Si ayer hablábamos por aquí de todo un clásico del cómic de ciencia ficción estadounidense hoy toca repetir temática pero en nuestro lado del charco para hablar de otro mito del cómic como es la Barbarella de Jean-Claude Forest. Un personaje que ha pasado a la historia por lo rompedor que fue su planteamiento en el momento de su creación y que hoy en día sigue siendo una lectura muy divertida. Un cómic que por fin, sesenta y un años después de su primera publicación (que ya es decir) , llega a España de la mano de Dolmen en un tomo que recopila sus primeras aventuras con las que podremos por fin descubrir que hacia tan especial a esta heroína galáctica.
En 1962 Jean-Claude Forest era un autor prolífico que alternaba su trabajo como dibujante de cómics en la prensa y en revistas con el de ilustrador de portadas para novelas de fantasía (en buena medida porque cobraba tan poco por cada trabajo que no se negaba a nada) y a quien un día su editor en la revista V Magazine le propuso crear un personaje femenino para suplir la escasez de estas en el cómic. Y aunque aquella propuesta iba en la dirección de crear una versión femenina de Tarzan (de las que ya existían unas cuantas como Sheena o Rima) Forest prefirió mirar mas arriba, hacia las estrellas, e inspirarse en otro popular héroe de ficción, Flash Gordon. Así de sencillo es como nació esta aventurera que un día abandono la Tierra en busca de emociones y nuevos mundos que explorar.
Pero aunque Barbarella y Flash Gordon compartían muchos puntos en común, especialmente eso de encontrarse problemas en todos los lugares que visitaban y el impulso irrefrenable de ayudar a quien quiera que lo necesitase, había una diferencia notable entre ambos personajes. Y es que mientras que Flash era un héroe casto que no importaba cuantas reinas y princesas se lanzasen a sus pies, el solo tenia ojos para su novia eterna Dale Arden, Barbarella era una mujer libre que quería disfrutar de todo lo que le ofrecía la vida, que después de todo y pese a su ambientación fantástica esta no dejaba de ser desde cierto punto de vista una mujer francesa de los sesenta.
Eso fue en buena medida lo que hizo destacar a Barbarella entre los cómics de la época. Se trataba de un cómic orientado a un publico adulto en el que su heroína disfrutaba de su cuerpo como quería, que a lo largo de sus aventuras no tenia ningún problema en seducir a quien hiciese falta y que se acostaba con quien le apetecía y cuando le daba la gana. Pero pese a esa actitud algo inédita en aquellos años y a que Forest no tenia problema alguno en mostrar a Barbarella desnuda cuando hacia falta (y a veces también cuando no la hacia) este no era un cómic pornográfico, aunque si erótico, donde mostraba lo justo para dejar claro que esta heroína hacia con su cuerpo lo que quería sin el mas mínimo complejo.
Un erotismo que hoy en día sesenta y un años después de su publicación y con todo lo que se ha publicado desde entonces, nos resulta ahora casi tierno e inocente pese a lo que debió escandalizar a muchos lectores de su época. Por eso para mi en estas historias que he leído ahora por primera vez hay un elemento que me ha llamado mas la atención, que Barbarella es una heroína de los pies a la cabeza. Y es que en estos tiempos en los que vivimos en los que buena parte del publico parece preferir personajes cínicos, egoístas y violentos resulta refrescante encontrarse con una heroína clásica de las de toda la vida, compasiva, repleta de empatía y que hace lo correcto simplemente porque es lo correcto.
A lo largo de las aventuras incluidas en este tomo Barbarella se encuentra con colonos que explotan los recursos naturales de los mundos que habitan aunque eso suponga dejar en la miseria a los nativos, dictadores que explotan y torturan a sus ciudadanos, matones abusando de su poder… Y Barbarella siempre se pone sin dudarlo de parte de los mas débiles, de quienes necesitan ayuda y no pueden defenderse aun a costa de su propia seguridad. Algo que a menudo hace intentando huir de la violencia, ya que aunque es una heroína de armas tomar que cuando es necesario no duda en agarrar un arma para hacer frente a sus enemigos, es habitual encontrarla tratando de llegar a soluciones pacificas, aunque no siempre sea posible. Y solo por eso este cómic ya me ha ganado.
Y es que estamos ante un cómic de esos de los que tanto lloriquean en las redes sociales afirman que “antes no se hacían”. Un cómic muy de izquierdas en el que se defiende el ecologismo y la libertad sexual, en donde se critica el machismo, el capitalismo, la caza… Todo ello sin disimulo alguno y convirtiendo esto en un cómic que de publicarse hoy en día por primera vez seria acusado de ser “woke”, solo que se publico hace mas de sesenta años, siendo un gran ejemplo de como todos estos temas sociales siempre han estado ahí en la ficción aunque muchos sigan queriendo negar la realidad.
Un cómic que además destaca por como Forest forzó los limites del genero fantástico soltando a su heroína en un universo surrealista y psicodélico que parecía no tener limites, donde Barbarella podía pasar de visitar una colonia agrícola en un mundo desolado a encontrarse con un laberinto sin fin en el que era guiada por un ángel ciego, dictadoras trastornadas que escenificaban violentas rebeliones en su contra para matar el aburrimiento, ciudades construidas en el interior de medusas gigantes y viajes oníricos que desafiaban toda explicación. Y es que la imaginación y las ganas de experimentar de Forest en esta serie no parecían tener limites y resulta todo un placer descubrir a que extremos fue capaz de llegar hace mas de medio siglo.
Por suerte ahora podemos descubrir por fin en nuestro país que tenia de especial Barbarella (que aun me cuesta creer que esto llevase mas de sesenta años inédito) en esta bonita edición muy cuidada y repleta de extras que nos ha traído Dolmen y que se suma a la ingente cantidad de títulos clásicos que se están reeditando en nuestro país. Algo que esta permitiendo tanto a los viejos como a los nuevos lectores descubrir y redescubrir multitud de títulos clásicos y que como en el caso que hoy nos ocupa ha resultado ser todo un placer.