Aqui en Brainstomping no somos periodistas. No somos gente supuestamente imparcial que se limita a informar, en darle a la gente una visión clara de lo que sea que estemos hablando. Nosotros lo que hacemos es usar la crítica como chantaje puro y duro, hablaremos mal de lo que sea hasta que nos paguen. Y a veces hablamos bien de las cosas que nos gustan y creemos que merecen la pena para que nuestros chantajeados vean que, con el aliciente adecuado, podemos ser muy buenos con ellos. De momento nadie nos ha pagado, pero al tiempo…
Por eso no me choca ver como la prensa de esto de los videojuegos se vende tan rápido a lo que sea. Que no es por acusar, pero a todos nos ha pasado que hemos visto como la revista tal o la web cual pone a caldo a Nintendo y a su Wii U para de repente cantar las alabanzas de la consola cuando consigue un chorro de publicidad de la gran N. Cualquiera diría que son tan arrastrados como nosotros, pero que a ellos si que les funciona, vete a saber. La cuestión es -y por eso os suelto todo esto- que entre los periodistas de videojuegos del mundo anglosajón hay una curiosa polémica ya que, en una columna de opinión en Eurogamer, un periodista ha criticado la actitud de algunos de sus colegas del medio al «paniaguarse» facilmente. Todos estamos acostumbrados a ver a los «profesionales» aplaudir en el e3 (una fería de videojuegos a la que supuestamente sólo van periodistas y gente del sector) a los juegos que supuestamente les gustan, algo que nunca veríamos hacer en una rueda de prensa del gobierno cuando dicen que van a bajar el IVA o destinar el presupuesto de defensa a mejorar la seguridad social; sea buena o mala noticia, el periodista ahí es un testigo, y sus opiniones debería reservárselas para su columna de opinión o su twitter personal.
En el texto que Robert Florence publicaba en Eurogamer, el cómico y a ratos columnista de videojuegos criticaba especificamente un evento sobre el último Tomb Rider en el que ofrecieron a los periodistas presentes el participar en un concurso; la cosa iba de que entre los que twittearan un hashtag determinado sortearían una consola. Algunos participaron, otros no. Cuando medio twitter se le echó encima a los participantes, afirmaron que un hashtag «no es publicidad» y cosas así. Algunos hasta llegaron a afirmar que no pasa nada, que no pensaban quedarse con la consola. Pero el daño ya estaba hecho, a su credibilidad como profesionales y al medio en su conjunto.
Todos sabemos que a los periodistas en estas cosas se les trata muy bien; hasta al periodista de la televisión local más lamentable se le ofrecen canapés cuando va a cubrir la presentación de un libro o cualquier proyecto. En algunas ocasiones, los periodistas llegan a cubrir eventos completamente publicitarios como un premio que concede una marca deportiva a un futbolista; en los videojuegos acaba ocurriendo otro tanto, se les regalan juegos o hasta consolas para dar una buena imagen. En la feria del e3 de hará un par de años, Microsoft regaló a todos los presentes una Xbox. No conozco ningún caso (que vete a saber, igual lo hubo) en el que alguno de los presentes quisiera devolver el producto, y de hecho la percepción que tuvieron muchos aquel año fue que Microsoft había hecho la mejor presentación.
La cuestión es que todo esto de lo que estoy hablando no es nada nuevo, lo nuevo es que un individuo en concreto, alguien que trabaja en el medio, lo haya denunciado de forma tan clara. Dando nombres de gente que había participado en el evento, citando sus tweets. La consecuencia fue que Eurogamer editó el artículo (que aquí teneis completo, sin censura) eliminando una de esas referencias por una queja de uno de los referenciados, asi que Florence quiso predicar con el ejemplo y abandonó Eurogamer. La referenciada que se quejó, Lauren Wainwright, no ha tardado en recibir todo tipo de insultos por twitter, pero de la estupidez «justiciera a golpe de insultos» en internet ya sería cuestión de hablarlo otro día…
En unos tiempos en los que cualquiera puede escribir un weblog y hablar de lo que sea, es bonito ver a periodistas haciendo de periodistas y no de fans que cobran por serlo. Es cierto que la prensa especializada (la de cómics también) suele ser primero fan y luego profesional, pero cuando cobras por algo, lo que toca es ser profesional primero y luego fan. Algunos medios tienen un código que prohibe expresamente a sus trabajadores el recibir regalos, pero otros no llegan a ese extremo (que me temo que es necesario) y algunos creen que no es vender la integridad de uno si sólo es un hashtag, si lo que le dan a cambio es una pijadita como un juego o una consola. Es ahí donde uno hace que el fan irracional y egoista prime sobre el profesional, y manda la integridad a tomar por culo. Cuando te pagan de cualquier forma para no decir una carencia de un producto, estas traicionando la confianza del lector, y en último término, estas perjudicando a tu propio medio en favor de tu «sobornador». Pero a nosotros el medio nos da igual, así que por favor, mandadnos jamones.