Que Stan Lee es uno de los nombres más importantes en la industria del comic estadounidense es algo que no podemos poner en duda. Su estilo podrá gustar más o menos, pero sin su aportación al medio, el comic americano no sería hoy en día lo que es. A él le debemos, junto a unos cuantos grandísimos dibujantes, la creación de personajes tan importantes como los 4 Fantásticos, Thor, Iron Man, Doctor Extraño, Daredevil y el rescatar del olvido a clásicos como el Capitán América y Namor. Pero de entre todas sus creaciones hay una que destaca sobre las demás por su popularidad y por lo mucho que revoluciono el comic de superhéroes en su día, Spiderman. Stan parece tenerle un cariño especial a este personaje, ya que a pesar de los años transcurridos, y a estar semiretirado, sigue escribiendo sus aventuras en las tiras de prensa. Y es en estas tiras de prensa donde Stan Lee ha vuelto a dar rienda suelta a su imaginación y nos ha presentado una nueva versión de un personaje clásico desde un punto de vista que nadie hubiera osado imaginar… Iron Jonah.
La historia comienza como tantas otras veces, J. Jonah Jameson está convencido de que Spiderman es una peligrosa amenaza que debe ser detenida a toda costa. Aprovechando que este se ha ido a la nación de Costa Verde para ayudar al Tarántula a detener a un peligroso criminal, Jameson comienza a tramar su nuevo plan para desenmascarar al trepamuros y pillarle desprevenido a su regreso. Acusarle de ser un desertor y de que quien he regresado de Sudamérica no es el autentico Spiderman, sino un robot o un mutante malvado al servicio de Magneto… Si, no es uno de sus mejores planes.
Tras ser humillado (una vez mas) en televisión por Spiderman, Jameson se desquicia más aun. Pero además su comportamiento ha tenido un daño colateral, Robbie Robertson avergonzado por el comportamiento de su jefe, decide dimitir del Bugle… por enésima vez. ¿Pero Jonah va a dejar que la dimisión de su mejor amigo le impida seguir adelante con sus locos planes? Pues no precisamente…
Jonah se guarda un as en la manga, un aliado que le ayudara a cumplir su anhelado objetivo de desenmascarar públicamente a Spiderman y demostrar que es realmente una amenaza… Tony Stark. Si, al parecer el Tony Stark de las tiras de prensa es un hombre tan confiado y generoso que a cambio de un generoso donativo a su obra benéfica favorita le concederá a Jonah cualquier favor que le pida. Uno pensaría que un multimillonario como Stark no se dejaría comprar tan fácilmente, pero que sabré yo, nunca he sido un genio, multimillonario, playboy y filántropo.
Esa misma noche Jameson revela en directo por televisión al mundo entero su nuevo plan. Tony Stark le ha prestado una de sus primeras armaduras, convertida ahora en un drón controlado a distancia, para que lo utilice para atrapar a Spiderman… Si, en serio, Stark ha hecho eso. Supongo que en el universo de las tiras de prensa nunca hubo unas “Starks Wars” ni nada parecido, porque el Stark que conocemos tendría que estar muy borracho para hacer algo así… Vale, igual esa es la explicación, es como Iron Man 3, Tony ha estado borracho todo el tiempo.
Peter Parker se encontraba entre el público del programa y no tarda en cambiarse a su identidad superheroica para detener al robot antes de que Jameson pueda causar daños, algo que es más que probable que suceda. La pelea entre ambos es casi épica, Spiderman y el robot vuelan por los aires de Nueva York luchando de forma titánica mientras dicho robot, controlado a distancia por un empleado de Stark, trata de arrancar la máscara de Spiderman y este trata de detener a esta máquina implacable antes de que su identidad secreta sea desvelada al mundo entero.
Pero la lucha se eterniza y Spiderman se da cuenta de que la única forma de detener el ataque del Iron Robot es detener a quien le está controlando. El trepamuros no tarda en descubrir que el operador a distancia se oculta en una furgoneta aparcada frente a los estudios de televisión, y sabiendo que el robot (ni quien le controla) no es capaz de maniobrar tan rápidamente como él, Spiderman engaña a su controlador haciendo que este embista con el robot su propio escondite, dejando sus controles inservibles y permitiendo a Spiderman escapar a salvo.
Pero si algo nos ha quedado claro de J Jonah Jameson en todos estos años leyendo sobre él, es que es demasiado cabezota como para saber cuándo ha sido derrotado. Que los controles del robot hayan sido destruidos es irrelevante, el robot está intacto y si no puede ser controlado a distancia la solución es muy simple, Jonah en persona lo controlara desde el interior como hacia su propietario original…
Si, lo sé, esta historia es demasiado grande y demasiado épica como para analizarla en un solo artículo, así que aun a riesgo de que Diógenes se enajene tanto como Jameson, voy a continuar esta historia mañana, que el origen de Iron Jonah es algo que hay que digerir muy poco a poco.