Aunque aquí tocaría otra recapitulación de lo sucedido en Ágatha All Along, el que esta ultima semana de la serie contase con dos episodios muy densos llenos de revelaciones, giros argumentales, finales y comienzos ha provocado que esto vaya en otra dirección. Por ello, en lugar de repasar una a una las escenas más importantes de estos dos últimos episodios, he preferido hablar de lo que me ha transmitido la serie en general y su final en particular, las sensaciones que me ha provocado, las sorpresas e incluso, sí, alguna que otra cosa que no me ha convencido del todo. Así que, y espero que no por última vez, tras el aviso de los SPOILERS nos zambullimos de nuevo en el lado místico del MCU.
Debo comenzar reconociendo que tenía algo de miedo con este final de la serie, porque son ya demasiadas ocasiones en las que el último acto de una película o el episodio final de una serie destroza el buen trabajo previo al no saber resolver adecuadamente lo que se había planteado a lo largo de la historia. Por suerte esto no ha sido así en este caso, y Ágatha All Along me ha dejado más que satisfecho de principio a fin, con un par de pequeñas excepciones, y ya puedo decir que oficialmente se ha convertido en uno de mis proyectos favoritos del MCU, tanto en la pequeña como en la gran pantalla.
Y es que la fórmula de este final debería ser un modelo a imitar por cómo ha permitido que la historia respire. En lugar de lo habitual de reservar el conflicto final para el último episodio y dejar a modo de epílogo los últimos minutos del mismo, aquí dicho conflicto se ha resuelto en el penúltimo episodio. Y no como temía, con una batalla entre muñecos de CGI lanzándose bolas de energía como si estuviésemos viendo un episodio de Dragon Ball Z, sino que, tras un enfrentamiento en el que por supuesto que ha habido sus buenas dosis de magia, el conflicto se ha resuelto no por la fuerza bruta o el ingenio, sino a través del sacrificio. Uno realizado por quien menos se podría esperar: esa Ágatha, quien, tras siglos de ser una persona mezquina y egoísta a quien no le importaba nadie, se haya ablandado por ese chico que tanto le recuerda a lo que podría haber sido su hijo de haber crecido, y también a ella misma por todo lo que, como Billy, ha perdido.
Esto ha permitido que disfrutemos de un largo epílogo, todo el noveno episodio, que ha servido a varios propósitos. El primero ha sido, por supuesto, que conozcamos mejor la trágica historia de Ágatha, humanizando al personaje pero sin justificarla. Sí, hemos visto cómo esta adoraba a su hijo y cómo, por él, había estado ejecutando brujas y robándoles su poder, algo que, aparentemente, aunque no se nos dice explícitamente, mantenía a raya a la Muerte, ya que Nicholas estaba destinado a nacer muerto, pero esta le concedió algo más de tiempo. Pero tras la inevitable muerte de Nicholas, que no pudo evitar ni con todo su poder acumulado, Ágatha se pasó los siglos siguientes matando a más brujas, utilizando como reclamo esa Senda de las Brujas que no había sido más que una inocente canción que ella y su hijo habían compuesto para distraerse mientras recorrían los caminos. Un detalle genial que consigue mantener un delicado equilibrio en mostrarnos cómo Ágatha no era simplemente un monstruo inhumano, pero tampoco una buena persona.
El resto del último episodio ha dejado espacio de sobra para explorar las repercusiones que ha tenido en Billy todo lo aprendido de sí mismo, incluido el hecho de que es tan poderoso que fue capaz de crear sin darse cuenta una Senda de las Brujas que nunca había sido más que una leyenda y una estafa, y que con ello había provocado accidentalmente la muerte de tres mujeres inocentes. Aunque este giro argumental no me termina de gustar del todo, debo reconocer que han estado muy bien entrelazados los paralelismos con Wanda, algunos tan descarados como su marcha de Westview copiándola casi al detalle, como el abuso inconsciente de un poder inimaginable, dejando claro que, aunque para él su madre sea Rebecca Kaplan, es también hijo de la Bruja Escarlata.
Pero lo que sí me ha gustado, y mucho, es cómo Billy ha asumido la responsabilidad de lo sucedido (aunque sin entregarse a ninguna autoridad, a S.W.O.R.D. al Doctor Extraño o lo que sea), dejándonos claro que no volverá a permitirse perder el control así de nuevo. Y aunque no es lo que hubiese querido para el personaje, al menos no ha estado mal desarrollado. Después de todo el tema de su miedo a perder el control de su poder como le sucedió a Wanda ha sido algo recurrente en muchos de los comics en los que ha aparecido y también la ha liado gorda alguna que otra vez.
Y con esto llegamos al nuevo y peculiar status quo de nuestros protagonistas, con Billy en plena posesión de sus poderes y Ágatha, quien no ha podido evitar hacerle trampas a la muerte, convertida ahora en un fantasma, con el pelo blanco y un traje que recuerda bastante al clásico de los cómics. Un cambio que tiene su gracia que se produzca cuando en estos la habían convertido en una mujer joven, tocara envejecerla de nuevo. Una relación que sin duda bebe muchísimo de la excelente serie de la Bruja Escarlata que escribió James Robinson (Aunque Englehart y Howell ya la sacaron como fantasma en su mítica maxiserie).
Cómic del que esta serie de televisión ha tomado muchísima inspiración, y donde ya existía una dinámica similar entre la Ágatha fantasma y Wanda, que me muero de ganas de ver explorada en el futuro con Billy en el lugar de su madre. Un futuro que, como no podía ser de otra forma, se centrará en encontrar a Tommy ahora que ha renacido en un nuevo cuerpo, y que espero que no tarde demasiado en anunciarse el proyecto en el que se desarrollará esa historia. Aunque, dado el éxito de crítica y público que ha tenido la serie, estoy bastante convencido de que no tardaremos demasiado en tener noticias.
Por todo ello, espero que en el futuro tengamos más finales en esta línea, que permitan explorar con calma las consecuencias de todo lo sucedido y que no se limiten a ser otro espectáculo visual que parezca sacado de algún videojuego. Algo que probablemente se ha debido en parte al reducido presupuesto que, por lo visto, ha tenido esta serie, sobre los cuarenta millones de dólares, lo que ha obligado al equipo de la serie a prescindir de los despliegues de CGI de Wandavision y optar por dejar que el trabajo de los actores y guionistas, unos cuantos efectos prácticos y el CGI justo llevasen el peso del final como han hecho durante toda la serie. Así que, si ese ha sido el motivo, bienvenidos sean los presupuestos limitados.
Y dado que la despedido consto de un doble episodio, que menos que partir esto aquí y hacer un doble post para poder explayarme en profundidad con todo lo que me ha gustado de esta serie, alguna cosilla o dos que me han gustado menos, y lo que espero que le depare el futuro a estos personajes.