Cuando se anuncio que Thor sería reemplazado por una misteriosa mujer que no solo se apropiaría de Mjolnir sino también de su nombre, recibí la noticia con una mezcla de curiosidad e indiferencia. Sabia de sobras que esto no era más que el enésimo truco publicitario barato para atraer lectores que dura unos meses y luego se vuelve a la normalidad, pero confiaba en que estando Jason Aaron detrás de todo esto al menos saldría algo entretenido… Lo que desde luego no me esperaba era que Aaron convirtiese a esta nueva “Thor” en una marysue de manual y que la utilizase para hacer una propaganda feminista tan mal llevada y sonrojante mas digna de una adolescente que de un escritor de verdad.
No debería hacer falta que argumentase esto, pero en estos tiempos que corren casi parece más seguro hacerlo. No es que yo tenga nada en contra de cómic protagonizados por mujeres fuertes que poco tienen de damisela en apuros, que me he criado leyendo los cómics de Claremont (su Misty Knight o su Tormenta podrían dar lecciones a más de un escritor de la actualidad) sino que ahora mismo entre mis comics favoritos que se publican en la actualidad se encuentran Velvet, Lazarus, Ms Marvel, Black Widow o las historias de Kate en Hawkguy, entre otros. El problema es que hay ocasiones en los que a algunos autores se les va la mano y en lugar de contar una buena historia protagonizada por una mujer y que esta ya transmita los valores que quieres transmitir, lo que consiguen es que su trabajo se convierta en un panfleto propagandístico que casi da vergüenza leer. El mejor ejemplo de ello lo podemos encontrar en la primera y en la segunda etapa de Kelly Sue DeConnick al frente de Captain Marvel, que pasó de dedicarse a soltar propaganda cada dos por tres a contar buenas historias protagonizadas por una mujer, y algo casi peor es lo que ha conseguido Jason Aaron en esta nueva etapa de Thor.
Para ser honestos es cierto que muchas de las críticas que ha recibido Aaron han sido injustas. Si, lo de que la nueva protagonista de la serie se llame también Thor es algo ridículo ya que “Thor” no es ni un nombre en código, ni un titulo ni un apodo, es un nombre propio, pero no es nada especialmente grave, solo algo absurdo. Lo del cabreo por haber reemplazado al protagonista de la serie, pues no es más que el enésimo uso de un truco publicitario bastante viejo. Ya sucedió con Green Lantern y John Stewart, Batman y Jean Paul Valley (¡SAN DUMAS!) Iron Man y Rhodey, el Capitán América con John Walker, Bucky y el Halcón, Spiderman y Octopus… A veces salen buenas historias y otras no tanto, pero salgan como salgan, no dejan de ser historias de duración limitada que nos acaban devolviendo al autentico protagonista, nada por lo que valga la pena quejarse amargamente.
El problema es que lo que empezó como una historia más de “sacudirlo todo un poco” ha terminado derivando en algo que se acerca mucho a lo lamentable. Cuesta creer que estemos hablando del mismo escritor que nos dio la saga de la Godbomb y aquella famosa escena en la que Thor se convertía en el dios al que rezan todos los dioses. Pero desde que Jason Aaron introdujo en la serie a su mary sue particular, Roz Solomon (que cualquiera que siga la serie se ha dado cuenta ya de que ella tiene que ser la nueva Thor), la cosa ha ido de mal en peor. Y es que Jason Aaron ha cometido el peor error que se puede cometer en estos casos, hacer que “tu” nuevo personaje mole en base a menospreciar al original.
Y eso es lo que ha pasado con esta nueva Thor, que parece ser mejor guerrero, pelea mejor que el original, maneja Mjolnir de formas en las que nadie fue capaz de usarlo nunca y no olvidemos que es la única capaz de levantarlo, algo que ya ni Odin es capaz de hacer ¿Y por qué? Porque es una Mary sue… Jason Aaron en este aparente empeño en contentar a no ser que sector del público ha ido más allá. Ya no es solo que Thor quede como un inútil impulsivo indigno de levantar Mjolnir y al que incluso han mutilado, es que renuncia alegremente a su propio nombre porque la nueva Thor es mejor que él.
Odin tampoco se ha librado de este tratamiento. En manos de Jason Aaron, un personaje que siempre había sido un poco brusco, estricto y a ratos antipático, pero noble en el fondo, ha regresado a la serie convertido en algo diferente… Ha regresado a Asgard, ha vuelto a asumir su trono desplazando a la All-Mother, pretende desmantelar la nueva democracia del reino divino y básicamente se ha convertido en la encarnación viviente de lo peor del machismo, la misoginia y el falocentrismo. Tanto es así que a veces parece que quiere mandar a Frigga a la cocina y cambiarse el título de “All-Father” por el de Heteropatriarca. Pero lo peor aún estaba por llegar…
Como decía más arriba, es habitual que los autores de cómics (y todo el mundo en general) reciban criticas por internet, a veces son fundadas y otras no tanto, pero es algo a que cualquier personaje público está expuesto. Lo que no suele ser tan habitual es que el autor se dedique a responderlas dentro del propio cómic y de la forma más lamentable posible… En una pelea en la que la nueva Thor se enfrenta al Hombre Absorbente, Aaron parece personificar en este al sector más radical de sus críticos y pone en su boca todos los argumentos que le han lanzado. Que si Thor no puede ser una mujer, que se busque su propia identidad, que las feministas lo están arruinando todo… Algo a lo que “Thor” responde aporreándole indignada mas por haber utilizado la palabra feminista como insulto que por el robo y destrucción de propiedad pública que estaba cometiendo. ¡Pero aun no hemos llegado a lo peor!
Con el Hombre Absorbente por ahí, Titania no podía estar lejos, y aparece como no personificando aparentemente también a los críticos de Aaron… Pero tras reírse de “Thor” y proponerle un par de nombres alternativos… noquea a su marido y se sincera con “Thor”. Titania dice que no quiere pelear con ninguna “Mujer Thor” y que su marido tampoco lo hará, que la respeta por lo que está haciendo porque sabe que para ella no habrá sido fácil del mismo modo que no lo ha sido para sí misma, y que por ser ambas mujeres por esta vez la dejara ganar… Titania, la violenta enajenada que solo vive para demostrar que es la más fuerte, la que cada vez que ve a Hulka se lanza sobre ella como un animal rabioso, que mataría a cualquiera que tocase a su marido (del mismo modo que el haría lo mismo por ella)… Esa Titania no quiere pelear con “Thor” solo porque las dos son mujeres… ¿En serio?
Jason Aaron, en su afán de defender y justificar esta historia (o quizás es que le han obligado a hacerlo desde las altas esferas) que parecía que trataba de ser un alegato pro-feminista, ha reducido a sus personajes a simples caricaturas que esgrimen los argumentos en contra y a favor que se han lanzado entre sí tanto los detractores y defensores de la serie como el propio autor. Pero lo realmente triste es que si ya es malo utilizar a unos personajes de tal forma que poco se parecen a como suelen ser habitualmente, este no es mas que uno de los problemas de esta nueva etapa en Thor.
Y es que el problema aquí no es que Jason Aaron haya hecho una historia feminista (cosa que es buena) o que este tratando de predicar forzosamente. El problema en esta nueva etapa responde a pura hipocresía, a que Aaron cinco minutos antes había estado hablando sobre la ecología y los vertidos de las grandes empresas y lo hacia sin que ello respondiese a una estrategia comercial diseñada para atraer a un publico determinado. El problema esta en introducirte un Poochie, un Miles Morales o un Kyle Rayner y decirnos que si no lo aceptamos somos el Hombre Absorbente. Ese es el puto problema. Y de Jason Aaron esperábamos mas, porque en el pasado ha demostrado mas de una vez que es un escritor mas que bueno capaz de hacer las cosas mucho mejor.