Hoy toca retomar un tema que por aquí tenemos un tanto abandonado, el de la literatura, y tratándose de mi obviamente lo que toca es hablar de un libro viejo de ciencia ficción, Anochecer/Nightfall. Un libro que no esta escrito por un clásico del genero, sino por dos, Isaac Asimov y Robert Silverberg, quienes en anochecer convirtieron en novela un relato corto del primero ofreciéndonos una historia apasionante que como es habitual en el genero también resulta ser un espejo de la sociedad en el que tristemente aun podemos vernos reflejados.
El planeta Kalgash disfruta de una luz perpetua gracias a sus seis soles gracias a los cuales no hay un solo momento de oscuridad en ningún rincón del mismo, lo que ha creado una sociedad adoradora de la luz que literalmente no sabe vivir sin ella. Una sociedad en la que existe una secta religiosa que lleva desde siempre pregonando el fin de todo, que los dioses les van a castigar y arrebatarles la luz, algo que la inmensa mayoría de la población es incapaz de tomarse en serio. Pero una serie de descubrimientos científicos de pronto ponen en duda todo lo que los habitantes de Kalgash creían saber sobre su mundo dando una aterradora credibilidad a esas predicciones apocalípticas…
Anochecer fue un relato corto que Isaac Asimov escribió en 1941 para la revista Astounding Science Fiction cuando esta se encontraba bajo la dirección de John W. Campbell, convirtiéndose en uno de los relatos mas populares de Asimov y uno de los que el se sentía mas orgulloso. Cincuenta años mas tarde le sugirieron a este colaborar con otros autores para expandir algunos de sus viejos relatos (mas bien dejar que dichos autores se basasen en su relatos para escribir una novela) , algo para lo que contó con su amigo Robert Silverberg, otro grande del genero, quien tras esta colaboración de la que Asimov se sentía tan orgulloso que decía que casi podía creer que lo había escrito el mismo, Silverberg repitió la experiencia convirtiendo en sendas novelas otros dos relatos de Asimov, Hijo del tiempo/Child of Time (basado en “El Niño Feo”) y El robot humano/The Positronic Man (basado en “El Hombre del Bicentenario”).
El resultado fue un libro que leído treinta y tres años después (u ochenta y dos si retrocedemos hasta el relato original) sigue siendo no solo muy emocionante, sino también tristemente actual. El libro se divide en tres grandes capítulos, Atardecer, Anochecer y Amanecer, y en el primero de ellos se nos describe no solo como funciona la sociedad de ese mundo (recordemos que no son terrestres ni humanos), su miedo innato a la oscuridad, etc. Pero también nos encontramos con una sociedad que en demasiados aspectos es aterradoramente idéntica a la nuestra, especialmente en la desconfianza irracional hacia la ciencia por parte de un sector de la población.
Habiendo sido Asimov bioquímico y divulgador científico, no me cabe duda de que a lo largo de su vida se encontró demasiado a menudo con gente que no solo desconfiaba de los avances científicos, sino que se regodeaban en su ignorancia convencidos de que su “sentido común” era mas valioso y de fiar que cualquiera de esos descubrimientos. Y eso es algo que no solo queda perfectamente reflejado tanto en el relato original como en la novela de Silverberg, sino que es algo que tristemente también nos encontramos nosotros en el mundo real cada vez mas a menudo.
En la novela nos encontramos como astrónomos y arqueólogos se enfrentan con estupor a la una sociedad que por una mezcla de ignorancia, complejos, soberbia y también miedo a que las predicciones de estos sean reales, prefieren ignorar y despreciar a los científicos que tratan de advertirles. También encontramos a periodistas que dan pábulo a estos negacionistas (no les cabe otro nombre) porque eso le esta dando un montón de material para su periódico y una gran popularidad, además de personajes que están exacerbando el miedo de la gente para sus propios intereses, demasiado real para ser una historia de ciencia ficción. Y si Asimov y Silverberg estaban horrorizados por esa corriente anticientífica de aquellos años no quiero imaginar que pensarían hoy en día (aunque podrían preguntarle a Silverberg aprovechando que aun le tenemos entre nosotros)
Pese a los años transcurridos desde su publicación Anochecer sigue siendo una gran obra (yo recomiendo leer ambas versiones del tirón) con la que si uno consigue superar esa premisa inicial del miedo patológico a la oscuridad de los habitantes de Kalgash, se encontrara con un libro no solo apasionante, sino también tristemente demasiado actual. Pero después de todo esa siempre ha sido una de las principales características del genero, no solo tratar de anticipar el futuro, sino ser también un reflejo de la sociedad a través del cual poder aprender algo de nosotros mismos.