El género bélico en el cine y la televisión es otro de esos que me apasionan y de los que suele escasear buen material que visionar (o quizás es que soy un ansioso y siempre quiero más de lo que tengo tiempo de ver) Por ello me alegre cuando vi los primeros trailers de Gallipoli, serie ambientada en la Batalla del mismo nombre que tuvo lugar en lo que hoy es Turquía durante la Primera Guerra Mundial. De esa batalla, tan importante para los Australianos, yo no sabía prácticamente nada, y “armado” con ese desconocimiento sobre la historia me he enfrentado a esta serie (¡y si, opino de ella tras haber visto solo el primer episodio!) y me he encontrado con un producto bastante digno y con ganas de rellenar algunas lagunas en mis conocimientos históricos.
Tolly Johnson y miles de jóvenes australianos como él se alistaron en el ejército porque creían que era lo correcto, creían que luchar en una guerra era una gesta heroica y necesaria y querían luchar por el Rey y el Imperio. Pero todas esas cosas perdieron todo su sentido cuando se encontraron en el campo de batalla viendo morir a sus compañeros, siendo liderados por oficiales que no sabían lo que hacían, generales preocupados únicamente por aparecer en los libros de historia y matando a soldados a los que habían subestimado y que como ellos luchaban por lo que creían correcto.
Si alguien busca en esta serie la espectacularidad de un «Hermanos de Sangre» o «Salvar al Soldado Ryan» haría mejor buscando en otra parte. La primera Guerra Mundial fue una guerra más “directa” y sucia, prácticamente cuerpo a cuerpo y por ello, y porque la serie tiene otro enfoque, aquí no vamos a encontrar esas impresionantes batallas que solemos ver en otros productos. Aunque es cierto que esa falta de espectacularidad obedece a algo más que a una voluntad de realizar un producto más intimista. Gallipoli no acierta a reflejar bien la magnitud de la batalla y constantemente da la sensación de que las tropas desembarcadas en la costa Otomana fueron de unos pocos cientos y no los más de setenta y cinco mil que fueron realmente. Pero esto, que no es un problema menor precisamente, es de lo único que realmente me quejaría de la serie.
Pero problemillas técnicos aparte, en Gallipoli nos encontramos con una serie más pausada, más orientada al drama y sobre todo menos coral. Aquí el protagonista casi absoluto es Tolly (enorme Kodi Smit-McPhee), un crio de diecisiete años que ha mentido sobre su edad para alistarse en el ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps) y así poder acompañar a su hermano a la guerra. Pero lo que Tolly y sus compañeros se encuentran en el campo de batalla es una situación que no comprenden y que les hará darse cuenta de que no son más que carne de cañón en una guerra que no tiene nada que ver con ellos. El mostrar todo el dramatismo y la futilidad de la guerra es algo en lo que si sobresale esta serie, así como en reflejar en que ya fuesen Británicos, Australianos, u Otomanos, sus líderes sentían la misma preocupación por sus hombres, la misma que sentirían por peones en un tablero de ajedrez.
Como ya dije más arriba mis conocimientos de historia son algo escasos, pero si Gallipoli es mínimamente rigurosa históricamente hablando, esta campaña fue un completo desastre. La mayor parte de soldados no tenían la mas mínima experiencia de combate, los oficiales estaban poco preparados, el terreno era mucho más duro de lo que se esperaba y apenas les permitía avanzar e incluso la munición escaseaba. Con todo ello, los comandantes de la operación, cómodamente instalados lejos del combate siguieron presionando a sus hombres para cumplir unos objetivos imposibles motivados más por el orgullo que por cualquier clase de sentido común.
Pero pese al desastre que fue Gallipoli, al parecer para Australianos y Neozelandeses fue un hito histórico a partir del cual empezaron a sentirse como autenticas naciones y no como un puñado de provincias apiñadas en dos islas. Por todo ello y como este año se celebra el centésimo aniversario de la batalla, esta serie de Gallipoli no es más que uno de los estrenos previstos sobre el tema. Así que a esta la relevara el mes que viene “Deadline: Gallipoli”, que narrara los mismos hechos históricos pero esta vez desde el punto de vista de tres periodistas que cubrieron la batalla. Serie que, conociéndome, también acabara en mi lista de visionados semanales.
Aun es pronto para saber hasta donde será capaz de llegar esta versión de Gallipoli o saber si dentro de unos años la recordaremos como a “Hermanos de Sangre” o como a “The Pacific”, pero de momento no ha empezado nada mal y todo el mundo debería darle una oportunidad. Es de agradecer que los creadores de la serie no hayan aprovechado la ocasión del centenario para crear un producto propagandístico que glorifique aquel conflicto, sino que hayan optado por reflejar toda la dureza y crueldad de aquella absurda campaña. Y también me gustaría destacar el gran trabajo realizado por el protagonista de la serie, al que el año que viene podremos ver en la piel de nuestro elfo mutante favorito en X-Men: Apocalypse, y a quien le esperan grandes cosas si sigue por este camino.