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¿Por qué tiene Superman que salvar al gato?

No, en serio, ¿por qué no baja el puto gato él solito? Vemos la escena, la niña mirando al gato desde abajo, tiene dos coletas y es rubita, se le ve la tristeza y desesperación en sus ojos. «Oh Micifuz, baja por favor Micifuz»… Que éso también habría que mirarlo, porque estoy convencido de que Micifuz es nombre de gato, el nombre de gato más gato de todos los nombres de gato, pero aun así no recuerdo un solo ejemplo de un gato que se llame Micifuz. Pero no me voy por las ramas, la niña sigue llamando desesperadamente al gato, que a saber a santo de qué se ha subido hasta ahí, y entonces llega Superman -o un bombero, tanto me da- y le baja el gato. ¿Por qué?

Míralo a Superman ahi volando, tratando de meterse en la vida de los demás.

Bueno, en realidad es muy sencillo; El gato está ahi arriba -por lo que sea, pero está ahí- y parece evidente que no va a bajar él solito. Puede ser que no tenga ganas de bajar y sentado allí arriba en las alturas tenga un complejo de divinidad gatuna como no se veía desde el Antiguo Egipto, «soy la reencarnación de Bastet, ¡arrodillaos perros mortales!», pero también puede ser perfectamente que el gato sepa cómo subir pero no cómo bajar. Que caen de pie y desde muchos pisos, pero tanta altura a todos nos acojona. El gato mira desde arriba al suelo y se pregunta como acabaría su caída, cuantas patas se podría fracturar; así que está acojonado, pero llega Superman y lo salva. Y la niña es feliz y todo perfecto, pero lo lógico habría sido que el bombero -o Superman- hubiera enseñado al gato a caer de pie. Que lo hubiera agarrado y tirado al suelo desde arriba, enfrentándolo a sus miedos, y si el gato tiene lo que hay que tener, habría caído de pie y aprendido una valiosa lección para el futuro. O también podría haber enseñado a la niña a trepar por el árbol hasta llegar al dichoso gato, y así ella podría haber aprendido a bajarlo ella sola sin molestar a los demás, que es una gran opción. En ambos casos nos arriesgamos a que la niña (o el gato) se caiga y se rompa la crisma, con lo que Superman -o el bombero o bombera- podría enfrentarse a una demanda por parte de los padres por haber puesto en peligro la vida de su hija innecesariamente (o la del gato). Que esta muy bien que los niños aprendan deportes, pero siempre con seguridad. Así que sí, Superman tendría que haber enseñado a la niña a trepar, asegurarse en todo momento de mantener la seguridad él mismo por si ella se caía y darle un curso de prevención de riesgos deportivos, hablándole de cómo ponerse un arnés, crear los puntos de sujección adecuados a lo largo de todo el trayecto y demás. O también Superman podría salvar al puto gato.

Hala, toma tu puto gato.

Pero claro, ¿quién te dice que el gato no tiene enfermedades? Que, vete a saber, igual está en la copa del árbol tratando de aislarse de su dueña -¿hermana adoptiva? ¿Su humana? No se como se dice esto hoy en día- porque ya sabes, ha cogido la rabia o el virus zombie. El último acto de amor del gato para con su amiguita, la persona que más quiere en el mundo, es separarse de ella para no infectarla, y entonces va Superman y los vuelve a juntar para que el gato infectado pueda devorarla y condenarla al mismo infierno no muerto en el que se ha visto sumergido. Lo cierto es que es una situación mucho más complicada de lo que parece, y creo que Superman debería tener muy en cuenta las implicaciones de sus actos. Porque, no lo olvidemos, estoy convencido de que Superman cuando lleva a cabo esta acción no es consciente de quién es el propietario de ese árbol, de si está entrando en una propiedad privada y vulnerando alguna ley. Puede que el árbol esté dentro de una urbanización y al entrar a salvar el gato esté perturbando la paz del recinto, una tranquilidad por la que están pagando muchos vecinos con el sudor de su frente; ¿que derecho tiene Superman a resolver el conflicto, perturbando el descanso de unos honrados trabajadores de clase media? Porque imaginate, mientras él se para a bajar el gato, podría atacarle Darkseid. O peor, Lobo diciendo tacos y demás blasfemias. O, por supuesto, el gato podría morderle y contagiarle el virus zombie, con lo que Superman empezaría a atacar a los vecinos y a destrozar la urbanización, provocando con ello el fin del sueño de sus habitantes y, aún peor, tremendos daños a la propiedad privada.

¡Y todavía estarás orgulloso, miserable canalla!

Cuidado, con esto no quiero ser un bienqueda que trata de esquivar el tema más conflictivo y por eso lo he dejado para el final; el que Superman coja al gato sin su consentimiento podría ser considerado como una agresión. Ya, ya sé que alguno ya está pensando que éso es un comentario absurdo propio de animalistas desquiciados, pero imaginemos que no es un gato si no una persona. Una persona que está en lo alto de un árbol porque le viene en gana, y viene un bombero que le dice que por su seguridad debería bajarse, ¿a santo de qué tiene que bajarse? Tiene sus derechos, están coartando su libertad por un paternalismo nauseabundo del estado, que establece unas normas sobre la seguridad personal que constriñen la libertad individual. El gato tiene derecho a estar en el árbol el tiempo que le de la gana, y me importan una mierda los sentimientos de la niña, ¿qué derecho tiene Superman a meterse ahí porque el gato quiera hacer algo distinto? Su libertad está por encima de todo, ¡faltaría más! Y precisamente por eso el gato está en su derecho a defenderse si se considera agredido, y si Superman lo agarra y lo mueve en contra de su voluntad, tiene derecho a atacarle, porque él se lo ha buscado. Ha entrado en una propiedad privada a mover a un ser vivo en contra de su voluntad y colocarlo en un lugar en el que no quería estar, con lo que el gato no solo puede, si no que debe defenderse, sea el agresor kryptoniano o no. Y por eso creo que el gato debería disponer de herramientas para defenderse contra alienígenas como Superman, disponiendo en sus garras de un baño de kryptonita y así, en caso de que hiciera falta, matar a Superman con tal evitar que se vulneraran sus derechos, su derecho a la propiedad privada. Y quién dice Superman, también habla de bomberos o de los perros, que quieras que no tienden a atacar a los gatos y llevan milenios torturándolos, con lo que creo muy justificado el armar a los gatos para acabar de una vez con el terrorismo canino que no terminará jamás mientras haya un solo perro con dientes que pueda morder a un inocente gato, esté subido en un árbol o no.

En conclusión: Superman, ni se te ocurra salvar al puto gato, buenista de mierda. ¡Libertad ante todo!

 

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