Si hay un personaje desaprovechado en toda la serie Star Wars, ése es el Grand Moff Tarkin. Y sin embargo, usarlo más devaluaría tremendamente al personaje. Porque el personaje que George Lucas plantea en el guión de La Guerra de las Galaxias es el del soberbio capitán que se hunde con su barco, el almirante británico que mira desapasionadamente como muere horriblemente la tripulación del barco que acaba de hundir. Y para ese papel no había nadie mejor que Peter Cushing…
A Peter Cushing el papel de jefe de Darth Vader y capitán de un barco del tamaño de la luna le llega de la forma más tonta. Según contaba el propio Cushing, Lucas en un principio le ofreció el papel de Obi Wan Kenobi, pero hoy es el día en el que Lucas lo niega afirmando que siempre pensó en Cushing para interpretrar a Tarkin. Dada la afición a la «memoria creativa» del bueno de George, me vais a perdonar que me quede con la versión del inglés.
De todos son conocidas las anécdotas del rodaje de la película, de como las botas militares del personaje le destrozaban los pies a Cushing y acabó interpretándolo en zapatillas de andar por casa, de como Carrie Fisher (la princesa Leia) se veía incapaz de simular odio hacia un caballero como él… Para Peter Cushing su intervención en la saga galáctica fue breve pero bien pagada (los sueldos más altos de la película fueron el suyo y el de Alec Guinness), y al rodarse en los estudios británicos de Elstree pudo compaginarla con trabajos en otras producciones locales. No es que para él tuviera mucho sentido lo que decía su personaje (como solía decir Harrison Ford «Tu puedes escribir esto George, pero no puedes decir estas mierdas») pero la profesionalidad de Peter Cushing estaba por encima de todo y supo construir un personaje temible, muy en la línea de su villano sin sentimientos que interpretaba en las películas de Frankenstein y que tanto le habían encasillado para parte de su público. Es por ello que a Cushing le hubiera hecho más ilusión haber interpretado al anciano y bondadoso «mago» Ben Kenobi, ya que era un tipo de personaje que nunca pudo llegar a interpretar (siendo lo más parecido en su repertorio su interpretación de Van Helsing o incluso Doctor Who).
Si Cushing participó en la película porque era lo que los espectadores querían ver, dio en el clavo. Todos sabemos lo que desencadenó el estreno de la película, el torrente de dinero que generó y lo mucho que se lamentaron Guinness y Cushing de que sus personajes estuvieran muertos. Para el bueno de Sir Alec las cosas tuvieron remedio, pero para Sir Peter… Digamos que Star Wars fue uno de sus cantos del cisne. Es cierto que tuvo bastantes películas más y que no dejó el cine hasta casi 10 años después, pero sus intervenciones cada vez fueron más esporádicas y espaciadas entre sí, llegando a rechazar el papel de Doctor Loomis en el Halloween de John Carpenter. Y es que a su avanzada edad se le sumaron unos problemas de salud que fueron en aumento, y en 1982 se le diagnosticó un cáncer que supuestamente no le iba a dejar vivir más allá de unos meses. Todo esto en unos tiempos en los que el cine ya iba por otros derroteros y sólo se le quería para pequeños papeles y cameos, ya que pocos creían que pudiera aguantar un papel principal.
Haría algunas películas más con su gran amigo Christopher Lee como Arabian Nights o House of the Long Shadows, siendo esta última la que marca el final de más de 30 años de colaboraciones juntos en la gran pantalla. Los dos seguirían siendo amigos el resto de sus vidas, y aun hoy en día el incombustible Christopher Lee sigue recordándolo como uno de sus más queridos amigos, alguien a quien nunca se le reconoció lo suficiente en vida y que su nombramiento como Sir por la reina de Inglaterra en 1989 era demasiado poco y demasiado tarde para lo que supuso para la cultura del país. Peter Cushing, retirado en su casa a pintar acuarelas, sus soldados de juguete y ponerle voz a algún que otro audio libro, vivió retirado del mundo hasta el final de su vida un 11 de agosto de 1994, habiendo alcanzado esa inmortalidad a la que sólo los más grandes pueden llegar. Su último trabajo profesional había sido la narración de un documental sobre la historia de la Hammer junto, como no podía ser de otra forma, su gran amigo Christopher Lee.
Finalizamos así una semana dedicada a conmemorar el centenario de uno de los más grandes, a un hombre trabajador, honesto y tenaz que luchó por hacer del mundo un lugar mejor aunque fuera a base de darnos sustos. Pero Peter Cushing tiene una vida de anécdotas y curiosidades que van mucho más allá de donde hemos llegado, asi que os animo a buscar sus dos autobiografías, a leer lo que se dice por internet y, sobre todo, redescubrir su cine, desde sus películas más recordadas hasta sus cameos en los lugares más insospechados. En todas partes veremos a un profesional que amaba su trabajo y a su público tanto como lo acabamos amando nosotros, en todas ellas estaba Peter Cushing.
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