No, no os creáis que a mi me gustan los musicales. Cuando de un musical sale una buena película, me apunto al carro y digo que es maravillosa, pero si dejara de haber musicales yo no sería la criatura más preocupada del mundo. Y normalmente cualquier intento de hacer una serie de televisión musical ha acabado horrorizandome (Glee), pero entonces llega Galavant y algo se rompe en mi interior…
¡Si no te ha gustado es que no tienes sangre en las venas! O que no entiendes el inglés, que eso ya es más comprensible…
¿Vosotros habéis visto la de Enredados (Tangled)? Sí, aquella adaptación de Rapunzel que hizo Disney hará unos años, y que yo en Brainstomping comenté que su moraleja final venía a ser que uno no debía de fiarse de sus padres, que podían ser en realidad skrulls o algo peor. Bueno, pues los creadores de esa película -el protoFrozen, te lo digo yo- son los productores ejecutivos de este Galavant, una serie que empieza con el villano raptando a la novia del héroe y este corriendo a rescatarla al más puro estilo Double Dragon. Lo que pasa es que Galavant no deja de ser una comedia, y las cosas cambian tremendamente cuando uno menos se lo espera…
Empezando por nuestro héroe, Galavant, el típico desfacedor de entuertos con un destello de luz en su dentadura perfecta y que lucha contra el malvado rey que le ha secuestrado a su amada, siguiendo por su escudero Sid, la princesa Isabella Maria Lucia Elizabetta de Valencia o los villanos de la serie como el Rey Richard o su esbirro Gareth, todos los personajes son exagerados y estrambóticos, parodias con las que no tienes más remedio que reirte. Es un disparate constante que imita a los Caballeros de la Mesa Cuadrada de Monty Python o hasta al mismísimo Blackadder, algo distinto a lo que solemos ver en televisión. Si a esto le unimos los cameos de gente tan diferente como Ricky Gervais, Rutger Hauer o John Stamos -¡el tío Jesse de Padres Forzosos!- tenemos una serie más que divertida y que merece la pena no ser ignorada sólo por ser «un musical».
Lo triste de todo esto es que esta producción sólo sea un relleno de mitad de temporada para Once Upon a Time, una serie que ni veo ni me interesa, por lo que no acabo de saber si este experimento tendrá alguna continuidad. Para mi Galavant ha acabado siendo el Sleepy Hollow de esta temporada, una serie de la que no me esperaba nada y que que acabó siendo de lo mejor de aquel año. Pero claro, estamos hablando de una miniserie de ocho episodios de veinte minutos, que presenta cada historia de forma rápida y llendo al grano, algo que no es nada normal en la tele de hoy en día. Hasta la misma Sleepy Hollow esta empezando a aburrir en su segunda temporada, con eso de que le hayan duplicado el número de episodios por temporada y haya empezado a meter relleno… Pero en fín, que podía ser peor, podía ser como el coñazo de los primeros episodios de Agent Carter…