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Los estertores de un sueño: Wizard, The Guide to Comics #2 (I)

Hubo un tiempo en el que un relanzamiento de Howard Mackie era lo más de lo más, llegando a hacer que el personaje relanzado se presentase como uno de los grandes valores de Marvel. Al final todo fue un espejismo y el personaje volvió prácticamente al olvido, pero en 1991 Danny Ketch, el segundo Motorista Fantasma, era suficientemente popular para ganarse la segunda portada de Wizard, a cargo de Javier Saltares. Desconozco si su popularidad vino hinchada por el ambiente especulador de la época, aunque bien es cierto que ahora mismo no recuerdo ningún lanzamiento de la época que fuera cancelado antes del primer año. Tal vez Wolfpack, aunque me da que ese salió unos años antes, de lo que estoy seguro es de que hasta Sonámbulo aguantó varios años en las estanterías.

Fun fact: Cada vez soporto menos al Motorista Fantasma, y creo que su mejor encarnación es Robbie Reyes.

Una vez entramos al interior de la revista, tenemos a Gareb Shamus hablando del exitazo que ha sido el primer número y el ordenador nuevo que se ha comprado que hace sonidos de Monty Python, ¿recordais aquellos tiempos en los que la gente se metía sonidos locos al entrar en Windows y lo hortera que era todo aquello, a pesar de que había gente que se pasaba horas personalizando sau escritorio? Por supuesto que os acordais, ¡todos hicimos esa horterada! También habla de que quiere hacer «trading cards» y camisetas de Wizard «por petición popular», que yo no quiero ser mal pensado pero al hombre se le veía de lejos la vocación por emprender en cualquier cosa menos en hacer buenos cómics (que ojo, cuando hizo su editorial de cómics reconozco que Gatecrasher no estaba mal para la época). Por lo demás, deja claro que su objetivo es el de «mejorar tu interés por el comic book y transformarte en un lector más informado». De los precios de los tebeos viejos, supongo. Y una vez dicho esto, vamos a llorar un poco…

Ay esos cosplays cutrones de los 90…

Hasta el mayor de los detractores de Claremont tiene que reconocerlo, Chris Claremont ama su trabajo y se defendía como gato panzarriba contra cualquier intromisión editorial que pretendiera separarlo de sus niños. Claremont había luchado a brazo partido durante sus quince años escribiendo la Patrulla X, y la mera idea de que abandonara la serie era visto como una señal del apocalipsis, y éso era precisamente. La entrevista que vemos en este segundo número de Wizard es la última entrevista que concedió antes de que el acoso y derribo de Jim Lee y Whilce Portaccio le hizo decir basta, y precisamente por eso es bastante interesante el ver a este Claremont batallador, que todavía no ha reconocido la aplastante realidad de que le están echando de su propia serie. Arranca la entrevista dejando claro que todos los personajes que han pasado por la escuela de Xavier son miembros de la Patrulla X, ya estuvieran en Factor X o donde fuera. Con esto simple y llanamente no hace más que reivindicarse en la que hasta aquel momento consideraba como su gran batalla perdida, cuando le robaron a Scott Summers y el resto de la Patrulla X original por un capricho pasajero de un entintador sobrevalorado. Claremont consideraba que aquellos personajes pertenecían a sus «dominios», y aunque a más de un lector de Spiderman o Vengadores le pueda resultar presuntuosa semejante afirmación -después de todo aquellos personajes habían sido creados por Lee y Kirby, como casi cualquier hijo de vecino en el Universo Marvel- Claremont tenía más derecho que ninguno a hacer semejante afirmación, porque en su mayor parte era su trabajo el que había hecho que esos personajes se convirtieran en los más exitosos de la editorial.

«Encuentra al Zaretsky» sea quien sea ese.

Cuenta Claremont que su intención para Uncanny X-Men y la nueva serie, X-Men a secas, era que cada serie contara la historia de un grupo distinto, pero que ambos vivieran en la misma mansión y se cruzaran unos con otros en su vida diaria; lo que afectase a un grupo le afectaría al otro y viceversa, siendo sus referentes series de Steven Bochco como Canción Triste de Hill Street o La Ley de los Ángeles, aunque también cita Doctor en Alaska (hago notar que estos son los títulos españoles de Hill Street Blues, LA Law y Northern Exposure, no nos lo tengáis en cuenta). El referente de Bochco es lógico, no en vano estamos hablando de una entrevista de 1991 y el showrunner ha sido el gran referente de la televisión de los 80, pero el mencionar el realismo mágico de aquel pueblecito de Alaska se hace bastante interesante, aunque solo fuera porque aunque Furillo o el doctor Fleischmann fueran más o menos protagonistas de sus propias series, el protagonismo que llegaban a alcanzar los secundarios de Doctor en Alaska es una de las cosas más claremontianas que uno se pueda echar a la cara. Y dicho esto, Claremont pasa a echarle mierda a sus jefes, porque en aquellos tiempos todavía era una estrella de rock y podía permitirselo.

Sí, parece que su cabeza está en una diana. Sí, justo va a pasar lo que nos temíamos.

«La idea de Tom DeFalco para la nueva serie de X-Men era tener dos títulos a cargo de dos dibujantes diferentes con los mismos cinco protagonistas en cada una de ellas, convirtiéndolo básicamente en una serie quincenal. Me opuse a ello y el editor Bob Harras me apoyó; más que nada porque aquello era irrealizable, porque exigía una coordinación entre dos dibujantes (…) habrían sido una pesadilla.» Hago notar algo importante de este texto, y es que Claremont dice especificamente que «los problemas de coordinación entre dos dibujantes diferentes GUIONIZANDO HISTORIAS CONSECUTIVAS». Usa la palabra «plotting», que se suele referir al argumento, con lo que creo que podemos dar por hecho que en este momento Claremont está seleccionando sus propias batallas; sabe que Portaccio y Lee han ganado y van a escribir sus propias historias, por lo que él se tiene que limitar a escribir diálogos y hacer legible todo el desbarajuste que le van dando mes tras mes. Creo que ya en ese momento ha realizado el guión de los tres primeros números de X-Men, con argumento de Lee, y seguramente está trabajando en los últimos números de Uncanny con mayor capacidad de maniobra respecto a Portaccio, tal y como se deduce del hecho de que Bishop sea un señor de raza negra y no un personaje de Wetworks como el resto de su banda de policías del futuro.

Lo único que me consuela es que, paralelamente a todo esto, Capcom está a punto de conseguir los derechos de X-Men y van a hacer un pedazo de videojuego. Ya, ya sé que es un consuelo bien pobre, pero…

No me gustaría despedirme hasta la semana que viene -con este pedazo de cliffhanger, ¡como debe de ser!- sin recordaros que, en efecto, es irónico que la última entrevista de Claremont como guionista indiscutible de Uncanny fuera para Wizard, el monstruo nacido a la sombra de las criaturitas que lo estaban devorando. Es también bastante curioso el ver como intenta hacer como si no estuviese pasando nada, porque la entrevista casi parece aquel meme del perro en mitad de una casa ardiendo que dice «todo va bien». No, todo se está desmoronando, y la mayor venganza que pudo tener Claremont en todo esto es que, una vez salió de la casa de locos y Byrne corrió a escribir los diálogos de la serie para «vengarse» y llegandoa afirmar que «esperaba guionizarla el solo en un futuro», acabara completamente trasquilado y abandonando esa función en muchísimo menos tiempo del que Claremont había aguantado. Mal de muchos consuelo de tontos, pero no se puede negar que la justicia poética de aquello también tuvo su gracia…

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