Nos habíamos quedado la semana pasada con Lee comentando durante la entrevista fundacional de Image que ellos querían intentarlo en su mejor momento y no quince años después, cuando estuvieran ya viejos (con unos 40 años, habría que ver que opina él de éso ahora con treinta años más) a lo que añade McFarlane un comentario del que hablamos la semana pasada pero creo que merece la pena repasar porque que me resulta un tanto… Engreido.
«Jack Kirby y Neal Adams dimitieron. Gil Kane, Frank Miller, un montón de tipos lo han dejado a lo largo de los años, y un montón de ellos después de su etapa. Ya es hora de que lo dejemos en lo más alto y mandar un mensaje a las editoriales.» a lo que añade Liefeld «Creo que es la primera vez que se ha hecho esto». Pues… No. En realidad Simon y Kirby fueron despedidos de Timely-Marvel, pero en realidad cuando se fueron a National-DC pidiendo un cheque enorme y un contratazo estaban en lo más alto de su carrera, lo que es más, lo hicieron casi desde el primer número de Captain America porque sabían que Martin Goodman, el dueño de Timely, les estaba mangoneando cosa mala de su parte del pastel. Es cierto que de una forma literal no dejaron Marvel para montar su propia editorial, pero algo parecido hicieron. Lo que es más, acabaron montándose su propia editorial después de la guerra para hacer sus tebeos románticos, que lo petaron hasta tal punto que crearon su propia editorial en la cúspide de ese éxito. Ya, no estaban haciendo superhéroes, pero lo que Liefeld y McFarlane no parecen entender es que en 1963 los superhéroes seguían pareciendo una carretera sin salida, y que en 1968 Kirby ni de broma se habría montado su propia editorial con perfectos desconocidos como Ditko, Buscema o Romita. Con Simon sí, y precisamente por éso lo hizo. Cierto es que solo aguantaron tres años escasos… Pero en aquel momento en Image no tenían la menor idea de cuánto les iba a durar el chiringuito. Lo que es más, en aquel momento aquello ni siquiera era una editorial, era un sello dentro de Malibú.
Lee se justifica dejando claro que nunca tuvo problemas con Marvel (Liefeld dice que no quiere fastidiar a Marvel) pero que quiere hacer sus propios personajes para recuperar esa sensación de «jugar» que tenía cuando hacia sus propios personajes de crío. Que a él le encantaría poder hacer WildCATs y X-Men a la vez, pero que prefiere hacer bien una serie que dos mal. Lo que no dice es si hubiera aceptado hacer un par de especiales de X-Men al año o algo parecido, porque en realidad cuando el grupo de Image dejó Marvel lo hizo aclarando que no estaban negociando, que se iban y punto. Con lo que aquí se muestran más conciliadores, pero cuando de cara a Marvel y DC fueron mucho más agresivos y cerraron todas las puertas, mientras que Lee… Parece tener sus dudas. Insisten entonces McFarlane y Silvestri que ésto se hace con la idea de volcarse en la calidad del producto (sin comentarios) y que «serán el mejor trabajo que hayamos hecho, simplemente porque todos nuestros proyectos salen de nuestro corazón». Y entonces Liefeld la fastidia «si yo pudiera haría X-Force y Youngblood a la vez, pero (sic) todo lo que haría para Marvel no sería mío.» Vamos, que mientras los demás intentan poner paz y decir que no es por una cuestión de propiedad si no de ser honestos con el lector y hacer el mejor trabajo posible, a Liefeld eso le da igual, si el pudiera haría todo a la vez pero como lo de Marvel no podría quedárselo, pues al cuerno. Que ojo, es igual de legítimo, pero no tan conciliador.
McFarlane corre a decir que no tiene ansias de venganza -excusatio non petita- y que «todos en esta habitación estarán de acuerdo en que las editoriales están centradas en los personajes (…) son más importantes que los autores y, desafortunadamente, las empresas han dejado de reconocer que han sido personas las que han creado esos personajes». Y sí, tiene razón, pero éso tampoco era nada nuevo, porque llevaba siendo así desde que le mangonearon a Siegel y Shuster. McFarlane lo sabe y por eso cada número de Spawn se lo dedicó a algún autor clásico al que Marvel y DC robaron a la cara, pero a ratos ese altruismo se le notaba un tanto impostado. No era ni mucho menos un activista, era un capitalista tratando de sacar tajada al máximo de su propio trabajo y el de sus empleados. Como Marvel y DC, pero sin engañar a nadie, aunque alguna que otra vez se tomara como algo personal que sus trabajadores cambiaran de bando…
Más tarde comentan que ahora son los últimos responsables de sus propios cómics, que son los encargados de hacer que vendan y que ya no están sometidos a que su editor les elija un mal colorista o un mal entintador que eche por tierra todo su trabajo (hay mala sangre ahí, por lo menos por parte de Valentino) y Lee asegura que no van a inundar el mercado con cincuenta series nuevas y que no van a poner a dibujarlas a cualquiera que encuentren por la calle… Que es, literalmente, lo que hizo Liefeld con sus Extreme Studios. Bueno, no fueron 50 series, pero lo parecieron. Lee habla de la ventaja que supone que el universo Image empiece de cero, porque el lector puede leerlo sin estar preocupado por lo que se haya perdido con anterioridad; curiosamente buena parte de los títulos empiezan in media res, tratando de dejar al lector descolocado y sin saber por donde anda para, supuestamente, ir luego explicándole el pasado de los personajes y cómo hemos llegado hasta el primer número. Lamentablemente y por diversas circunstancias como no saber realmente que contar al respecto, ese in media res nunca llegó a ser explicado en buena parte de las series de Image. Que ojo, McFarlane fue bastante espabilado y para ese trabajo tiró de talonario, trayéndose algunos de los mejores guionistas del momento para que le hicieran unos cuantos números de la serie. Que narices, tener a un Alan Moore o un Frank Miller en los créditos de tus tebeos siempre da buena Imagen…