Retomamos hoy mi extensa despedida de Agatha All Along, la serie que acabo superando con creces mis expectativas mas imposibles, que en algunos aspectos me hizo disfrutar incluso mas que su predecesora Wandavision y que me ha dejado con unas ganas terribles de saber que sucederá a continuación con estos personajes. Pero mientras cruzo los dedos confiando en que el siguiente capitulo en la historia de Agatha, Wiccan y compañía no tarde demasiado en confirmarse, toca hablar por penúltima vez de esta gran serie, avisando como no de que hay SPOILERS por un tubo.
Obviamente no podía terminar este artículo sin hablar del grandísimo trabajo de algunos de sus protagonistas. De Aubrey Plaza y su sorprendente (aunque poco, por culpa de los dichosos muñecos) papel como La Muerte, no tengo más que elogios. Es cierto que se trata de una versión radicalmente diferente a la que conocemos de los cómics de Marvel, donde suele ser una figura estoica y muda la mayor parte del tiempo, y que en su lugar nos hemos encontrado con alguien, irónicamente, llena de vida.
Un personaje con el que una Plaza en su línea, interpretando una variación de ese personaje que a veces se confunde con ella misma, parece habérselo pasado de miedo durante el rodaje, especialmente en ese episodio final en el que suelta esa histriónica carcajada de villana completamente ajena a la Muerte del cómic. Pero, pese a las diferencias, este retrato del personaje, tan humana a ratos, con esa gentileza hacia quienes se lleva a su reino que contrasta fuertemente con su actitud cuando no está realizando su “trabajo”, nos ha dado una interesantísima versión del personaje que espero que no tardemos en ver de nuevo. Que no me quejaría yo si esta resucita a Thanos en el futuro y se dedica a mangonearlo.
Kathryn Hahn, por su parte, lo ha dado todo aquí, siendo siniestra, maquiavélica, divertida y sobre todo muy humana, todo ello con una Ágatha Harkness que literalmente ha hecho suya, ya que las similitudes con su homóloga del cómic son bastante pocas. Pero en un caso como este, que no se trata de un personaje de primera línea, y que el resultado final ha sido tan bueno, no me pienso quejar demasiado de los cambios. Hahn se ha comido la pantalla casi con cada escena (y es que la competencia era dura) con su retrato de esta compleja bruja con más caras que años, alternando entre las distintas facetas de su personaje con una facilidad pasmosa y dejando mostrar, a veces muy sutilmente, lo que está oculto detrás de la máscara que lleva tantos años mostrando al mundo. Un despliegue actoral de que ha sido todo un placer disfrutar y que espero que le valga a Hahn para obtener más papeles de protagonista, aunque sin que eso afecte a su futuro en el MCU, que yo necesito seguir viendo a esta Ágatha tan particular.
Y, como no, hay que hablar también de Joe Locke como Billy Maximoff/William Kaplan, ese Wiccan cuya llegada al MCU esperaba desde hacía mucho y que no me ha defraudado en absoluto. Cuesta creer que este sea solamente el segundo trabajo profesional de Locke como actor (sin contar las obras de teatro en su pueblo) tras su exitoso debut con Heartstopper, ya que ante la cámara da la sensación de llevar muchísimo tiempo delante de ellas. Delante tenía una papeleta complicada: dar vida a un personaje multifacético, o más bien a distintos personajes que acabaron siendo uno solo, y además uno que ocultaba más de lo que aparentaba.
Pero Locke ha sabido no solo salir airoso de ello, sino también aguantar el tipo ante un reparto tan potente como este y hacer creíble a un personaje como este, con un trasfondo tan enrevesado. Así que, si albergaba alguna duda de su capacidad para dar vida a un personaje al que tengo tanto cariño como Wiccan, estas se disiparon rápidamente en los primeros episodios, y para cuando hizo su entrada triunfal enfundado en su traje, que combina los diseños de Jim Cheung y Jamie McKelvie, ya para mí no quedaba duda alguna. Por eso espero que su personaje tenga un largo futuro en el horizonte y que su carrera fuera del MCU siga a este buen nivel, porque se lo ha ganado con creces.
En el lado negativo, tengo unas pocas quejas algo menores. La primera es que hay ciertos aspectos de la resolución de la trama de Billy que no me han terminado de convencer. Pese a que al principio me echaba un poco para atrás cómo habían cambiado la reencarnación retroactiva del cómic (las almas de los gemelos viajando atrás en el tiempo para nacer de nuevo en el seno de dos familias diferentes como si sus nuevas madres fuesen vientres de alquiler místicos), no me acabó disgustando la idea, ya que se mantenía relativamente fiel a la historia original, pero con unos tintes algo más siniestros que no desentonan con la línea que está llevando el MCU en este rincón mágico.
Pero que al final de la serie no haya habido, como yo esperaba, una especie de fusión entre las almas de Billy Maximoff y William Kaplan para darnos un Billy Kaplan como el del cómic, que recuerda toda su vida junto a sus segundos padres, me ha decepcionado un poco, ya que seguimos con un personaje que solo posee tres años de recuerdos. Pero, como aquí ya vimos que sus recuerdos como el pequeño Billy dentro de la realidad creada por Wanda siguen en su cabeza, aunque muy escondidos, quizás poco a poco las memorias de William también florezcan en el futuro.
Otra cosa que no me ha convencido es lo rápidamente que cerraron la trama de Jennifer Kale, ya que mientras que el resto del aquelarre disfrutó de episodios enteros para contar sus historias y sanar sus heridas, algunos tan geniales como el dedicado a Lilia, la prueba de Jen ha sido un visto y no visto. Se pasó muy por encima de cómo esta sufrió el bloqueo de sus poderes, aunque se reveló que había sido culpa indirecta de Agatha (¿quién si no?) pero sin entrar en detalles sobre quién había sido ese médico que quería arrebatarle su magia (yo estaba convencido de que acabaría siendo el Doctor Druida).
Una fugaz revelación tras la cual, y una vez sabiendo que Agatha había sido la responsable del hechizo que la mutiló, pudo deshacerlo, recuperar su magia y con eso salir de la Senda de las Brujas para retomar su vida en plenitud de sus facultades. Pero, aunque me gustaría que se hubiese explorado más sobre su pasado, teniendo en cuenta que Jennifer en los cómics ha sido una aliada habitual del Hombre Cosa y es prima de Johnny Blaze y Dan Ketch, no me sorprendería que acabásemos viéndola de nuevo ahora que el MCU está explorando más a fondo su faceta mística.
Pero quizás lo que menos me ha gustado de la serie, por decirlo de alguna forma, es algo que se quedo fuera de esta por decisión de las altas esferas de Marvel. Y es que originalmente el personaje de Eddie (Miles Gutierrez-Riley), el novio de Billy, iba a ser Teddy Altman, Hulkling, como muchos especulamos. Pero esta idea que se estuvo barajando en los primeros momentos de la producción fue, según la propia Jac Schaeffer, frenada desde Marvel. Algo que Schaeffer ha explicado con un lenguaje muy particular, especificando que dentro de la serie de Agatha Eddie no es Hulkling, y que le cambiaron el nombre (ya que efectivamente su nombre originalmente iba a ser Teddy) en honor a alguien importante para el equipo de guionistas.
Y claro, algo asi me jode porque me hubiese encantado que este debutase también por aquí, pero que Marvel frenase esa idea tiene que ser porque ya tienen otros planes para el personaje. Y claro, ahi podemos especular en dos direcciones, una seria que no querían que Hulkling eclipsase a Billy y que ya lo revelaran mas tarde, pero la otra y mas aterradora, es que quieran ir en aquella dirección en la que se especulaba cuando se estreno la serie de Hulka sobre que quieren reemplazar a Teddy por Skaar como el Hulkling del MCU, y eso es una idea que no me apetece nada ver convertida en realidad, así que tocara cruzar mucho los dedos.
Y que esto sea lo único de lo que realmente me puedo quejar de una serie dice mucho a favor de un proyecto en el que en cada episodio se ha sentido el mimo, el cuidado y el respeto que se ha mantenido tanto por el material que adaptan (aunque en algunos casos se hayan tomado unas libertades enormes) como por los espectadores. Por eso espero que en Marvel Studios cuiden mucho a Jac Schaeffer y a su equipo y les dejen seguir haciendo su trabajo como hasta ahora (con algo más de presupuesto a ser posible, pero tampoco demasiado, no sea que les dé por volcarse de nuevo en el CGI para todo), especialmente para continuar las historias de estos personajes, ya sea en esa rumoreada serie de Wiccan en la que buscará a su hermano, el regreso de la Bruja Escarlata o esos Young Avengers que se nos van a hacer viejos si siguen a este ritmo.
Por mi parte reitero que difícilmente podría haber quedado más satisfecho con esta serie que ha sido capaz de ir a más con cada episodio sin decaer en ningún momento y que ha culminado con un final a la altura. Algo que espero que sirva para que en Marvel Studios se den cuenta de que no necesitan presupuestos altísimos para sacar adelante una gran historia (sí, me estoy refiriendo a los 200 millones de Secret Invasion), solo gente competente y con talento delante y detrás de las cámaras, y algo de libertad. Y aunque ahora voy a echar muchísimo de menos mi cita semanal con Agatha All Along, y la espera hasta saber algo concreto de dónde y cuándo volveremos a verla a ella, a Billy, Tommy y compañía se me va a hacer durísima, si el resultado es tan bueno como esta serie, valdrá la pena el armarse de paciencia. Aunque igual ahora lo que me toca es revisionar Wandavision otra vez para celebrar que existan series como estas que han sabido captar tan bien lo que ha hecho grandes los cómics.