A principios de los noventa, si alguien veía una «i» mayúscula en una librería, daba por hecho que estaba ante un cómic de Todd McFarlane, Rob Liefeld o alguno de esos. Uno de Image vamos, nunca de la pérfida Marvel o de DC. Pero alguno se debió de equivocar y cogerle un cómic de Archie al chaval. Bueno, de Archie no, de DC Comics. Mejor me explico en profundidad, bienvenidos a la línea «Impact» de DC Comics:
La idea en sí no era mala, con la subida de edad mínima de todos los cómics de superhéroes a lo largo de los 80, en DC se dieron cuenta de que estaban espantando a la chavalería, a los niños. Lo del Mature Readers de Vertigo les estaba funcionando bastante bien, pero Batman ya no era precisamente el amistoso cruzado enmascarado de antaño, así que tocaba hacer algo. La opción más segura y conservadora era la línea Adventures surgida como adaptación de la misma serie de animación de Batman, pero DC llevaba planeando hacer algo al respecto desde mucho antes, en 1987, y el responsable del proyecto era nada más y nada menos que un editor que venía de hacer cómic «mature» en First y que DC había contratado para una función parecida: Mike Gold. La idea de Gold y el jefe de distribución Matt Ragone iba mucho más más allá y pretendía crear una línea de superhéroes infantiles que se distribuyese sobre todo y ante todo en kioskos, reconquistar el territorio perdido en un momento en el que todavía estaba vivo.
Gold se juntó con uno de sus colaboradores habituales, Bian Augustyn, y en aquel ambiente postcrisis de un único universo vieron raro el usar a Superman o Wonder Woman, por lo que decidieron usar un nuevo universo, uno que no estuviera relacionado con DC. Se barajaron varias posibilidades, pero pronto se decidió que fuera uno completamente olvidado, que llevara tiempo sin publicarse; siendo como era todo esto un pequeño experimento, en la editorial no tenían los recursos ni las ganas de enfrascarse en la creación de un nuevo universo, por lo que empezaron a barajar recurrir a editoriales extintas como Gold Key o Tower Comics y su THUNDER Agents, siendo esta última la que les interesó más. Sin embargo, los problemas legales para conocer a quién pertenecían realmente todos esos personajes acabaron provocando que desistieran y se decidieran por un universo del que estaban seguros no había disputa posible, el de Archie.
Archie había empezado llamándose MLJ Comics, y su mercado principal habían sido los superhéroes, llegando a competir con Timely o National en algunos mercados y hasta llegando a denunciar a la primera por lo que consideraba un plagio de su héroe patriótico, The Shield, respecto al Capitán América de Joe Simon y Jack Kirby. Sin embargo, la pelea no duró mucho porque no tardaron en encontrar un mercado mucho más lucrativo con la creación de una tira humorística protagonizada por un adolescente llamado Archie Andrews en 1941. La caida en ventas de los supers y el ascenso fulgurante de la panda de Riverdale no tardaron en hacer que MLJ se volcara tanto en el personaje como para ser renombrada directamente como Archie Comics, huyendo de polémicas y siendo el cómic «parent friendly» durante años. Archie intentó revivir a sus personajes en varias ocasiones a lo largo de los años, pero nunca acabaron de funcionar a pesar de que entre los nombres de los que lo intentaron estaban el de Jack Kirby, Jim Steranko o Jerry Siegel.
Sin embargo, y cuando parecía que todo el proyecto estaba a punto de poder andar, con Gold fichando a varios extrabajadores de DC como Mark Waid (un perfil bajo, veteranos del cómic pero nada de nombres importantes) Ragone fue fichado por Marvel y el nuevo director de circulación se opuso completamente a la idea tratando de impedir que saliera un solo número uno a la venta y cerrando la puerta por completo a la idea de publicarlos en kiosko. Y aunque no consiguió evitar la salida de la línea, hay que reconocerle que algo de razón debía de tener, porque entre tanto el tiempo había pasado y, si mirábamos la situación del mercado en aquel momento, absolutamente todas las editoriales independientes y hasta la propia DC estaba sacando «nuevos universos de superhéroes». Líneas como Milestone aparecían como setas mientras el Ultraverso de Malibú o el sello Comics’ Greatest World de Dark Horse trataban de postularse como el nuevo universo de superhéroes. Por supuesto, todos ellos se dieron de morros con la realidad del estallido de la burbuja, y la línea Impact también.
Aun así, si miramos quienes estuvieron implicados en el lanzamiento de la línea, como que no podemos decir que era otro intento estéril o un toma el dinero y corre, porque podemos ver nombres de veteranos como William Messner-Loebs junto a futuras estrellas como el ya mencionado Mark Waid o Rags Morales. También tenemos otros nombres como Brian Augustyn -editor de Flash poco después, tras la marcha del propio Gold- Rick Burchett, Mike Parobeck, José Marzan, Jimmy Palmiotti… Los personajes eran reinterpretados para un público moderno, pero ya digo que el limitarse al mercado directo alejó a Impact de su público objetivo y hasta cierto punto su razón de ser, con lo que acabó siendo una línea más de tantas en mitad de tanto ruido y fue cancelada dos años después de su creación, en 1993. Así, los personajes se mantuvieron en poder de DC hasta que volvieron a las manos de Archie poco antes de relanzarlos en 2012, pero supongo que éso ya es otra historia…