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Hulk contra el Sida – Los cómics de antes no eran políticos

Hoy toca de nuevo viajar al pasado para recordar otro de esos momentos, que según muchos jamás existieron, en los que el cómic de superhéroes dejo a un lado las amenazas fantásticas para hacer frente a un problema muy autentico del mundo real. Para ser mas concretos vamos a retroceder hasta el comienzo de la década de los noventa, a la etapa de Peter David en el Increíble Hulk, en la que en dos números junto a Dale Keown y Gary Frank respectivamente reflejó de forma muy directa todos los problemas que rodeaban a las personas que tenían que enfrentarse al VIH y al Sida.

Hay imágenes con las que sobran las palabras

Incluso hoy en día, con todos los avances en medicina y en información de los que disponemos, hablar del VIH y el Sida sigue siendo un tema incomodo para muchos, así que incluso quienes no vivieron aquellos años pueden imaginar que hablar abiertamente de ello en las décadas de los ochenta y los noventa, cuando contraer la enfermedad era en muchos casos una sentencia de muerte, el pánico y la desinformación campaban a sus anchas y quienes contraían la enfermedad eran tratados como algo toxico, lo era aun mas. Y un tema tan importante y extendido como este no podía permanecer alejado del mundo del cómic. En la tira de prensa Doonesbury de Garry Trudeau este contó a través de uno de sus personajes, Andy Lippincott (al que habia mostrado como abiertamente gay desde finales de los 70, todo un hito), los estragos de la enfermedad llevados hasta sus ultimas consecuencias con la muerte del personaje en 1990, lo que provocó que algunos periódicos se negasen a publicar su tira. También fue un tema que se toco y muy de cerca en el mundo del cómic independiente y underground como en el Wendel de Howard Cruse, quien vio morir a muchos de sus amigos por culpa del Sida.

Es casi como si la ficción siempre fuese política de una forma u otra…

 

Pero en el cómic de superhéroes, enfocado a un publico infantil/juvenil y aun regido por el Comics Code esto parecía mas complicado de hacer hasta que Peter David demostró que no tenia por que serlo. A veces nos encontrábamos cosas como aquella misteriosa enfermedad que aquejaba a un Estrella del Norte cuya homosexualidad era cada vez mas evidente aunque aun no explicita. Los Nuevos Guardianes de DC se enfrentaron a un vampiro creado en laboratorio en Sudáfrica, infectado con el Sida y entrenado para matar a personas no blancas y que acabo contagiando a varios miembros del grupo. Y el Virus del Legado asolo a la población Mutante de Marvel hasta que empezó a afectar también a los humanos. Se disfrazaba detrás de metáforas o se utilizaba como un elemento pintoresco dentro de historias mas o menos tradicionales, hasta que un día Peter David decidió ser completamente directo y tratar el tema con la mayor honestidad posible.

No me cabe duda de que la intención de Steve Englehart era buena, pero la forma de llevarlo a cabo ha envejecido un poco mal…

El primer paso lo dio en el numero 388 de su serie de Hulk, dibujada en aquella época por Dale Keown y publicado en Octubre de 1991, un mes antes de que el jugador de baloncesto Magic Johnson contase al mundo que se había contagiado de VIH y que Freddie Mercury falleciese a consecuencia del Sida. En ese numero Peter David había recuperado a Jim Wilson, un viejo secundario de la serie, sobrino de Sam Wilson el Halcón y viejo compañero de Hulk, quien tras su reencuentro con Rick Jones le revela que ha contraído el VIH.

Por lo general la mejor forma de hablar de algún tema complicado es ir al grano

Jim trabaja en una clínica que se dedica a atender a enfermos terminales de Sida, uno de los cuales es el hijo de un mafioso dispuesto a todo para asesinar al novio de su hijo, a quien culpa de haberle corrompido y contagiado la enfermedad, y para lo cual ha contratado a un asesino a sueldo supervelocista. David y Keown no se cortaron un pelo a la hora de tratar todo esto con toda su crudeza y una honestidad casi inaudita, desde los estragos que ha causado la enfermedad en el hijo del mafioso o al miedo que hace que incluso alguien como Rick Jones, quien se ha enfrentado a todo tipo de amenazas, titubee antes de estrechar la mano de este.

Pese a tratarse de un universo de fantasía con superhéroes Peter David se esforzó por reflejar la realidad de convivir con la enfermedad de la forma mas autentica posible

Hacia el final del cómic el villano ha localizado su objetivo y Rick y Jim son heridos mientras tratan de proteger al blanco del asesino a sueldo, Rick con las palmas de sus manos desgarradas por las cuchillas de los brazos del villano y Jim apuñalado en el pecho, quien acaba en el suelo desangrándose y suplicándole a Rick que le ayude. Pero Rick cae presa de un miedo completamente natural y comprensible, ya que detener la hemorragia de su amigo implica poner en contacto las heridas de sus manos con la sangre de este y arriesgarse a contraer la enfermedad. Y mientras Rick se mantiene paralizado sin atreverse a ayudarle, Hulk aparece muy oportunamente y se lleva a Jim al Hospital para que le traten de su herida.

Real como la vida misma

En el epilogo del cómic, tras mostrarnos como Hulk y Rick han obtenido pruebas para enviar al mafioso homófobo a prisión por una larga temporada, David y Keown dan una ultima lección al lector. En ningún momento del cómic Jim ha dicho como se contagio del VIH, algo que sin duda había despertado la curiosidad de estos y que aquí se manifiesta por boca de Betty Banner, quien le pregunta a su esposo que si no siente curiosidad. Y la respuesta de este es sencillamente perfecta ¿Qué mas da? Jim es su amigo, necesitaba su ayuda y se le han dado porque se preocupan por el del mismo modo que Jim en su día le ayudó a el y eso es todo lo que importa.

Es difícil no estar de acuerdo con Hulk

Pero la historia no terminó aquí, y dos años y pico mas tarde, en el numero 420 de la serie, ahora con Gary Frank al dibujo, Jim Wilson regreso por ultima vez. A este nos lo encontramos en una contra protesta a las puertas de un colegio, donde una turba violenta se ha reunido para impedir que un niño con VIH acuda a clase con el resto de sus compañeros y donde Jim es brutalmente agredido.

Tristemente matones como esos los seguimos viendo en las noticias a diario vomitando su odio por un tema u otro

Por suerte para el Hulk acude de nuevo al rescate y se lo lleva consigo a la enfermería del Panteón en su cuartel general, donde Banner descubre que el diagnostico de Jim es bastante mas grave de lo que el mismo les había dicho y que ya ha desarrollado el Sida y se encuentra en fase terminal por las complicaciones derivadas de este. David y Frank nos muestran a través de la rabia de Banner la frustración a la que se han enfrentado incontables enfermos y seres queridos de estos buscando un milagro, cuando reacciona como solo un Hulk sabe hacerlo al negarse la doctora del Panteón a administrar a Jim el tratamiento experimental que esta desarrollando la organización por no encontrarse listo aun para ser utilizado con personas.

De nuevo es difícil no entender a Hulk

E instantes después es el propio Banner quien tiene que decir que no, cuando un Jim desesperado y con miedo a morir le suplica que le haga una transfusión de su sangre para salvarle como hizo años con Jennifer Walters, pero Banner sabe mejor que nadie que ahí el remedio podría ser peor que la enfermedad, ya que nada garantiza que eso pudiese curar a Jim pero si que podría transformarle en un monstruo súper poderoso sin control.

Toda la historia es un golpe detrás de otro, a través de la impotencia de sus amigos, de la desesperación y el miedo de Jim, para que cale el mensaje

Bruce pasa las ultimas horas de Jim con el tratando de animarle, bromeando con el y llegando incluso a mentirle asegurándole que finalmente si le va a realizar una transfusión de su sangre, en un intento desesperado de que su amigo no muera atenazado por el miedo. Un intento muy transparente a través del cual Jim ve sin problemas pero le sigue la corriente simplemente para ayudar por ultima vez a su viejo compañero con su ultimo aliento.

E incluso tratándose de un personaje al que muchísimos lectores apenas recordaban o no habían conocido, su final dolió

Y mientras todo eso sucede David y Frank siguen mostrándonos otras facetas de todo este asunto. Dentro del Panteón Héctor y Ulises se encuentran en el gimnasio viendo en las noticias las protestas con las que abría el numero, con entrevistas a los responsables del colegio, a manifestantes ignorantes y al pobre chaval (inspirado en un caso real) que no entiende lo que esta sucediendo y que lo único que quiere es volver a clase. La noticia cabrea y mucho a Héctor, uno de los primeros personajes homosexuales de Marvel y que se encuentra cansado de la constante asociación de que el Sida es algo que afecta solo a los Gays, algo que es respondido por Ulises con su ignorancia y homofobia habitual y con la que Héctor lidia de la única forma en la que quizás su pariente le comprenda. Porque este era otro aspecto muy interesante de la etapa, ya que a través de estos personajes Peter David no solo nos había mostrado a un personaje gay y heroico que no respondía a los estereotipos habituales de aquellos años, sino que con Ulises reflejaba también esa homofobia casual y constante de la que todos hemos sido testigos en algún momento, de esa gente que tolera a regañadientes pero sin dejar escapar la mínima ocasión de soltar su basura pasivo-agresiva. Y eso que en los cómics de antes no había política.

A veces no hay nada como una buena ostia

Lejos del Monte del Panteón nos encontramos con Betty, quien ahora trabaja como telefonista en una linea de ayuda y que a ultima hora de la noche recibe una llamada de un un hombre que también ha contraído el VIH y que esta planteándose suicidarse. A lo largo de la noche las conversaciones entre ambos se suceden, Betty no sabe como enfrentarse a una situación así ya que su trabajo consiste simplemente en ser intermediaria entre la gente que llama pidiendo ayuda y los servicios que pueden ayudar realmente, pero a ese hombre le ha caído bien Betty, no quiere hablar con nadie mas y esta decide ayudarle en la medida de lo posible.

Y con todo lo que había vivido esta mujer aun quedaban cosas capaz de dejarla sin palabras

A través de este hombre, Chet, el cómic nos muestra los estigmas a los que incluso hoy en día, con todos los avances médicos de los que disponemos en el presente y que en aquella época hubiesen parecido milagrosos, tienen que enfrentarse las personas que padecen esta enfermedad, no solo el miedo a la enfermedad misma y a los efectos sobre la salud, sino también el miedo a lo que pensaran sus amigos y sus seres queridos, al rechazo de estos, etc. Y pese a los intentos desesperados de Betty, Chet ya ha tomado su decisión y la lleva hasta sus ultimas consecuencias con un final que sin mostrar nada nos deja con el corazón en un puño.

Y a esta desesperación es a la que lleva el odio irracional de los intolerantes, la misma clase de gente que hoy se rasga las vestiduras porque no quieren que existan comics como este

Comics como este fueron todo un revulsivo en su época por tratar de una forma tan clara y directa un tema que en otros medios o se trataba de forma poco sensible o directamente se invisibilizaba y que incluso hoy en día resulta incomodo para muchos. Y por eso desde aquí queremos seguir reivindicando a gente como Peter David, Dale Keown, Gary Frank y la editora de la serie, Bobbie Chase, por atreverse a contar estas historias dentro de un genero como el superheroico del que muchos piden que sea puro escapismo sin mensajes de ningún tipo (como si eso fuese posible) y por ser una prueba mas de que pese a lo que digan algunos el cómic de superhéroes siempre ha sido político.

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