Sólo a un japonés se le ocurriría llamar a un videojuego «Madre». Simple y llanamente, Madre. Y que el juego fuera sobre un ser alienígena que pretende dominar el mundo, y que aun así el juego se llame Madre. Y para colmo, lo sacó Nintendo. Y es una trilogía.
Uno de los juegos más raros de Supernintendo.
Pero yo me voy a centrar sólo en Mother 2 (la secuela del Mother original que salió para la Famicom Japonesa y que nunca llegó a occidente) un juego que salió para Supernintendo y que cuando fue adaptado para EEUU, los traductores yanquis tuvieron otro de esos bonitos accesos de creatividad y algo de buen juicio y lo rebautizaron como EarthBound, que viene a significar algo así como «Vinculado a la Tierra» o algo así. Lo importante es que Earthbound salió en 1995 y es un perro verde dentro de lo que eran los RPGs en la 16 bits de Nintendo, aunque tampoco es que sea lo mejor que uno se pueda echar a la cara. Empezando por sus gráficos, totalmente raros y distintos al preciosismo anime de Chrono Trigger y demás, Mother 2 se desarrolla en la «actualidad» y no en un mundo de fantasía. A pesar de que su desarrollo es el típico de un RPG de la época, las armas son bates de beisbol y sartenes, y las magias son poderes psíquicos.
La historia en principio es tremendamente infantil; tu personaje es Ness (Mocos, en mi partida) un niño que vive en Onett, un pueblo que es atacado por una lluvia de meteoritos que poco tiene que ver con la de Smallville. Sin saber como, Mocos acaba descubriendo que esta predestinado a salvar el mundo de una invasión extraterrestre, y toda su familia le apoya y le dice cosas en plan «ojalá pudiera ayudarte». Su padre, que debe ser un tipo muy cobarde, en vez de decirle al niño que se deje de salvar el mundo y que ya se encargará el si hace falta, calma su conciencia mandándole periodicamente cantidades de dinero cada vez más altas al chaval. Y debe de tener muchos remordimientos, porque hacia el final del juego el chaval acaba manejando más de un millón de dólares…
Sin embargo, el juego no para de romper la cuarta pared, se ríe de si mismo y hasta intenta que el malo te de pena. No es que los personajes esten muy bien desarrollados o la historia merezca la pena, pero es capaz de plantarte en montones de situaciones absurdas que hacen que te sorprendas cada dos por tres; peleas contra sectas adictas a pintarlo todo de azul, zonas llenas de dinosaurios en los que tus personajes ocupan sólo un puñado de píxeles por la diferencia de escalas, fantasmas que salen asustados por el ruido que mete una banda de blues…
Esto es un enemigo del juego, con toda la originalidad de un niño de cinco años…
Eso sí, el desarrollo sigue teniendo el leveleo obligatorio para acabar con el siguiente jefe y continuar con la historia, las mecánicas hipersobadísimas de combate de siempre… Es un juego recomendable de jugar, pero a la vez se vuelve bastante aburrido y ha envejecido bastante mal. Aun así, los que sigan jugando a los Final Fantasy de por aquel entonces y no se aburran, seguro que encuentran un juego bastante interesante en este Earthbound.