La parrilla veraniega de la televisión estadounidense empieza a traernos estrenos interesantes con cuentagotas. Esta semana le ha tocado a “Under the Dome”, basada en una novela del mismo nombre escrita por Stephen King. Yo normalmente hubiera pasado de verla porque las adaptaciones televisivas de las obras de King suelen dejarme un tanto frio, pero en esta ocasión me lance a por el episodio piloto de cabeza por una razón. Brian K. Vaughan ha sido el encargado de adaptar la novela al formato televisivo y si algo he aprendido estos últimos años es a fiarme de los trabajos de este hombre, así que vamos a ver qué tiene que ofrecernos esta nueva serie de Tv.
La historia comienza como muchas otras historias de Stephen King, en un apacible y bucólico pueblecito de la América profunda, en Maine para ser exactos. Chester’s Mill es uno de esos sitios en los que el tiempo parece haberse congelado en los años sesenta, casas pequeñas, negocios familiares, los vecinos se conocen todos y se sonríen y saludan cuando se encuentran por la calle… Y es raro quien no tiene esqueletos en el armario, unos cuantos pecados sobre su conciencia y no es en absoluto lo que parece.
Es en este pueblecito cuando un buen día y sin motivo aparente la electricidad se corta, también las líneas telefónicas, no se reciben señales de radio ni de móviles… y todo el que trata de entrar o salir del pueblo se encuentra con una barrera invisible e infranqueable. La barrera, que mas tarde sabremos que es una cúpula que envuelve por completo el pueblo, impide incluso que se transmita el sonido y no solo resiste cualquier intento de atravesarla, además transmite una ligera carga eléctrica. El caos se apodera del pueblo y no solo debido al aislamiento, al aparecer la barrera ha cortado allí por donde apareció, casas, ganado, personas… Eso sumado a los accidentes producidos por conductores que condujeron hacia la invisible barrera sin verla y a que la mayoría de operativos de emergencia y autoridades publicas habían salido del pueblo para participar en un desfile cercano ha dejado a Chester’s Mill en una situación bastante incierta.
En el episodio piloto ya hemos podido ver que las consecuencias de este aislamiento no van a ser agradables, y más que a la barrera o a quienes la han puesto ahí, parece que lo peor que van a sufrir los habitantes de Chester’s Mill vendrá de mano de sus propios habitantes. Y es que viendo el piloto nos ha quedado claro una vez más que a King le encanta mostrarnos como rascando un poco la superficie de estos pequeños pueblecitos podemos encontrarnos con una realidad de lo mas sórdida. En cuanto al trabajo de Vaughan, al no haberme leído la novela original no sé como de fiel habrá sido al libro, solo sé que sigo confiando ciegamente en todo lo que hace. Y qué demonios, es una serie de ciencia-ficción con muy buena pinta, tengo que seguir viéndola.
Así que lo que tenemos es una serie que de momento promete y que como suele ser habitual en las obras de King la tensión ira a más. Y por mucho que en situaciones similares en otras series nos acabásemos encontrando con media temporada dedicada a contarnos historias cotidianas de los habitantes del pueblecito en la que todos se quieren mucho y se ayudan entre si, estando Stephen King y Brian K Vaughan de por medio dudo que veamos algo ni remotamente parecido a eso. Así que solo nos resta pasar un verano entretenido viendo como los habitantes de Chester’s Mill se enfrentan a su encierro, como si estuviésemos viendo a peces en una pecera…