Se me esta derritiendo la cara, como a los nazis al abrir el Arca de la Alianza. Estoy que me caigo al suelo. A mi alrededor, internet ha dejado de admirar los bigotes del Mapache Cohéte -dios, me encanta como suena esa traducción de Forum- para volcar toda su furia sobre la Fox, Marvel y quien sea el responsable del casting de Fantastic Four «Reborn», The Fantastic Four o como quiera llamarse esa película de los 4 Fantásticos que supuestamente va a salir el año que viene -¡Ja!-. O igual internet está completamente tranquila y pasa de todo…
Porque a día de hoy, 20th Century Fox es un cero a la izquierda en esto de los superhéroes. Podemos creer que teniendo la licencia de X-Men -poseen a todos los mutantes, con lo que tienen al 50% del universo Marvel de los 90-, Fox debería ser de por sí una superpotencia en esto de las películas de superhéroes. Y esto en un principio era así, porque al fín y al cabo ellos fueron los que, doce años antes de Los Vengadores, sacaron la primera película sobre un grupo de superhéroes que tuvo éxito. Sus películas siempre estuvieron detrás de los bombazos de verdad -el Spiderman de Sony primero, cualquier película de Marvel Studios después- pero lo compensaban todo siendo los que distribuían Star Wars y todo eso. El problema vino cundo quisieron expandirse con otra de las licencias que poseían, Fantastic Four:
La película no era gran cosa que digamos, y tuvo el suficiente éxito como para generar una secuela. Desde el punto de vista de la Fox, habían hecho un guión todo lo fiel que se podía ser al original de Lee y Kirby, introduciendo «mejoras» como que el Doctor Muerte fuera en el «viaje inagural» del grupo, quitando el rollo medieval al personaje y, sobre todo, quitándole la tontería esa de la armadura. Porque es idiota que un tío lleve una armadura que tire rayos láser o vuele, al público esa idea jamás le gustaría. Fox siempre fue muy inteligente en estas cosas, porque ya cuando sacaron X-Men 2 eliminaron a los centinelas en favor de comandos asesinos de mutantes; es totalmente descabellado sacar robots gigantes en un blockbuster, el público se les reiría en la cara. Tampoco podemos olvidarnos de cuando hicieron la original de X-men y sus trajes a lo Matrix, a pesar de que los frikis pidieran que llevaran los coloridos uniformes que llevan en el cómic original. Fox sabe, Fox es inteligente y por eso evitó el desastre en taquilla que habría supuesto el hacer una película de robots gigantes pegándose contra niños en mallas o contra un señor en armadura.
Asi que, con esos antecedentes, uno no puede hacer otra cosa que guardar silencio ante cualquier decisión suya, y todo internet sonríe con aprobación cuando, en mitad de la vorágine del trailer de Guardianes de la Galaxia, ha aparecido el anuncio de que los 4 Fantásticos van a ser cuatro yogurines, y que el que va a interpretar a Johnny Storm va a ser un actor de color. De color negro. La primera reacción al oir eso de cualquier lector del cómic original es pensar «¿pero Johnny no era blanco y rubito?» para luego darse cuenta de que Johnny es el hermano de Susan Storm, que tanto en el cómic como en la película es rubia (aunque sea de bote) y blanca. Con lo que tenemos que, probablemente, hayan introducido algún tipo de trama del palo de que la niña rubia fue adoptada o el niño negro fue adoptado, o que son de padres o madres distintos, o yo que sé. La Fox sabrá, porque la Fox Sabe.
Y sin embargo… Lo bonito de que adapten un cómic al cine llega cuando ves a tu personaje favorito en la gran pantalla y es idéntico a como lo imaginabas. Cuando ves a Iron Man surcar los cielos y se te queda sonrisa de idiota, o cuando Logan saca sus garras y te da igual que mida treinta centímetros más que el original. Cuando ves a Gordon y Batman hablando en la azotea, o hasta cuando ves a Superman bajando la velocidad de su vuelo para no reventar las ventanas de los edificios por eso del boom sónico y esas cosas de la física. Son los detalles, vaya. Mark Millar -que se supone que es el coordinador general de la licencia de Marvel en Fox y cocreador de la versión Ultimate de Fantastic Four, además de haber escrito junto a Bryan Hitch otra etapa de discretísimo éxito (fracaso absoluto, vaya) en la serie original- supuestamente debería cuidar los detalles, pero él nunca cuidó los detalles cuando trabaja con personajes de otros que no sean Superman. Millar no sabe quién es Ben Grimm o Reed Richards, mucho menos sabe quién es Johnny Storm, el personaje más ninguneado del grupo. Porque, ¿a quién cojones le importa la Antorcha Humana? ¿Quién puñetas es Johnny Storm?
Johnny es uno de los grandes fracasos de Stan Lee, un cero a la izquierda, un cabeza hueca fracasado. Johnny tuvo serie propia antes que Ben Grimm, porque Stan Lee pensaba que el personaje, al ser adolescente, encajaría con los gustos de sus lectores. Pero su serie fracasaba mes tras mes, sus villanos iban de lo triste a lo lamentable y el personaje fue eclipsado totalmente por Spider-Man, otro personaje adolescente del que seguramente hayáis oido hablar. Con los años, La Cosa tendría su propia serie -en Marvel Two In One y bajo su propia cabecera-, pero exceptuando algún experimento en la línea Tsunami, Johnny no volvió a tener una oportunidad. Porque Johnny es un cabezahueca, un fracasado a la sombra de personajes mucho «mejores» que él. Por eso hay que hacer algo distinto, y darle su papel a un actor negro es bueno. Porque la Fox Sabe.
Pero… ¿Es esto ser fiel al original? ¿Para qué vas a comprar los derechos de un cómic, si ves necesario cambiarlo para que sea adaptable? Los 4 Fantásticos no es una serie que haya funcionado desde los tiempos de John Byrne o Walter Simonson, siempre ha sido una tercera rueda por detrás de los mutantes o Vengadores. De hecho es una cuarta, si tenemos en cuenta a Spider-Man. No deja de ser la JSA de Marvel, la serie más clásica de la editorial que durante años se mantuvo en el mercado por vergüenza torera de no cerrar la serie que lo empezó todo. Muy pocos guionistas entienden y han sabido hacer respirar a sus personajes, y muchos menos editores han entendido de que va exactamente la serie. Uno suele oir idioteces como que «los 4 Fantásticos es una familia de exploradores aventureros», pero lo cierto es que Fantastic Four no fue una «familia» hasta el últimísimo tramo de la etapa de Lee y Kirby, con lo que la raíz de su éxito no estaba ahí, si no más bien la de su fracaso. Y en Challengers of the Unknown ya veíamos un grupo de exploradores aventureros sospechosísimamente parecido que aun así no tuvo nada de éxito. No…
The Fantastic Four debe ser la historia de un científico que arrastra a su mejor amigo a una misión desesperada. Que se lleva a su novia y al hermano pequeño de ella al espacio porque le aterra que le corten las alas. Es el mito de Ícaro otra vez, pero con la salvedad de que esta vez Ícaro y compañía vuelven a tocar tierra con poderes que han transformado su vida por completo. Ben Grimm ahora es un monstruo horrible, y es incapaz de vivir con ello. Reed Richards se da cuenta de lo que le ha hecho a su amigo y vivirá torturado por ello, pero todo el incidente le ha dado una excusa para seguir haciendo las animaladas que quería hacer. Susan y Johnny… Ya son otra historia. Admitamoslo, para Stan Lee Susan era el arquetipo de «la chica» y Johnny era «el niño», con la diferencia de que esta vez Wonder Woman no se va a quedar escribiendo actas de reunión -al fín y al cabo había dejado de hacerlo en Justice League- y Snapper Carr… Pues eso, que Snapper Carr era uno más del grupo.
Pero claro, estamos hablando de 1961 y el primer número de The Fantastic Four. Johnny tuvo una evolución clara durante aquellos años -al fín y al cabo, la gran revolución de Marvel en aquellos años consistía en humanizar a sus superhéroes- y se vió claramente que Johnny había acabado en todo ese follón porque había sido arrastrado por su hermana. Que Johnny era un quinceañero cabezahueca, que lo único que le interesaba en la vida eran los coches y las chicas, y que el ser un superhéroe era algo que hacía por pura diversión y porque, en el fondo, se seguía dejando llevar por su hermana. Con lo que tenemos que Susan ejercía de «madre» de Johnny y que el era un niño pijillo criado entre algodones pese a que sus padres hubieran desaparecido hace mucho. Porque los sacrificios personales los tuvo que hacer Sue, mientras que Johnny nunca se ha trabajado nada en su vida. Que su sacrificio empieza ahora, cuando le toca ser un héroe…
Y sin embargo, la Fox ha decidido que Johnny Storm es negro, con lo que en realidad se esta «inventando» al personaje. Porque nos guste o no, si visibilizamos a una yanqui hija de papá, vemos a Paris Hilton. Porque en el mundo existen los primos Carlton, sí, pero Johnny Storm debe ser un niñato WASP odioso, la antítesis del Ben Grimm que ha peleado toda su vida. Ver a Johnny debe ser decir «¿pero este crío por qué no se ha matado en el accidente?» y que a medida que lo veas partiéndose el pecho a lo largo de la película acabes pensando «vale, el chaval al final se lo ha ganado».
No sé que va a salir de esta película, y con los plazos con los que se trabajan -rodaje y postproducción en cosa de un año- poco creo que nos podamos esperar. Lo que sí sé es que Fox ha hecho esta decisión de casting para que de que hablar, y algo deben de haber conseguido para que hablemos de ello. Sin embargo, no veo que el «público en general» haya empezado a rajar del tema, porque por lo visto siguen demasiado excitados con cierto mapache. Porque al Mapache le pone la voz Bradley Cooper, Starlord parece el hijo bastardo de Han Solo y Gamora está tremenda, asi que nadie habla de Fantastic Four. Si los estrenos ajenos siguen eclipsándolos de esta forma, Fox corre el riesgo de volver a fracasar con su Fantastic Four como ya hizo con sus primeros intentos, y eso a estas alturas de la película no es algo que se puedan permitir, porque lo siguiente será que le devuelvan los derechos a Marvel y que Disney se empiece a frotar las manos con una licencia tan «familiar». Poco más podemos saber, pero por lo menos tenemos la certeza de que en realidad la Fox No Sabe, porque la Fox No Tiene Ni Puta Idea.