Lucas, ya envuelto por completo en su papel de productor, apenas haría apariciones públicas durante todo ese tiempo, dejando que actores y directores se llevaran la mayor parte del trabajo de promoción. Lucasfilm pasaría a ser un conglomerado de empresas que irían desde la elaboración de efectos especiales hasta los videojuegos, llegando a ser la empresa líder en cada uno de sus campos. Lucas empezaba a ser más conocido como empresario que como cineasta, razón por la que probablemente decidió volver a sentarse en la silla del director para la realización del Episodio I, en un acto de «reafirmación» personal. Pasase lo que pasase, lo que estaba claro era que a George le apasionaba su trabajo.