Tercera entrega de la mas desquiciada de las aventuras jamás vividas por Batman. Neal Adams sigue descendiendo en su espiral de locura y sigue dejándonos con la duda de si nos está tomando el pelo y esta de cachondeo o si ha perdido la cabeza del todo. Sea lo que sea yo sigo añorando los tiempos en los que trabajaba con Denny O’Neill… Pero dejémonos de preámbulos y vayamos al grano a ver que nos encontramos en el nº3 de Batman: Odyssey.
Este Bruce Wayne descamisado cada vez empieza a resultar más incomodo, ya no solo da la impresión de estar hablándonos a los lectores, ya parece que quiere salirse de la pagina y abalanzarse sobre nosotros… ¡No es así como Batman debe dar miedo!
De ahí saltamos a otro flashback de esos que cuesta un poco ubicar al principio porque hay demasiado flashbacks dentro de flashbacks. En este nos encontramos con que Batman está de regreso en la Batcueva tras atrapar a un criminal que ha matado a varias personas, Batman se siente culpable, piensa que si hubiese matado a ese criminal en el pasado sus víctimas aun estarían con vida, que hubiera sido muy fácil matarle…
Alfred curiosamente se comporta como siempre, parece el único personaje de esta serie que no ha perdido la cabeza y se dedica a pinchar a Bruce para que se dé cuenta de que no puede rebajarse al mismo nivel que los criminales a los que persigue ¿La respuesta de Batman? Llamarle gilipollas y decirle que se vaya al infierno… Tras ese arranque de furia consigue calmarse y empieza a hablarle de lo mal que lo paso aquella noche en los muelles, justo donde le dejamos en el número anterior.
Batman esta en el suelo aparentemente muerto, pero como ya sabemos, eso es solo un efecto provocado por su traje blindado relleno de sangre falsa. Uno de los criminales que le ha tiroteado se acerca temblorosamente dispuesto a pegarle un tiro en la cara, solo por asegurarse de que este muerto de verdad. Es entonces cuando Batman comienza a despertarse y susurra una palabra… ¿Rosewood? Que va, lo que susurra es “Alfred Pennyworth” ¿Porque? Quien sabe… El caso es que le dispara justo en la cara… y no pasa nada. Aparte del traje blindado lleva una cubierta blindada y transparente que se desliza desde su máscara y le cubre las zonas expuestas de la cara, protegiéndole de los impactos de bala… Si, en serio, pasa eso de verdad, no me lo estoy inventando.
Entonces, aprovechando que están distraídos, Batman se levanta de improviso y comienza a golpear una y otra vez a los criminales que le rodeaban, que sorprendidos por verle con vida no son capaces de reaccionar. Batman corre de una parte a otra del almacén, parece que está en todas partes, y cada vez que se cruza con alguno de estos matones los asalta con una ferocidad inusitada. Batarangs afilados como cuchillos vuelan por todas partes, los criminales caen uno detrás de otro… durante nueve páginas. Al final hasta Robin se acuerda de que debería ayudar un poco a Batman y se une a la descomunal paliza que les dan a estos tipos. Aunque no puedo evitar el preguntarme que porque no hizo esto desde el principio y se ahorro el espectáculo de aparentar que le desangraban a tiros.
Es entonces cuando aparece el Comisario Gordon con… ¿El Acertijo? Si, ese que se suponía que estaba robando en la casa de la moneda de pronto está ahí en los muelles y detenido. Batman piensa que algo va mal ¡No me digas! Gordon mientras le pregunta a Batman que si valía la pena proteger todas esos reproducciones de dinosaurios para el museo que se encontraban en los muelles en lugar de proteger la Casa de la Moneda, Batman le dice que algo debían tramar los criminales, que debían querer ser vistos y atrapados, que no hay otro motivo por el que alguien quería robar algo tan enorme. Pero mientras Batman divaga sobre los posibles motivos de los criminales aparece la hija del donante privado que ha donado esos dinosaurios al museo… Talia Al Ghul.
Talia al ver a Batman chorreando sangre por todas partes se asusta, Batman le dice que no se preocupe, que no es para tanto, y que defender el triásico y el jurasico es un trabajo duro. Talia le llama Tarzan y le morrea, Batman trata de separarse pero no por mucho tiempo. El Comisario no sabe a dónde mirar y Talia, cuando consigue separarse de Batman le ordena que llame a un médico para que trate las heridas de Batman, este le dice que normalmente Batman no quiere que le traten sus heridas en las escenas de los crímenes, pero Talia parece histérica, aunque se calma cuando Batman le hace un cumplido a su vestido ¿No hay nadie en su sano juicio en este comic?
Batman mientras tanto sigue preguntándose cosas, no entiende quien querría robar a R’as Al Ghul, pero Talia está demasiado ocupada preocupándose por la hija del científico del número anterior como para responder a las preguntas de Batman. El Acertijo en cambio sí parece estar atendiendo a las palabras del señor de la noche y se dedica a gritar y dar saltos mientras le dice que ese es el acertijo. Pero entonces Batman de pronto tiene una revelación, se da cuenta de que las palabras del Acertijo forman parte de una frase hecha cuyo final rima con agua. Es un juego de palabras muy retorcido y que me veo incapaz de explicar mucho mejor, pero es que Neal Adams se esfuerza a conciencia en que esto sea cada vez más complicado.
El pensar en agua lleva a Batman a coger un vaso y llenarlo con las emisiones del coche de hidrogeno que salen del tubo de escape, que resultan ser puro H2O. Esto de alguna manera lleva a una discusión sobre si los coches de Hidrogeno son caros o no, Batman dice que no, que al no llevar más que un motor eléctrico y baterías no deberían ser caros. El Comisario se pregunta lo que todos, que como encaja eso con todo lo demás que ha pasado, según Batman no encaja en absoluto, que todo ha sido un espectáculo de marionetas y que ellos han estado bailando al son que ha querido el tipo misterioso que está detrás de todo moviendo los hilos. Pero Batman está dispuesto a averiguar quién es esa persona, aunque eso no lo averiguaremos hasta el número siguiente.
Aun nos quedan diez número de esta serie y yo ya siento que mi cordura esta peligrando. De momento solo Alfred y el Comisario Gordon parecen ser ajenos a la locura que se ha apoderado del resto de personajes. En cuanto a Neal Adams sigue en su línea, como se suele decir “el que tuvo retuvo” y se puede apreciar que aunque no parece estar dando el 100% en este trabajo, sigue siendo un dibujante muy bueno, la pena es que no podamos decir lo mismo de su labor como guionista. La semana que viene volveremos con el nº4 de esta serie, eso si no acabo en alguna celda acolchada pegando gritos tras leérmelo.