Broadchurch no es la clase de serie que habitualmente vería, los dramones sobre asesinatos y la subsiguiente investigación no son muy de mi estilo. Esta miniserie tenía todas las papeletas para terminar siendo el típico telefilme que se emite en las sobremesas de los fines de semana y que parecen todos iguales. Entonces ¿Cómo es que he acabado viéndolo? Pues porque este dramón lo protagoniza David Tennant, el que fuese el 10º Doctor. Si, igual es un motivo un tanto absurdo para decidirse a ver una serie de televisión, pero mejor esto que lanzarme a seguir las recomendaciones de la “critica especializada”… Pero manías a un lado veamos que nos ofrece esta serie de la cadena ITV.
Como ya he dicho la serie es el típico “dramón” sobre un asesinato, en esta ocasión en un pequeño y apacible pueblecito costero en el que nunca sucede nada. Al menos es así hasta que una mañana en la playa aparece el cadáver de Danny Latimer, un niño de 11 años. Este trágico suceso pondrá patas arriba a la normalmente tranquila población de Broadchurch y será la misión D.I Alec Hardy (David Tennant), un recién llegado al pueblo, ponerse al mando de la investigación para resolver este crimen y detener a los culpables, algo que en principio no tendrá fácil debido a su desconocimiento de los habitantes de Broadchurch y a los muchos secretos que estos esconden.
En una situación como esta las sospechas circularan por el pueblo como el fuego. Cualquier comportamiento, cualquier movimiento extraño, será considerado de lo mas sospechoso y empezaremos a descubrir que bajo la apacible y monótona apariencia del pueblecito no todo es lo que parecía y que casi todo el mundo esconde secretos. En este ambiente enrarecido en el que todo el mundo se guarda información no será nada fácil llegar a la verdad. Por suerte para Hardy, este contara con su segunda al mando, la D.S Ellie Miller, quien por haber residido en el pueblo toda su vida y por su amistad personal con la familia Latimer será de inestimable ayuda en la investigación.
En esta historia además se dan cita todos los tópicos del género. Un policía que busca la redención por errores del pasado que vuelven para perseguirle, tenemos el acoso de la prensa, quienes sacaran todos los trapos sucios de los habitantes del pueblo para vender más periódicos y ganar audiencia. Los presuntos “médiums” que afirman estar en contacto con el fallecido. También nos encontramos al viejo huraño al que le gusta demasiado estar en compañía de niños, o el cura recién llegado al que la gente apenas conoce y que tiene algunas costumbres peculiares… Todo preparado para que sospechemos de todo el mundo y quizás así despistarnos del verdadero responsable que podría estar más cerca de lo que parece…
De esta serie se han emitido ya la mitad de los episodios que la forman, y pese a que primera vista, y como decía antes parece un telefilme mas, de momento está resultando ser bastante entretenida. Aunque no nos engañemos, tampoco es una serie que vaya a revolucionar la televisión, es correcta como mucho. Pero lo interesante de esta serie, lo que me decidió a verla, es el poder ver a David Tennant en un papel dramático bastante alejado del que le lanzo a la fama. Que no es que sea su primer trabajo tras dejar Doctor Who, pero si el primero que me llama la atención lo suficiente como para verlo. Eso sí, no sé si es cosa mía o si es cosa del equipo de la serie, pero no puedo dejar de notar pequeños guiños aquí y allá a Doctor Who, o incluso momentos en los que Tennant parece olvidarse de que personaje está interpretando y da la impresión de que va a correr a buscar su Tardis.
Lo que claro que esta no será a serie que lance a David Tennant al estrellato internacional donde los estudios se rifaran su participación en sus proyectos. Pero Broadchurch ha resultado ser una serie bastante digna, al menos hasta el momento, que a falta de ver la segunda mitad de la misma igual me sorprenden cargándose todo lo construido, pero confiemos en que no sea así. Vamos, que no estamos ante un Mad Men o un Breaking Bad, pero es un producto bien hecho y bastante entretenido, y que por suerte debido a la corta duración de las series británicas no se estirara hasta el hartazgo.