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Black Adam: Una nueva esperanza

Black Adam es un grito desesperado, pero uno de esos que como buen proletario me gusta oir: el de una corporación pidiendo socorro. Que normalmente estas cosas no me gustaría, porque cuando una corporación hace una de estas, los que pagan son los trabajadores, pero en el momento en el que nos encontramos con Discovery echando a la calle a media empresa cada 29 de mes, como que empiezo a hartarme de esta gente y empiezo a creer firmemente que lo mejor que le puede pasar a DC es que la vendan a, yo que sé, el Embracer Group o uno de esos. Y sin embargo, me lo he pasado bien con Black Adam y me gustaría que siguieran por este camino. Contradicciones que tiene uno.

El Rey Escorpión contra la JSA, oiga.

Porque quieras que no es una película que, a diferencia de la mayor parte de lo que lleva produciendo DC en los últimos diez años, se nota que hay cariño por los personajes y ganas de hacerles justicia. Porque mientras la ves, se nota que a Collet-Serra y Johnson les habría encantado mostrarnos a toda la Sociedad de la Justicia de América. A Jay, Alan, Ted, Rex y los demás. Que sacan a Carter -Carter negro, ¡ay dios mío!- Atom Smasher y Cyclone, pero el único que es clavado es Kent Nelson, el mismísimo Doctor Fate. Es un Fate menos poderoso de lo «habitual» que prácticamente lo único que hace es hacer barreras de energía y duplicados, y puede que a los señores del Orden y el Caos se les mencione de pasada y a Nabú creo que ni eso, pero es un Kent Nelson honesto con el personaje (o al menos éso me ha parecido, que puede que me esté conformando con poco), al que le duelen las articulaciones y se sabe en el tiempo de descuento, dándole a Pierce Brosnan material para conseguir que el personaje se deje querer, que te importe un personaje que ha sido ninguneado montones de veces en los propios cómics. Y esto es sorprendente, porque esta película ha sido muy criticada por «tener demasiados personajes» y no hacer nada con ellos, cuando a mi juicio Fate ha sido una agradabilísima sorpresa sin paliativos, visualmente la mejor adaptación de un personaje de DC desde el Superman de Christopher Reeve. Cosas de que esté hecho casi al 100% por cgi, sí, pero tengo ganas de ver más de él y de aplaudirlo a rabiar.

Debajo de ese cubo está el mismísimo Remington Steele. Si me hacen una peli y me ponen a Stephanie Zimbalist haciendo de Inza no me quejaría, pero mejor no seguir por ahí que acabaremos como M’Rabo.

¿Los demás personajes? Bueno, dejando de lado lo obvio Hawkman no es el de Gardner Fox (mucho menos el de Kahniger y Kubert, por supuesto) y no se profundiza mucho en su trasfondo, pero en lo visual es Hawkman, con su maza de pinchos y todo. Va un poco en el rollo Savage Hawkman con distintas armas, pero la maza de pinchos es el arma principal y es con lo que arrea al personal. Alguno lo verá demasiado cabreado, eso sí, pero mientras Kent no deja de ser el mentor, el maestro Yoda del grupo, Kent es el líder encabronado que se ve enfrentado a una batalla con un equipo que esta verde, haciendo de niñera para dos novatos como son Atom Smasher -que aquí es hasta simpático, aunque a alguno su bisoñez se le hará también molesta- y Cyclone, que en este caso es poco menos que una Shuri de manual que se ha ganado algunos de las mejores escenas de la película por su diseño artístico; han conseguido hacer que un personaje que va por ahi paseándose a torbellinos sea interesante de ver, y éso viniendo de años y años de reirnos del Torbellino de la Marvel, creo que es todo un logro. A ello ayuda, por supuesto, la interpretación de Quintessa Swindell, que toma un personaje tan anecdótico como Maxine Hunkel -he tenido que mirar su identidad secreta en la wiki, lo admito- y lo hace hasta interesante y simpático.

La que mejor funciona es Cyclone, pero Atom Smasher visualmente es tal cual.

Vamos, que no se ha dado lo que más nos temíamos cuando nos enteramos de que la JSA debutaba como «invitada» en Black Adam. Con estos personajes dábamos por hecho que la historia en la que iba a basarse la película era la de 52, con Black Adam tomando el control de Kahndaq y la JSA intentando pararle los pies, con lo que muchos nos asustamos de que la JSA fuera mostrada como «los malos» o algo inferior. Es cierto que hay detalles del retrato de la misma que no me han acabado de gustar -a la JSA no le pega NUNCA trabajar con Amanda Waller, antes le pegaría más a la JLA y eso ya me parecería algo horrible- pero el hecho de que sea una JSA intergeneracional, el rasgo más definitorio de la JSA de los últimos cuarenta años, hace que se lo perdones. Maldita sea, es que a estas alturas poco o nada nos esperábamos de esta gente, sobre todo de un «vehículo» para un actor que empezó en la lucha escenificada. Veníamos de muchas tortas, de una guerra, de que nos escupan en la cara pero nos sigan cobrando la entrada, con lo que sí, ver a cuatro miembros de la JSA parecer ellos mismos -aunque Cyclone ha sido bastante rediseñada, no me quejo en absoluto- es un jodido milagro. Pero dicho esto, vamos con Black Adam.

Sí, esa es LA maza. ¡Y el cabrón reparte -y recibe- que da gusto!

De entrada tengo que decir que Black Adam, el del cómic antes de 52, me parece que es un personaje lamentable. Viene de la tradición de hacer «la versión mala de» y no dejaba de ser un señor calvo envidioso de un niño de 10 años porque es digno de los mismos poderes que a él se le concedieron por error. Es un origen horrendo y bastante poco digno del protagonista de una película, con lo que en esta película Teth Adam tiene un trasfondo algo más trabajado, que curiosamente recuerda salvajemente al de uno de los primeros papeles de Dwayne Johnson en esto del cine, El Rey Escorpión, otro antihéroe de tantos. Toda la película hace un juego de apariencias con Black Adam y acaba haciendo varías revelaciones a lo largo de la misma, con lo que para cuando en los últimos compases de la misma se hacen las grandes revelaciones, podemos decir con toda seguridad que este Black Adam tiene más sentido que no sea un supervillano. Eso sí, para consuelo de todos los fans del Capitán Marvel, os diré que se mantiene la Roca de la Eternidad y el mago Shazam, interpretado también por Djimon Hounsou como ya vimos en la propia película del Capitán Marvel (entendedme que no lo llame Shazam, se volvería esto bastante líoso y que narices, ¡es que es el Capitán Marvel original, se merece un respeto!).

El origen de Black Adam, tal cual lo contaron Otto Binder y CC Beck en su primera aparición. A mi me parece maravilloso, ¡no sé que problema le veis!

Se retrata a Teth Adam bajo el mito del Rey Bajo la Montaña, ese héroe mitológico que desaparece para volver en el momento de mayor necesidad de su pueblo, y para ello se introducen dos personajes Kahndaquianos como son Isis y Osiris -que aquí son madre e hijo- que tratan de luchar contra Intergang y convencer a Black Adam de encargarse de ellos, en una adaptación libre de la ya mencionada historia de 52. «Misteriosamente» y para el metraje que tienen dentro de la película, probablemente sean los personajes menos interesantes y menos desarrollados de la misma después del propio villano -no, Black Adam no es el villano de su propia película ni se puede decir que lo sea la JSA- pero en el fondo sabemos y podemos entender que a los guionistas Adam Sztykiel, Rory Haines y Sohrab Noshirvani tuvieran más ganas de escribir las escenas a la JSA que las de estos dos, aunque en muchas ocasiones sirvan como hilo conductor de la trama y por ello la película se resienta y hasta tenga notables agujeros de guión. Yo eso por lo menos lo perdono, vaya. Que no lo olvidemos, es la JSA.

Vale, igual es que me importa más la JSA que cualquier otro personaje de esta película, con contadísimas excepciones.

Mientras tanto se intenta dar la imagen de un Black Adam antihéroe y casi hasta villanesco, con una moralidad babilónica -ojo por ojo- en la que la destrucción de la propiedad pública o esculturas milenarias le trae bastante sin cuidado. Adam tiene un cabreo de cojones con la existencia y no quiere estar vivo, las circunstancias -y las tortas de la JSA- lo obligan a hacer algo más que irse al desierto a estar solo como si fuera el Increíble Hulk de antaño, y probablemente éso sea lo que más nos saca de la película, porque ni Johnson es un gran personaje ni Black Adam funciona muy bien como personaje, llegando al punto de repetir frases un tanto bochornosas como «para esto no se necesitan héroes, se necesita alguien como Black Adam (que mate)». Y éso tampoco es, la JSA es como Superman, un grupo que encuentra otra forma de hacer las cosas bien sin necesidad de matar o tomar medidas eticamente incorrectas. Son veteranos que se pegaron con Hitler copón, saben de sobra que hay cosas que no les hace falta hacer. Pero en fin, no puedo decir mucho más sin entrar en spoilers, así que os puedo decir que sí, por fin nos han mostrado una JSA que no suena a algo descafeinada (pese a estar tan recucida en número) y de la que me gustaría ver una película o más, con lo que ésto es todo un logro para la Warner, porque quieras que no tenemos memoria de los destrozos de Zack Snyder. Que la veais, vaya. Y dicho lo cual, vamos con los spoilers…

Si no la has visto el post termina aquí, ¡largo!

Dejando de lado que han matado a Fate -¡ya lo resucitarán si hace falta!- tengo que reconocer que llegado el momento clave Black Adam hace lo correcto y dice que no va a gobernar, que no va a ser el tirano de los cómics. Es un personaje en el camino de la redención, sí, que quiere ser «bueno» por la gente que ha conocido, esa nueva familia que en cierto modo sustituye la que perdió -claramente no han sido imaginativos en esta parte, ya digo que lo que más flojea de la película es la parte «kahndaquiana»- y a la que no quiere defraudar. En cierta manera tiene sentido que la película acabe así, pero sigue dejando en el aire quién va a gobernar el país a partir de ese momento y la forma en la que Adam va a ejercer de «campeón» del país. Doy por hecho que todo eso va a estar en el centro de una secuela, y que la JSA seguirá apareciendo -de momento no han anunciado su propia película- con lo que igual, tal vez, con suerte, veamos a Jay Garrick o hasta el mismísimo Alan Scott, que a estas alturas debe de ser el único personaje de la JSA al que no han sacado en una adaptación de imagen real. Y sí, está el detalle de los «cameos»…

Que no, que no son grandes personajes ni en los cómics.

Empezando por Emilia Hartcourt, interpretada por la misma Jennifer Holland del Escuadrón Suicida de James Gunn. Tiene su lógica que aparezca si Amanda Waller es Viola Davis, pero tal y como planteaban la situación en Peacemaker la cosa no acaba de cuadrarme mucho, pero lo mismo para Waller el llevar esa prisión es el mayor castigo que le puede asignar a una agente díscola. Sigo diciendo que el que la JSA reciba órdenes de Waller está feo, y que si el Escuadrón Suicida nació con la idea de poder acabar con Superman y amenazas parecidas, lo lógico sería que lo hubiese enviado contra Black Adam, pero supongo que Waller es una señora práctica que sabe que si alguien se presenta voluntario mejor guardas tus propios recursos para cuando necesites tapar tu propia basura; esto último, efectivamente, sí que pasó en Corto Maltés, mientras que en Kahndaq sorprendentemente no pasa, será que no tienen petróleo… Claro que sí que tienen el dichoso ethereum, que en un principio parecía que iba a ser la kriptonita de Black Adam y hasta lo hieren con ella… Pero luego desaparece durante el resto de la película. Yo que sé, debió de acabarseles. Y hablando de kriptonita…

¡Pero si es que lo llevamos diciendo casi diez años, este chico valía!

Henry Cavill. Con colores. Con el rizo. Con la música de John Williams y hasta relajado, casi sonriente. Es una sensación rara, pero al fin y al cabo nosotros fuimos los primeros en decir que el problema de Man of Steel no era Henry Cavill, era prácticamente todo lo demás. Superman aparece en la película como un anhelo de Dwayne Johnson -quiere pegarse con Superman- y si hablamos de un universo en el que coexisten ambos, no es raro que él aparezca. Tanto Johnson como la Warner han destripado la sorpresa, tal vez por lo dicho de que necesitan desesperadamente que esta película tenga éxito, pero lo que me ha parecido más curioso han sido las declaraciones de Johnson cargando sin complejos contra la anterior administración de Warner por no haberle dejado hacer antes la película porque no querían sacar en ella a Cavill, no querían mostrar a Superman. Ha llegado hasta a decir que no apareció en Shazam por eso mismo, y muy juiciosamente dice que no quiere convertir la segunda película de Black Adam en un enfrentamiento con Superman, que lo lógico es que trabajen juntos antes o colaboren antes de que lleguen a tener un enfrentamiento para así poder darle cierto drama, en alusión velada a la catástrofe de Batman contra Superman. ¿Que puedo decir? Tiene razón y lo que dice me tranquiliza, sobre todo cuando se habla de darle una película de Superman a Cavill en la que por fin lo llamen Superman. Por no hablar de que, joder, antes que ver a Teth Adam pegándose con Superman, lo suyo es verlo pegándose contra el Capitán Marvel. Que Dwayne Johnson le puede arrancar la cabeza a Zachary Levy de un puñetazo, sí, pero es lo propio.

El único peligro que tiene una posible secuela así es que se repita el argumento de la primera, pero todo es ponerse con el guión.

Poco más que deciros. Es cierto que las escenas de acción son un poco convulsas y hasta mareantes, que los efectos especiales no son del todo perfectos y algunos planos parecen hasta inacabados, porque después de todo ésta no deja de ser una película adelantada mientras que Shazam! 2 y Aquaman 2 parece que llevan un buen rato acabadas y en el cajón, retrasadas para no «robarle el trueno» a Black Adam y, lo que es peor todavía, hay quien dice que es porque Warner este año no tenía liquidez para hacer la promoción de las otras dos películas. Mirándolo por el lado positivo sí, puede ser que hayan introducido elementos de Black Adam en las mismas y lo que dice The Rock de que «ésto es la fase 1 del nuevo universo DC» sea verdad, aunque sea algo un poco forzado. Lo cierto es que tanto Aquaman como Shazam, sin ser unas películas maravillosas, eran divertidas y unas adaptaciones más dignas del cómic, con lo que creo que podemos ser optimistas con el futuro del universo cinematográfico de DC.

El mejor tema que ha tenido un superhéroe jamás. Indiscutible.

Eso sí, el director de la nueva peli de Superman (que afortunadamente no va a ser el dichoso Zack Snyder) tiene el cielo ganado, la medalla al valor y hasta el anillo de vuelo de la Legión de Superhéroes, porque no se puede tenerlos más cuadrados. Suerte y paciencia, héroe.

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