Voy a contaros algo terrible: en realidad, me frustra muchísimo hacer crítica. Puedo hacer una valoración puntual y tengo cierta facilidad para argumentar cualquier tésis, pero a la hora de la verdad se que tengo que ser justo y me duele decirle a alguien que ha hecho algo mal, primero porque lo malo siempre eclipsa lo bueno (es horrible la mente humana) y segundo y más triste todavía, porque no dejo de ser consciente del porrón de variables que hay de por medio cuando se realiza cualquier actividad artística.
Y es que hasta en una actividad en la que a priori se pueden controlar todos los factores como es un cómic, el más solitario webcomic en una página personal, al autor se le pueden escapar mil cosas. Está totalmente expuesto, desnudo, sin ninguna capacidad de defensa contra el exterior, porque mientras un tío en una red social puede hacer un comentario puntual y nadie se lo tiene en cuenta porque no es nadie, un autor está jodido como se le olvide dibujar el casco frigio con tres borlas y no con cinco (aunque en realidad no tenía ninguna, que alguien me corrija si hace falta). Te expones y si la cagas estás jodido, por lo que el que critica tiene que conceder cierto margen antes de decir «esto es una mierda». Que sí, que es lo más fácil y directo, pero nadie quiere leer una crítica que simplemente dice que algo es una mierda, porque el único que quiere leer eso es el que cree que ese algo es una mierda y lo que busca es reafirmación. Y para eso yo que sé, que se lea un libro de autoayuda de esos que te dicen lo guapo que eres, el tipo que tienes y lo bueno que estás.
Pero yo estaba escribiendo esto porque, fuera de que estamos en noviembre y está lloviendo y está la cosa como para ponerse un fotolog lleno de haikus y fotos en blanco y negro, creo que hacer crítica también es muy jodido, porque quieras que no también quedas expuesto -no tanto, pero estás expuesto- y los autores tienden a odiarte -no a mi, que a mi no me leen esos y menos mal- porque la mayor parte de las veces ellos conocen su obra mejor que tú y les importa mucho más, por lo que tienden a echarse las manos a la cabeza cuando se ataca a «sus niños». Y con razón, porque cuesta mucho más hacer una película que una crítica de tres párrafos… Pero sigue teniendo su arte, aunque sea malinterpretado.
Y digo malinterpretado porque los autores creen que una buena crítica -aparte de las que les sacan los colores, por supuesto- es una que es casi una tésis doctoral, de esas que analizan todo concienzudamente y les hace ver nuevas facetas de su propia obra. Pero por otro lado y desde el punto de vista del lector, una buena crítica es la que le permite hacerse a la idea de de qué va la obra, de si merece la pena su tiempo o no, y por eso agradece una crítica sencilla y directa sin andarse por las ramas con florituras: el lector pide que le digas si merece la pena leerse el libro o no, si le va a gustar o no. Luego ya los porqués son opcionales, y por eso tienen tanto éxito esas críticas con notas, con numeritos y estrellitas, porque hacen que la gente se haga a la idea rápidamente de lo que tienen delante, hasta el punto de que acaben hablando más de la nota que de la obra en sí, con lo terrible que acaba siendo eso tanto para críticos como para autores. Así que sí, estamos jodidos.
Uno de los principios fundacionales de Brainstomping era no poner notas, y ésto fue una decisión muy consciente; sabíamos que no nos leía nadie, pero preferíamos eso a que solo se leyeran un número. Ya tenemos bastante con que nos comenten los artículos sin haberlos terminado de leer -cosa que lleva a multitud de malinterpretaciones, pero eso ya sería otro melón- como para que hagas un artículo destacando las bondades de una obra fallida y luego te pongan a caer de un burro porque le has puesto un 6, pedazo de sinvergüenza, que eso está por debajo de la media de Metacritic canalla, pederasta, asesino. Y lo peor es que más de una vez nos ha pasado al revés, decir todo bueno de un cómic y hablar brevemente de un detalle que no nos ha gustado, y que en los comentarios solo se hable de ese último detalle, aunque la mayor parte de las veces sois más cabrones todavía y habláis de lo que os da la gana, pero supongo que éso es lo que le da cierto carisma a los comentarios de Brainstomping y los diferencia de la hoja parroquial que tenían otros, que han llegado hasta el punto de cargarse la sección de comentarios. Gentuza sin ego, te lo digo yo.
Porque las métricas estándar de internet son nauseabundas, vas viendo subir o bajar el númerito y la mayor parte de las veces no sabes ni a santo de que lo hace. Puede tener que ver que los oficinistas se tomen el café a las 11 y sea justo el momento en el que tú has publicado un post -nunca hacemos eso, pero yamentiendes- o simplemente ese dia se cayó vete a saber que red social y estaban tan mortalmente aburridos que acabaron leyéndote y todo. Yo que sé, a veces pasan esas cosas raras por culpa de millonarios aburridos. La cuestión es que necesitamos el feedback para saber si estamos comunicando bien -tanto críticos y teóricos como autores- y por eso acaba siendo tan bajonero cuando pones a caer de un burro algo y en los comentarios solo se habla de las tetas de la actriz secundaria Lola. Que ojo, muchas veces ni siquiera es culpa tuya, que la vida tiene estas cosas, pero a la vez… A la vez sabes que hay formas y formas de decir las cosas, y que igual que cuando le haces una crítica al dibujo de un crío de 8 años tienes que saber que ante todo tienes que animarlo y que decirle como mejorar es secundario, también sabes que algo muy parecido pasa con «la industria patria». Y sí, aquí voy a lo escabroso.
Me cuesta mucho hablar de autores españoles que publican en España y sé que eso jode porque les roba visibilidad -la poca que podamos dar por aquí- pero es que detestaría entrar al juego de animarles como si fueran críos. Ellos nunca pedirían palmeros porque en realidad no les valen para nada, y creo que lo más deshonesto que habría es una crítica de esas de «estupendo, todo estupendo, mucho ánimo chavales». Soy el primero que hago una crítica de cualquier blockbuster de Hollywood y en ocasiones luego me pregunto si fui realmente justo con la película, imagínate cuando hablo de un tebeo de aquí que se hacen con sangre sudor y lágrimas y me veo jodidamente condicionado por mi admiración a los locos maravillosos que siguen haciendo tebeos aun sabiendo lo que hay. Que narices, tú puedes creer que has escrito un texto estupendo y los comentarios vuelvan a las tetas de la Lola o, peor todavía, el autor se lea por una conjunción cósmica tu texto y lo malinterprete cagándose en tí y en todo lo meneable (aunque en esos casos no escriben en los comentarios, usan sus redes sociales y se recuestan mientras, con un vaso de vino al que van dando vueltas en su mano, esperan a que sus «verdaderos fans» les hagan el trabajo sucio). Y no, no nos ha pasado. Por lo menos que yo sepa, pero lo he visto ya demasiadas veces.
Asi que sí, cuando yo critico algo suelo intentar tener en cuenta esa regla de «por cada cosa mala que digas, di luego una buena». Pero también trato de ser honesto, y creo que poner paños calientes no siempre es bueno. Pero no por no perjudicar a los autores, si no por mis propios lectores, ¿qué clase de esquizofrenia estúpida es esa de poner que una película se cae en el tercer acto para acto seguido hablar de la fotografía en una escena que dura cinco segundos? A veces las cosas hay que decirlas, y decirlas bien fuerte y claro, porque al final los que sí que te leen son esos, tus lectores. Y son muchos años de ver a periodistas asustados de perder contratos de publicidad, de youtubers y streamers haciendo el ridículo y convirtiéndose en publicistas de esta o la otra marca, como para que a estas alturas del partido tenga que andar mordiéndome la lengua. Si un cómic es malo, no hablaré de él. Y si creo que no merece que gastes tu dinero en el, solo hablaré de el si la expectación que hay respecto a ella es lo suficientemente grande como para que necesitemos avisar de que es un peligro público, porque cuando algo me decepciona no suelo tener ganas de escribir nada.
Y sí, ésto me pasó con la película de Superlópez. Me puso triste, porque aunque no me esperaba gran cosa, pensé en que algo del cómic quedaría en la adaptación, que había amor por el personaje, pero solo se quedaron en la superficie. Y éso me dolió a un nivel personal, porque es uno de esos tebeos «formativos» y tenía muchas ganas de darle una oportunidad. No era un trabajo fácil, pero el resultado fue tan lamentable que más de media película se me ha olvidado. Y ahora ponéos a hablar de Superlópez y pasad del resto del artículo, cabrones, que os veo venir.