Siguiendo con mi nueva etapa cinéfila quiero hablar hoy de otra película que guarda muchos paralelismos con la que reseñé ayer sin que fuese algo premeditado. Esta también es una película japonesa de imagen real que adapta un manga (aunque uno bastante mas popular) protagonizado por adolescentes, tenemos viajes en el tiempo hacia el pasado y guerras entre facciones enfrentadas. Pero en lugar de viajar hasta la era feudal para presenciar guerras entre clanes de samuráis lo que nos toca es ver guerras entre bandas callejeras en el Tokyo moderno mientras Takemichi trata de nuevo cambiar su destino y el de aquellos a los que quiere en la versión de imagen real de Tokyo Revengers.
La vida de Takemichi Hanagaki ha ido de mal en peor y a sus veintiséis años vive en un apartamento lleno de basura y ganándose la vida en un trabajo que odia y que apenas le da para vivir. Una vida deprimente a la que pone el remate escuchar en las noticias que su novia del instituto (Hinata) ha muerto en el fuego cruzado durante un enfrentamiento entre bandas mafiosas. Pero Takemichi no tiene mucho tiempo de lamentar su perdida o las oportunidades perdidas ya que alguien le empuja hacia las vías del tren directamente hacia su muerte, solo que en lugar de morir arrollado aparece mágicamente diez años en el pasado. De pronto Takemichi tiene la oportunidad de corregir muchas malas decisiones de su pasado y de salvar a la única chica a la que quiso, pero para conseguir todo eso no le quedara mas remedio que unirse a la Tokyo Manji Gang y evitar que estos se corrompan en el futuro.
Ya hemos hablado mas de una vez por aquí de Tokyo Revengers, el manga de Ken Wakui que tanto ha dividido Brainstomping (porque Diógenes tristemente es como es, hay que compadecerle) y al cual su inmensa popularidad lo ha llevado a recibir primero una adaptación al anime y el año pasado una segunda adaptación, esta vez como película de imagen real y que ha debido funcionar lo suficientemente bien como para recibir el año que viene una secuela. Y como suele ser habitual en las adaptaciones realizadas en Japón esta es extremadamente fiel al original, pese a que aquí han tenido que comprimir unas cuantas cosas y dejar fuera un par de capítulos para convertir los dos primeros arcos argumentales del manga en una película con un final mas o menos cerrado. Aunque los que conocemos el manga o el anime sabemos que a Takemichi y a sus amigos las cosas se les van a complicar muchísimo mas a partir de ese punto.
En ese aspecto lo que mas se resiente sin duda es la amistad de Takemichi con Mickey y Draken, los lideres de la Tokyo Manji. En el manga y el anime esa amistad, aunque también un tanto rápida, tiene mas espacio para desarrollarse y no resulta tan extraño que Takemichi acabe decidido a salvarles también a ellos (y a algunos mas) del destino que les aguarda, autoimponiéndose la misión de salvar prácticamente a todo el mundo. Pero en esta película puede chocar un poco a quienes vean la película sin haber leído el manga o visto el anime ya que aquí les trata como a amigos del alma casi al instante sin que de la sensación de que ha tenido tiempo de llegar a tomarles cariño.
Pero pese a esos problemillas y a las apariciones de algún personaje que otro que aparecen aquí pero no llegan a hacer nada (introducidos sin duda por si había suerte y podían hacer la secuela) el resultado es una divertida película de acción y aventuras en la que Takemichi va a tener que aprender literalmente a ostias a no rendirse no solo para salvar a Hinata, sino para evitar caer en los errores del pasado. Porque detrás de todos estos viajes temporales, paradojas y guerras de bandas, en esta historia que en el fondo es sobre el amor y la amistad, el mensaje nada sutil de que contiene esta es que hay momentos en los que aunque tengamos todo en contra hay que plantarse, negarse a aceptar las cosas como son y hacer lo que sea para cambiarlas.
Algo que aquí se representa a través del personaje de Takemichi, quien pasa de ser un niñato llorón y cobarde a convertirse, salvando las distancias, en el Steve Rogers de Tokyo, levantándose una y otra vez y demostrando una resistencia inhumana a las palizas, eso si, sin dejar de llorar nunca. Un papel en el que su interprete, Takumi Kitamura se luce como quiere, llorando de forma descarnada a cada rato y siendo un Takemichi casi perfecto. Un actor a quien podremos ver próximamente en el papel de Yusuke en la adaptación de imagen real de Yu Yu Hakusho, apropiadamente interpretando de nuevo a un delincuente juvenil, aunque en unas circunstancias muy diferentes.
Y es que se agradece que aquí, a diferencia de otras adaptaciones que he visto recientemente, hayan optado por respetar esa “sobreactuación” que tienen muchos personajes en el manga y el anime. Una forma de actuar que los japoneses tienen mas que dominada y que en según que tipo de historias funciona mucho mejor que una caracterización mas realista. Aquí los personajes en ocasiones gritan y gesticulan de forma exagerada, caricaturesca y nada natural, pero muy fiel a la historia original, algo que en el contexto de una película como esta, incluso siendo de imagen real, funciona muy bien.
Otro elemento que me ha gustado mucho es que, al igual que sucedía con Brave: Gunjō Senki, aquí la acción es siempre perfectamente clara. En ningún momento nos perdemos sin tener claro que es lo que esta sucediendo en la pantalla, ni siquiera en alguna de las peleas multitudinarias que tienen lugar en la película, ni la acción esta rodada de forma conscientemente confusa para esconder las carencias de actores o coordinadores de peleas. En todo momento todo es perfectamente visible, cuando hay que cambiar a alguno de los actores por su doble de escenas de acción la transiciones son bastante fluidas y casi imperceptibles y da gusto no acabar mareado después de cada combate. Algo de lo que mas de un director en occidente debería aprender.
Como película para pasar un buen rato sin duda recomiendo Tokyo Revengers, aunque quienes quieran conocer mejor la historia de Takemichi les recomendaría ir a por el anime, ya que allí la historia se desarrolla con mas espacio y pueden ir arreglando las cosas que no acaban de funcionar del todo bien en el manga (como mínimo espero que no estiren tanto la historia) Aparte de eso esta claro que esto de seguir los consejos de Diógenes a mi manera no es una mala filosofía, por lo seguiré mi nueva etapa cinéfila a ver que acaba cayendo en mis manos.