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Perdiendo amigos: Buscando a Stan Lee (III)

Era un trabajo temporal, mientras Martin Goodman encontraba a alguien para el puesto. Después de todo, Joe Simon y Kirby eran prácticamente toda la redacción de Timely, el resto eran gente contratada por ellos excepto Stanley, que había sido enchufado desde arriba. Y luego sí, en otros departamentos estaban los Goodman revoloteando, con lo que tampoco sonaba a tanta locura dejar a un chaval que no llegaba a los 20 años al mando. Después de todo no tendría muchos estudios ni carrera, pero él seguía queriendo ser un gran escritor, ¿no? Ni que lo hubiera hecho a propósito…

¡Empieza la temporada de cazar nazis!

Jack Kirby creía que lo había hecho a propósito, y juró que como le pusiera la mano encima le retorcería el pescuezo a ese niñato que misteriosamente había desaparecido cuando la plana mayor de los Goodman se presentó en la oficina de Joe y Jack y les dijo que en cuanto acabarán el último número de Captain America estaban despedidos. Que les habían traicionado y que estaban muy disgustados, porque habían confiado en ellos y así se lo habían pagado, rompiendo la confidencialidad con Marvel y poniéndose a trabajar a escondidas no solo con Fawcett, si no con la mismísima National de Jack Liebowitz, el mayor pez gordo del negocio. Ellos, que los habían tratado como si fueran de la familia, que les habían puesto hasta al nene de becario para que les ayudara en lo que hiciera falta, que habían salido a cenar juntos. Ingratos de mierda.

Martin Goodman, quedándose todos los royalties del millón de ejemplares vendidos del primer número de Captain America.

Por supuesto, la historia que cuenta Jack Kirby es muy distinta; Stan Lee era un espía puesto por un Goodman que no se fiaba de su gallina de los huevos de oro, un crío molesto que sobraba y que cuando no tenían nada que darle para hacer, se dedicaba a tocar la ocarina y molestar. No podían quitárselo de encima ni cuando salían a tomar algo, porque les perseguía el chivato cabrón, y así es como acabó descubriendo la existencia de su «segunda oficina» en la que se pluriempleaban para National, que pagaba muchísimo más que Timely. Stan había jurado no revelar el secreto, ¿pero quién podía fiarse de ese mocoso, si al poco los Goodman se habían enterado? Por su parte, Joe Simon es más diplomático, aunque bastante más preciso; Stan Lee estaba siempre colgado de ellos y los adoraba, hasta el punto de que viene a decir que el chaval no tenía nada mejor que hacer; Simon cree que nunca les habría traicionado, porque además tanto él como Kirby fueron vistos a menudo en las oficinas de National y no habría sido raro que los Goodman se enteraran por terceros, la industria del cómic de la época no dejaba de ser bastante endogámica. Además, el descontento que había motivado la colaboración de la pareja con Liebowitz, la retención de royalties del Capitán América por parte de Goodman, había sido bastante notorio, porque el Capi había sido el cómic más vendido del momento y lo natural habría sido verlos bastante contentos. Y no era así.

Stan Lee en el ejército, no llegaba a los 25 años.

La cuestión es que, para el año 1942, EEUU ya llevaba unos meses en guerra con Japón y el resto de los países del Eje y Stanley Lieber de repente era el editor en jefe de Timely. O, como diría Joe Simon, «el editor, porque éra el único editor de la editorial». En honor a la verdad habría un pequeño periodo de transición en el que su tío Abe Goodman ejercería el puesto, pero por lo que fuese abandonó pronto el puesto y Martin no tuvo más remedio que ponerlo a él, que trató de sacar adelante las cuatro series de Timely como pudo; Marvel Mystery Comics y Captain America Comics eran mensuales, mientras que otras como USA Comics o Mystic Comics tenían periodicidades más relajadas. Uno de los cambios más notables de la gestión de Stan Lee como editor estriba en el hecho de que empezaron a aparecer series cómicas como Joker o Krazy, que se unían a otras como Comedy Comics en contar historias de «animalitos divertidos». Todas estas series correspondían a la línea de animación -siendo los superhéroes la línea de «aventuras»- y Lee parecía sentirse como un pez en el agua con ella, porque emprendió un reclutamiento de antiguos animadores de la productora de Michael Fleischer (como Vince Fago, un animador amigo suyo que le sustituiría como editor durante su servicio durante la guerra) y seguramente sea la línea que más mimó durante sus primeros años… Y la que seguramente le influenció más.

Al Jaffee rompiendo moldes.

Porque a Stan Lee siempre le había gustado la comedia, y ya en sus tiempos de «becario» de Simon y Kirby había colado algo de cachondeo en los textos de relleno que solía escribir en los cómics, pero encontrarse con profesionales de la talla de Al Jaffee hace que te cambie mucho la perspectiva; Jaffe, futuro integrante de MAD y considerado como uno de los mayores humoristas gráficos vivos, malvivia en aquellos tiempos trabajando de packager para Will Eisner y aceptando «subcontratas» de otros autores como Chad Grothkopf, que por entonces estaba dibujando The Imp para Timely, serie que curiosamente estaba guionizando Stan Lee. Harto de cobrar poco y soportar mucho, Jaffe puenteó a su jefe y se plantó en la oficina de Lee pidiendo trabajo. Lee, sin el menor complejo, le plantó un guión de Squat Car Squad y le dijo que si lo podía dibujar, podía trabajar para él. Jaffe pensó que el guión era «soso» y decidió improvisarlo… Y empezó a romper la cuarta pared, puso a los protagonistas del cómic en huelga, se colocó a si mismo como un personaje más de la historia, los enfrentó al propio Stan Lee que… Le encantó. Era la primera vez en la que se dibujaba a los autores de un cómic dentro de su propio cómic, y la locura de aquello hizo que a partir de ese momento Stan Lee le diera total libertad a Jaffee, hasta el punto de que le dejara escribir sus propios guiones sin tocar una coma y que, con los años y tras la guerra, acabara siendo uno de sus editores y coordinando toda la linea de animalitos divertidos. Y tomando buena nota, vaya que sí.

¡Ojo que la tercera viñeta tiene el primer cameo de Stan Lee!

Jaffee llegaría a ser una pieza fundamental de Timely y probablemente su gran talento entre un mar de novatos malpagados, hasta el punto de que para cuando le llegó una oferta para trabajar en MAD de la mano del propio Harvey Kurtzman, lo hizo declarándole que había sido fan suyo desde el instituto, pero que siempre había pensado que nunca había desarrollado «todo su potencial». Para entonces Jaffee había estado trabajando en jornadas de 18 horas sacando adelante, además de sus cómics humorísticos, la serie de… Patsy Walker. Que no le pegaba nada, pero Stan Lee se empeñó porque lo romántico era lo que estaba de moda en aquel momento (gracias a, por cierto, Joe Simon y Jack Kirby). Aun así, Jaffee decidió no aceptar la oferta de MAD porque cobraba menos de la mitad y él tenía una familia que mantener, por lo que volvió a las oficinas de Atlas (ya no era Timely) para entregar las páginas del último número de Patsy Walker y se encontró a Stan Lee mirando las páginas de un nuevo autor y diciéndole «mira, este quiere tu trabajo, ¡más vale que no te duermas en los laureles!». Jaffee admite que en aquel momento estaba derrengado de haberse pasado la noche trabajando y no tenía ganas de mierdas, porque en realidad MAD era su trabajo soñado y le había dolido mucho rechazarlo, sin olvidarnos de que Patsy Walker le tenía quemadísimo. Así que de la misma le dijo a Lee que le diera el trabajo al nuevo, que él lo dejaba.

Sí, las aventuras de la Patsy Walker original no tienen mucho que ver con Gata Infernal…

A Lee no le dió tiempo a reaccionar y para cuando lo hizo Jaffee ya se había largado. Los dos eran amigos desde hacia años, Al era su colaborador más antiguo y siempre bromeaban diciéndose auténticas burradas, por lo que él no entendió la diferencia. Llamó a casa de Al montones de veces diciéndole que no le iba a quitar el trabajo, que estaba encantado con él y lo que hiciera falta, pero Jaffee ya estaba convencido de que tenía que irse con Harvey Kurtzman a MAD, así que lo llamó y Kurtzman le dijo que… Había dejado MAD. Que no podía darle trabajo, pero que en cuanto tuviera algo se lo daría. Jaffee se pasó una semana aterrorizado ante la perspectiva de encontrarse en el paro y no poder afrontar los pagos de su hipoteca, hasta que Kurtzman llegó con una oferta sustancialmente más alta porque había conseguido que Hugh Hefner, el de Playboy, le financiara una revista que le hiciera la competencia a MAD, la hoy día desafortunadamente titulada Trump. Pero eso a Stan Lee ya le daba igual, porque había perdido a uno de sus principales colaboradores y amigos.

Al Jaffee acabaría formando parte de la habitual banda de idiotas y se jubiló a los 100 años. Hoy en día ya tiene 102, y que siga!

Para entonces ya era 1956 y Stan había visto como Bill Gaines de la EC daba lecciones a todas las editoriales de la época de como ser un gran editor de cómics, como ganarse la fidelidad del lector a través de una cierta complicidad. Sí, se habían cargado a EC con una auténtica caza de brujas, pero en realidad hasta Liebowitz y Weisinger sabían que Bill Gaines era buenísimo y EC les daba muchísimo miedo. Stan había sido un monigote en todo este asunto, apenas había participado en ello y se había centrado en los animalitos y cómics románticos de Jaffee y algunas series bélicas y westerns. Tradicionalmente se suele hablar de esta época como la más oscura de Stan Lee, el momento en el que se puso a prueba su fe, pero la realidad es que el personaje que se encuentra Jack Kirby en su regreso definitivo en 1958, éso que parodiará como «Funky Flashman», se ha estado gestando prácticamente desde el momento en el que Simon y él mismo fueron despedidos por los Goodman

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