Porque lo primero que hay que decir de esta antología, que no deja de ser la segunda de Tales of the Jedi, es que es un fraude en toda regla, porque viene diciendo que son historias del Primer Imperio Galáctico (creía que antes hubo un Imperio Sith, pero igual también han cambiado de eso) y luego pues resulta que no, que una transcurre durante las guerras clon y otras después del Imperio. Pero antes que nada, quiero puntualizar algo…
Me pregunto qué es lo que puede impulsaros a ver esta serie. Quiero decir, son historias cortas de personajes que seguramente ni os suenan, casi son como dos episodios perdidos de Guerras Clon y el Mandaloriano o Ahsoka, fragmentos de un subuniverso a las películas. Ver esto es como leerse un X-Men Unlimited o un Justice League Quarterly, como leer un relato de Marvel Comics Presents, no tiene mucho sentido leerlo suelto porque seguramente te quedes en una historia un tanto vacía de contenido porque no entiendes la mayor parte de lo que está pasando, contándote dos historias de personajes prácticamente anecdóticos dentro del universo cuyas historias son en realidad bastante parecidas. Y aun así que nadie se piense que estamos ante un relleno intrascendente, porque las historias tienen valor por si mismas, hacen un retrato de los personajes a lo largo del tiempo y sus motivaciones, y cómo lo que va sucediendo a su alrededor les afecta. Y aun así, mejor colgamos el cartel de spoilers…
Morgan Elsbeth es un personaje relativamente nuevo -apareció por primera vez en un episodio de El Mandaloriano, no llegará a los cinco años de vida- y poco se ha contado de ella más allá de su pasado como cacique de un planeta perdido y su condición de bruja de Dathomir. Creada como una herramienta narrativa para llegar al verdadero villano de la historia -el Gran Almirante Thrawn, que ya había aparecido en Rebels- cuando nos cuentan su historia el personaje sigue estando a la sombra de Thrawn, porque buena parte de su trama depende de la creación del TIE Defender, una versión más avanzada del emblemático caza imperial que Thrawn se atribuyó en su día pero que aquí se nos revela que fue un diseño original de la propia Elsbeth… Lo cual admito que me molesta un poco porque -y aquí me ajusto las gafas de friki- el TIE Defender es un caza de Sienar Fleet Systems, desarrollado en secreto por una corporación por ordenes de Zaarin, otro almirante de la flota imperial bajo supervisión directa de Darth Vader. Pero vamos, que el pecado no está en haber cambiado las cosas, el pecado está en decir que el TIE Defender era uno de los hitos de la ingeniería imperial y ahora reducirlo a ser el invento de una bruja dathomiriana que aprendió Dictadura Fácil e Ingeniería Espacial Para Todos mientras seguía mejorando sus conocimientos del Palo Dathomiriano. Que probablemente tenía esclavizados a un montón de ingenieros y ella misma se atribuye todo el mérito porque los jefes son así, pero…
Y aun así esto es una pura anécdota. El viaje de Elsbeth es uno que en un principio se corresponde con su rencor hacia el General Grievous por haber matado a su gente, en su segundo episodio reconoce a Thrawn que su principal motivación es la venganza y aun así… ¿De quién se está vengando? En ese momento la Confederación de Sistemas Independientes de la que supuestamente se tenía que vengar ya no existe, ha sido desintegrada por el Imperio, con lo que entregarse a servir incondicionalmente al Imperio es un tanto idiota. Ni siquiera tiene motivación para odiar a los jedi o la república -que se podría haber buscado una excusa para detestarlos, yo que sé- con lo que antes tendría más lógica que odiara a la República/Imperio porque, aunque en esta antología no se cuenta, fueron los tejemanejes de lider de ambas los que llevaron a la destrucción de su gente. Elsbeth es muy obtusa, y éso hace que sus motivaciones se diluyan, más todavía cuando llega su último capítulo y la vemos convertida en una tirana ciegamente fiel a Thrawn a la que no le tiembla el pulso a la hora de exterminar una delegación diplomática de la Nueva República (otra vez no estamos hablando del Imperio), como si eso asegurase que la república en cuestión no se preguntara qué había sido de su delegación desaparecida y no le mandara un escuadrón de X-Wings y fragatas Nebulon B a investigar. ¡Que son la superpotencia galáctica del momento, no es inteligente tocarles los midiclorianos!
Los otros tres episodios están protagonizados por Barriss Offee, un personaje creado como uno de los jedi de fondo de El Ataque de los Clones y que tuvo cierto desarrollo durante la serie de animación de Las Guerras Clon de Dave Filoni (que por cierto, sí, es el encargado de esta antología y de todo el Star Wars moderno, que por algo lo ungió el mismísimo George Lucas para hacer su voluntad o lo más parecido a ella). En la serie, que intentaba por todos los medios justificar algunos de los mayores problemas de las precuelas, Offee personificaba las dudas de unos jedi que habían pasado de ser los guardianes de la paz, gente que mediaba y buscaba soluciones pacíficas a todos los conflictos que satisfacieran a ambas partes, a ser generales en una guerra que parecía interminable por su extensión por toda la galaxia. Offee creía que los jedi habían perdido el norte, que el problema eran ellos, y por eso acababa montándose un Guy Fawkes y bombardeando el templo jedi, intentando hacer que desperaran de su burbuja y se dieran cuenta del sufrimiento que estaban causando con su servicio ciego a la República Galáctica. Al final fue detenida y encarcelada, con lo que para cuando empieza esta historia el espectador la ve en la cárcel por «haber descubierto la corrupción de los jedi»… Razón por la que cuando los jedi son purgados, el Imperio decide darle una segunda oportunidad como inquisidora, como cazadora de jedis… Pero no funciona.
O mejor dicho, no fluye. Offee siempre duda en su papel de cazadora de jedis, a pesar de que estaba dispuesta a poner una bomba y matar a unos cuantos, llegando a culpar a una inocente de su crimen para escurrir el bulto. En este caso no muestra un rencor a los jedi si no una melancolía y estupefacción constante ante la forma en la que la obligan a formar parte de los inquisidores -literalmente a punta de blaster- sin querer matar a un solo jedi. Lleva un sable rojo y no se ha dejado corromper por el lado oscuro, seguramente ha matado a algun jedi, pero en todo momento ha tratado de hacer que se entregaran para «reeducarse». Sigue pensando que los jedi son el mayor problema del universo pese a que está rodeado de auténticos matones que aniquilan a un pueblo entero por «deslealtad»… No, no me cuadra esta historia. Entiendo y valoro la intención de contarnos como alguien puede estar dentro del sistema del Imperio, dentro de uno de sus organismos más fanáticos como es el Inquisitorius, y a la vez mantener parte de su humanidad, pero si Anakin Skywalker se convirtió en un monstruo genocida como Darth Vader, me pregunto como han podido pensar que Offee, que ya venía con la mala leche de casa, puede ir por estas coordenadas sin que Vader se la cargue al primer miramiento.
Pero bueno, al final son historias cortas, una especie de «regalo» para celebrar el día de Star Wars, una fiesta inventada recientemente para justificar la pervivencia de la marca. Habría sido mejor hablar del final de Bad Batch, una serie que ha acabado sin grandes fuegos artificiales pero que se ha mantenido fiel a si misma, contando una historia sobre los grandes derrotados de la trilogía de precuelas, todos aquellos clones que crearon para morir en el campo de batalla y que después de las guerras clon no solo sobraban si no que eran hasta molestos para el Imperio. Pero bueno, éso otro día será…