Cuando se anunció la línea Absolute de DC, me sentí más o menos como con la nueva línea Ultimate de Marvel, con una mezcla entre indiferencia y curiosidad a partes iguales, y bastante alivio de que estos experimentos no suplantaran la línea principal de ambas editoriales. Y debo admitir que, si bien hasta ahora ninguna de esas series me había entusiasmado, tampoco me repelían especialmente. Hay un poco de todo, pero en general no mantienen un mal nivel. Sin embargo, con la Absolute Wonder Woman de Kelly Thompson, Hayden Sherman y Jordie Bellaire, que no era precisamente la serie que esperaba con más ilusión, me he llevado una más que grata sorpresa, ya que he disfrutado su lectura muchísimo y me ha dejado con ganas de más, que es lo mejor que se le puede pedir a una historia.
Nacida en el paraíso y criada en el infierno tras ser desterrada allí por el mismísimo Zeus, Diana, la última de las amazonas, ha llegado a la Tierra con una misión: proteger a sus habitantes de las amenazas monstruosas que se avecinan. Una misión a la que hará frente armada con reliquias divinas, las enseñanzas morales y arcanas de su madre adoptiva Circe, y la fortaleza y coraje de sus hermanas perdidas, para defender a quienes no puedan hacerlo por sí mismos.
Como decía al comienzo, esta serie quizás era la que esperaba con menos ganas, aunque siendo honestos, ninguna me ilusionaba demasiado. Pero mientras que en los casos de Batman y Superman esto se debía a sus guionistas, ya que nunca he conseguido conectar con el estilo de Scott Snyder, y Jason Aaron hace bastante tiempo que dejó de ser el gran guionista que era (pero como aún no se ha publicado su Absolute Superman, confiaré mínimamente en que se haya repuesto), con Wonder Woman mi problema era diferente. Porque, a pesar de que Kelly Thompson me parece una gran guionista y he disfrutado muchísimo con buena parte de sus cómics, la idea de volver a tener una Wonder Woman guerrera y muy violenta, destripando enemigos con una espada (en esta ocasión una gigantesca que parece salida de un Final Fantasy), no me apetecía nada de nada.
Pero como esto no deja de ser un Elseworlds a gran escala, Thompson rara vez me ha defraudado, y sentía curiosidad por ver qué más me podía ofrecer esta nueva línea editorial (que de momento Batman me ha dejado algo frío), me leí su primer número, publicado esta misma semana, tratando de no tener demasiadas ideas preconcebidas. Y, por suerte, las apariencias engañaban, ya que aunque esta WW sí que se mueve con su espada entre sus enemigos como una guadaña segando cultivos, y su aspecto visual es muchísimo más agresivo de lo que recuerdo haberle visto nunca, no hacen falta más que unas pocas páginas para darse cuenta de que esta Diana no es tan diferente de la tradicional.
Aparte de su aspecto, lo que se contaba del personaje que se había criado en el infierno me hacía temer lo peor: que esta WW se iba a parecer a esas parodias violentas que tanto han abundado, como si fuese un personaje de los primeros años de Image o algo peor. Pero nada más lejos de la realidad. Porque partiendo de una premisa que podría hacernos temer lo peor, en la que Zeus (presuntamente) la había desterrado y dejado al cargo de quien tradicionalmente en el cómic ha sido una de sus mayores enemigas, Circe, esta Diana casi iba a ser algo más cercano a una villana que otra cosa, una guerrera inhumana que odiaría a la humanidad y poco a poco la veríamos cambiar de forma de ser.
Pero el gran acierto de Thompson aquí ha sido subvertir esas expectativas en quienes de momento son los personajes principales de la serie, especialmente con Circe. Con este personaje en danza, que lleva siendo una de las némesis de Wonder Woman en una forma u otra desde finales de los años 40, más sus múltiples interpretaciones como personaje mitológico, yo esperaba encontrarme a la Circe clásica, a la villana que tantos dolores de cabeza le ha dado a múltiples héroes, desde Ulises hasta Diana. Pero aunque esta Circe sigue siendo esa mujer altiva y orgullosa que no se arrodilla ni siquiera ante los dioses, y su primer instinto es abandonar a Diana a su suerte, al ver la fortaleza que esta demuestra incluso siendo un bebé, la impulsa a criarla y eventualmente a quererla como a su propia hija.
Algo, en buena medida, a causa de una cualidad de Diana que se ha mantenido intacta en esta versión: su bondad innata, algo que según la propia Circe es capaz de ablandar a las más feroces criaturas, y no solo a estas. Y ver cómo esta versión del personaje, pese a criarse en el Infierno y ser asediada por criaturas poco amistosas, no pierde jamás ese impulso de intentar las cosas por las buenas antes de recurrir a otros extremos, lo que me ha recordado tantísimo a uno de mis momentos favoritos del personaje perteneciente a la etapa de Gail Simone, me convenció de que esta serie está en buenas manos. Aunque ha cambiado muchísimo en torno a WW, lo esencial se mantiene intacto, así que espero disfrutar bastante con este cómic.
Y junto con Kelly Thompson tenemos aquí al combo artístico formado por Hayden Sherman y Jordie Bellaire. Al primero no lo conocía, pero me ha sorprendido muy gratamente por cómo ha adaptado su estilo para que remita un tanto al de Harry G. Peter, el dibujante original de Wonder Woman, pero modernizado y con un dominio de la acción y la violencia en donde se aprecian ciertas influencias del manga. Algo que combina con unas imaginativas composiciones de página que no entorpecen para nada la narración, sino todo lo contrario. Un dibujo embellecido por alguien cuyo trabajo conozco de sobra y nunca me canso de admirar, el de Jordie Bellaire, quien recurre aquí a una paleta de colores algo sobria, muy acorde con el tono de la serie, y que en los flashbacks del pasado en el Infierno le otorga a las páginas una especie de delicadeza sobrenatural que transmite a la perfección que estamos en otro mundo.
De momento no está siendo un mal comienzo para la línea Absolute de DC: una serie que me ha encantado y otra que no me ha parecido mala, pero que me ha dejado frío. Así que, a la espera de ver qué nos ofrece Absolute Superman, de momento no me quejo de poder disfrutar de al menos uno de sus cómics. Aunque reitero que me alegro mucho de que esto sea una línea separada del resto, donde poder hacer las cosas de otra forma y que no les dé por cambiar de nuevo al personaje, ya que así cada cual puede disfrutar de la versión que más le guste o, como en mi caso, de ambas. Solo queda confiar en que el buen nivel de este primer número se mantenga y vaya a más, y se vayan uniendo otros personajes a estas reinterpretaciones para ver qué sale de ahí.