Si había un archienemigo para los chicos de la futura Image que no fuera la propia Marvel (o DC), ése era Peter David. Y seguramente también Gary Groth, de The Comics Journal, aunque ese para entonces ya estaba torciendo el gesto con los cómics de superhéroes. David era un guionista que no había explotado en popularidad hasta hace bien poco, y para colmo de males lo había hecho con una historia ultraviolenta de Spiderman y junto al mismísimo Todd McFarlane en Hulk. Verlo entrevistado en uno de los primeros números de Wizard hacía sonar tambores de guerra…
En aquel momento David acababa de empezar a escribir Factor X, y habla en su entrevista en el quinto número de la revista de cómo se había pasado años queriendo escribir series de mutantes. Lógicamente, quería escribir los mutantes «importantes», y se nota cierta decepción por el hecho de que le ofrecieron Factor X con una serie de personajes que no eran los de la encarnación anterior del grupo, si no una serie de «retales» que no tenían su sitio en las series importantes. Habla de que originalmente entre los miembros impuestos del grupo por la editorial iba a estar Legión pero que, llegado cierto punto, Harras le avisó de que el personaje no iba a estar disponible y preguntó si realmente lo quería mantener en la alineación, cosa a la que David respondió que el nunca había querido tenerlo. Personalmente, este episodio (feliz, porque acabó cambiando a Legión por Mercurio) no es sorprendente porque la mezcla de personajes es un tanto rara, pero nunca habría pensado que David no había elegido ni siquiera a Rahne como miembro de Factor X, teniendo en cuenta que le tenía cariño al personaje porque fue el primero al que bautizó.
David continúa hablando sobre la nueva personalidad de Mercurio, contándonos básicamente lo que luego entenderíamos como el Síndrome de Pietro Maximoff: al tener el metabolismo acelerado, todo lo que tiene alrededor le parece que va a cámara lenta, con lo que se vuelve cada vez más cascarrabias porque se siente como si viviera todos los minutos de su vida metido en una cola de un cajero en la que nadie sabe usar el dichoso cacharro. Cuando lo leí por primera vez en el famoso número de «Factor X va al psicólogo», pensé que Mercurio era un imbécil. Sí, puedo entender la analogía y que se sienta mal, pero lo que me parecía de imbéciles era molestarse tanto por el dichoso cajero, supongo que a Peter David le ha pasado mucho y el hombre es así de borde. No sé, durante la entrevista se pasa un buen rato diciendo lo mucho que le saca de quicio éso y otros ejemplos de «atención al cliente», así que yo que sé, ¡imagínate ya la que monta el nota si le dan mal el cambio!
Tras comparar al nuevo Factor X con los Delta Force (cosa que viene a querer decir que X-Force es un grupo terrorista) llega la parte más interesante, David hablando de cómo se plantea los guiones de cada serie: «…mi actitud no es la de llegar con un montón de tramas a largo plazo; guerras Kree-Skrull, viajes en el tiempo, remendando líneas argumentales que han estado colgando durante los últimos 15 años… Creo que no hay nada único en la serie si llegas con una historia genérica y le enchufas estos personajes. Intento entrar en sintonía con los personajes y trabajar desde dentro, desarrollar historias que impliquen y sean lo más interesantes para ellos.» Es curioso que descarte las tramas a largo plazo como si fueran contrapuestas a las historias de personajes, cuando precisamente lo que ha funcionado en los mutantes hasta ese momento ha sido el modelo de historias a largo plazo con cabos sueltos que acaban volviendo y coronando la historia original, haciendo que los personajes evolucionen a través de ellas. Una cosa no quita la otra, puedes empezar por los personajes y crear historias de ellos y acabar haciendo tramas interminables… Que era lo que hacía Claremont.
Luego habla de que está guionizando La Sirenita -la de Disney, sí- porque le gustó mucho la película y tenía afinidad con ella. Yo he de reconocer que no me esperaba que Peter David amenazara con romperle las piernas a Len Wein y a cualquiera guionista que se le adelantase escribiendo el cómic de la Sirenita, pero yo que sé, la gente cada vez está peor. No le acabo de ver sentido a una precuela de la Sirenita, y como el cómic está perdido en el tiempo porque lo publicó Disney Comics hace cuarenta años, pues supongo que me quedaré con las ganas de saber qué es lo que hizo David para que le importase tanto el personaje.
Y después de la magia de Disney, llegamos a los tambores de guerra… David habla de la tendencia del momento en las editoriales de darle más importancia al dibujo que al guión, tal y como se hacía en Francia «básicamente lo que está diciendo es que sólo el dibujo importa y que el cómic venderá al margen de si esta bien o mal escrito. Me alarma la voluntad total de los fans de comprar una mala historia porque parece muy bonita. No estoy decepcionado con los autores que intentan otros campos, la gente siempre debería intentar hacer cosas nuevas.» Vamos, que sí, que está diciendo lo que todos pensábamos y lo que le faltaba por ver, que en ese momento todavía estaban en 1991 y la cosa se iba a poner muchísimo peor. «Si un guionista importante con una trayectoria demostrada entrara en la oficina de Tom DeFalco y le dijera que quiere escribir y dibujar Spiderman, Tom le pediría muestras de dibujo. Creo que estaría bien que también (sic) le pidiera muestras de sus guiones».
No se le puede negar a David que no le falta su parte de razón, pero me parece un tanto irónica su queja y victimismo en una entrevista en la que no se menciona el nombre de Larry Stroman o de cualquiera de los dibujantes de los proyectos de los que habla, éso está bastante feo. Y además, por mucha parte de razón que tenga y los que lo vivimos en su día lo sabemos bien, todos sabemos que con los años la tendencia se invertiría, y se pasaría a ningunear a los dibujantes de mala manera cuando son poco menos que directores de cine de los cómics, los que eligen que planos se hacen y como se interpretan los personajes. Parece que no podemos terminar de tener un término medio, y recuerdo bastante bien una entrevista a Howard Chaykin unos años más tarde en la que vino a decir que todos sabían que se estaban haciendo unos cómics de mierda, que parecían albumes de cromos, pero que casi nadie levantó la voz porque estaban todos forrándose. Chaykin no se calló en 1991, Byrne tampoco y le tacharon de envidioso/rencoroso, y lo triste de todo esto es que si Image hubiera empezado empleando a guionistas y no a abogados, su aportación al medio probablemente habría sido mucho menos perniciosa. Afortunadamente, hasta Image consiguió darle la vuelta a la tortilla y acabó siendo una aglutinadora de cómic independiente que permitía a los autores disfrutar de todos los frutos de su trabajo sin calentarse demasiado la cabeza.