La aparición de nuevas series británicas sigue siendo todo un misterio para mí, a veces parecen salir de la nada sin que haya podido leer en ninguna parte que se estaban rodando, o que tan siquiera se pensaba en hacerlas, simplemente un día se estrenan. Esto es lo que me ha sucedido con “By Any Means”, una serie policíaca producida por la BBC que me he encontrado por sorpresa y que de momento ha conseguido atraer mi interés.
By Any Means es un drama policíaco un tanto atípico, es verdad que no es raro encontrarnos con series policíacas en las que el protagonista suele forzar los límites de la ley, o directamente saltárselos, para atrapar al malo, no hay más que ver Luther. Pero en esta serie van un poco más allá, sus protagonistas son una unidad clandestina que trabaja para alguna rama del gobierno Británico y de la que algunos de sus miembros son, o han sido, policías. Estos siguen haciendo su trabajo, pero sin estar atados por las normas que rigen el funcionamiento de las fuerzas de la ley, moviéndose en lo que les gusta llamar una “zona gris”. El funcionamiento de esta unidad es sencillo, cuando algún criminal consigue burlar una y otra vez a la ley, cae en el radar de este grupo, quienes se encargaran de que todo el peso de la justicia caiga sobre él. Helen Barlow (Gina McKee), es una misteriosa mujer que parece ser una alta funcionaria del gobierno británico, y es quien dirige este anónimo grupo, decidiendo a por quien tienen que ir. El segundo al mando es Jack Quinn (Warren Brown), un policía ¿ex -policía? sarcástico y algo impulsivo que no se detiene ante casi nada para encerrar a su presa. El grupo lo completan Jessica Jones (Shelley Conn) una mujer que casi preferiría resolver estos casos de forma más «expeditiva» y el experto informático TomTom Tomkins (Andrew-Lee Potts).
Una vez que se les ha encargado un caso, su misión es conseguir encerrar a su presa “de cualquier forma” (by any means). No es que sean justicieros a lo Charles Bronson precisamente, pero al tener total libertad de acción, no dejan que nada se interponga en su camino. Allanamiento de morada, chantaje, falsificar pruebas…. Cualquier método es tolerable siempre que sirva para quitar de las calles a los criminales que de una forma u otra siempre habían conseguido escapar de la ley, no es nada legal, y probablemente tampoco ético, pero es “justo”.
Y esto quizás es lo único que intranquiliza un poco de esta serie, que nos presentan, de forma que simpaticemos con ellos, a un grupo de gente que opera al margen de la ley por el “bien común”. Si, no son los malos, encierran a gente peligrosa y no van ejecutando alegremente a la gente. Tampoco es que sea el único producto de ficción que utiliza esta fórmula, los propios superhéroes viven un poco al margen de la ley. Pero es que este grupo está “sancionado” por las autoridades, si necesitan refuerzos armados, sacar pruebas de una comisaria o simplemente que el resto de policías miren para otro lado, lo consiguen. Así que no puedo evitar ver cierto “mensaje” de que igual eso de que la policía te espíe, te acose o plante pruebas en tu contra, sin contar con nada que se parezca remotamente a una orden judicial, es algo positivo. Igual es solo que estoy algo paranoico, pero viviendo en el mundo en el que vivimos, y viniendo esta serie de uno de los países que más vigila a sus ciudadanos, da qué pensar.
Pero mensaje paranoico aparte la serie es muy entretenida, el pequeño grupo de “justicieros” consigue caer bien y los criminales a quienes persiguen son lo bastante despreciables como para que nos dé igual los métodos utilizados para atraparles, así que si a nadie le incomoda el mensaje que parece transmitir, nos encontramos ante una serie muy disfrutable. Y total, los gobiernos van a hacer lo que les dé la gana independientemente de si el mensaje de la serie cala o no entre la población, así que al menos veamos series entretenidas mientras esperamos a que vengan a detenernos.