Cumplir cincuenta años es todo un acontecimiento para una serie de televisión, y más tratándose de una serie de ciencia-ficción (vale, no fueron consecutivos y hubo un parón de dieciséis años, pero aun así…) La BBC como no podía ser de otra forma se ha volcado con este aniversario, y si ayer veíamos como se ha celebrado el futuro de la serie, hoy vamos a ver como se ha conmemorado el pasado. Mark Gatiss ha dirigido “An Adventure in Space and Time”, un biopic en el que nos remontamos a los orígenes de la serie y en el que descubrimos que hubo detrás de la creación de una de las series de televisión más longevas de la historia.
En 1963 la ciencia-ficción parecía estar de moda en todo el mundo siguiendo los acontecimientos del mundo real. La cosmonauta rusa Valentina Tereshkova se convertía en la primera mujer en el espacio, en estados Unidos se estrenaba “El hombre con rayos-x en los ojos” y “The Outer Limits”, en Japón se estrenaba la primera serie de animación del Astro Boy de Tezuka… Era el momento perfecto para crear un nuevo producto de este género, o al menos eso pensaba Sydney Newman (Brian Cox), un canadiense afincado en Gran Bretaña que el año antes se había convertido en el responsable de la sección de drama de la BBC. Newman ya había conseguido crear otro éxito de la televisión dos años antes con el estreno de “Los Vengadores” en la ITV dos años antes, y estaba dispuesto a repetir la hazaña. Pero quería hacer algo diferente, una serie que gustase tanto a niños como a adultos y en la que los primeros pudiesen además aprender historia, Newman no tenía ni idea pero estaba a punto de crear una leyenda televisiva.
Pero Newman no quería que la serie fuese más de lo mismo, quería algo novedoso, por lo que pensó que la mejor forma de conseguir esto era que los encargados de desarrollar su idea fuesen gente joven que pudiesen aportarle un punto de vista más fresco. Los escogidos fueron su antigua protegida y ahora productora de la serie, Verity Lambert (Jessica Raine) y el joven director Waris Hussein (Sacha Dhawan). Ninguno de los dos había cumplido aún los treinta años y su experiencia profesional era muy limitada. La vieja guardia de la BBC no les veía con buenos ojos y les trataba con condescendencia, pero Newman confiaba en ellos y en su idea de un viejo Doctor que viajaba por el tiempo y el espacio con su nieta y los profesores de esta explorando la historia de la humanidad.
La búsqueda del protagonista tampoco fue fácil, se necesitaba a un actor de cierta edad y carácter, capaz de imponer respeto y autoridad pero que al mismo tiempo cayese bien a los niños. El escogido fue William Hartnell, quien se había acabado encasillando en papeles militar duro y serio, y que a primera vista no parecía el más indicado para protagonizar esta serie. El mismo no estaba convencido de ser el actor más adecuado para el papel, y además tenía sus reservas ya que había adquirido bastante fama gracias a sus películas y en aquellos tiempos en los que la televisión era considerado algo “menor” comparado con el cine y el teatro, el lo veía como un retroceso en su carrera. Pero Hartnell quería alejarse de la imagen que tenía el publico de el, y teniendo dos nietos le hacía ilusión interpretar un papel que estos pudiesen disfrutar por lo que acabo aceptando el papel, Doctor Who había nacido.
Pero el rodaje de la serie no fue fácil, los guiones tardaban en llegar, les había tocado rodar en el peor estudio de la cadena y el presupuesto era tan limitado que apenas podían repetir tomas, algo que hubiera sido necesario poder hacer, ya que Hartnell a menudo se equivocaba con los nombres de los personajes o con la jerga seudocientífica que utilizaba su personaje. Pero pese a tenerlo todo en contra (algunos directivos de la cadena pidieron la cancelación de la serie tras el estreno del primer serial) la serie fue todo un éxito, superando con su segundo serial (primera aparición de los Daleks) los diez millones de espectadores, Doctor Who había llegado para quedarse. Hartnell acabo convirtiéndose en uno de los personajes más queridos de Gran Bretaña y sus reticencias iníciales al papel acabaron convirtiéndose en un enorme cariño con el personaje y la serie. Pero el elevado ritmo de trabajo sumado a sus problemas de salud acabó por precipitar su salida de la serie, algo que afecto mucho a Hartnell, quien hubiera querido seguir interpretando al personaje mucho más tiempo. Pero la vida siguió, tras Hartnell llego Patrick Troughton y tras este llegarían muchos otros, pero eso ya es otra historia.
Con esta película Mark Gatiss ha conseguido mostrarnos una visión emotiva, pero sin caer en la ñoñería, de los orígenes de una de las series de televisión más populares de la historia. Es curioso poder ver todo lo que hubo detrás de la concepción de la serie, todos los obstáculos que tuvo que superar, los pocos medios con los que contaban y como pese a todo triunfaron. Pero lo mejor de la película sin lugar a dudas es David Bradley, su interpretación de William Hartnell es para quitarse el sombrero, y no solo porque el parecido físico sea grande, ha sabido imitar a la perfección la forma de moverse y gesticular de Hartnell y si no fuese por la enorme diferencia entre sus voces, casi podríamos pensar que este ha revivido.
La película es muy recomendable, principalmente para los fans de la serie, aunque al igual que sucedía con The Hour, siempre es divertido poder echar un vistazo detrás de las cámaras. Mañana tendremos la ultima parte de esta media-semana temática con el artículo dedicado a “The Five(ish) Doctors Reboot”, el falso documental en el que la Peter Davidson (5º Doctor) y la BBC nos han contado cómo se tomaron los Doctores clásicos su ausencia en los eventos del 50º aniversario de la serie que les lanzo a la fama a todos.