Hoy toca de nuevo hablar de un cómic británico con muchos años a sus espaldas, pero de uno bastante diferente a los que solemos reseñar por aquí. Y es que aunque Sugar Jones se publicaba en una revista perteneciente a IPC y Pat Mills fue uno de sus guionistas, sus aventuras tenían poco que ver con las que vivían los protagonistas de otras cabeceras de la casa de las que hemos hablado aquí a menudo. Porque pese a las apariencias, Sugar Jones es un cómic muy divertido y cargado de mucha mala leche que ademas de permitirnos echar un vistazo a un tipo de cómic diferente al que solemos ver en esta pagina, puede hacernos pasar un buen rato.
Sugar Jones es una de las mayores estrellas de la televisión británica, una joven espectacular, risueña, simpática y amiga de todo el mundo… O esa es al menos la imagen que quiere proyectar. Porque Sugar en realidad es una cuarentona amargada que trata de ocultar su edad tras kilos de maquillaje y pelucas y que detrás de esa fachada que proyecta se encuentra una persona narcisista, egoísta y miserable que no dudara en utilizar lo que sea y a quien sea con tal de conseguir sus mezquinos objetivos. Algo que sabe mejor que nadie su sufrida asistente personal Susie Ford, quien hará todo lo que este en su mano para que los planes de su jefa no dañen a quienes tengan la mala suerte de convertirse en su objetivo.
Sugar Jones nació en las paginas de la revista Pink en 1974. Una cabecera de IPC enfocada a un publico femenino y adolescente, algo mayor que el buscado por otras revistas contemporáneas, que combinaba artículos sobre moda, música y actualidad con series de cómics por las que pasaron autores de sobra conocidos como Pat Mills y John Wagner, y de entre las cuales sin duda la mas famosa es la Patty’s World de Purita Campos, mas conocida por aquí como Esther y su Mundo, serie heredada de la revista Princess Tina. Una revista que para los mas viejos del lugar vendría a ser un poco como la revista Lily pero con un enfoque y contenidos mas en la linea de la Super Pop.
Y Sugar Jones es ademas un personaje con unos orígenes de lo mas convulsos. Pese a que en las escasas fuentes online que se encuentran sobre el personaje se acredita a Blas Gallego como su creador, de acuerdo a Pat Mills la idea original partió de Gerry Finley-Day, inspirándose en varias celebridades y programas televisivos de la época, y que originalmente Mills (quien parece que fue su primer guionista) quería llamarla Honey Jones hasta que por sugerencia de Finley-Day acabo con su nombre definitivo de Sugar Jones. Una serie por la que ademas del propio Mills pasaron otros guionistas, y otros dibujantes ademas de Rafael Busom, como Ramón Sola. Pero para complicar mas aun las cosas, pese a que en este tomo se acredita a Pat Mills como único guionista de todas las historias aparecidas en este tomo, no todas fueron escritas por el, como descubrió el propio Mills con sorpresa cuando leyó esta recopilación. Y como en aquellos años era la norma el no acreditar a los autores en los propios cómics (hasta que precisamente Mills insistió en hacerlo en 2000 A.D.) y la revista desapareció hace mas de cuarenta años las posibilidades de averiguar quien escribió el resto de las historias son escasas.
Pero dejando a un lado los orígenes y enredos editoriales de este personaje, toca centrarnos en la propia Sugar Jones. Al comienzo del post mencionaba lo diferente que es a priori este personaje de otros clásicos del cómic británico de los que suelo hablar por aquí, especialmente por estar enfocada hacia un publico diferente, pero tras leer sus historias uno se da cuenta de que no lo es tanto. Y es que Sugar Jones pertenece a esa corriente tan habitual en las décadas de los sesenta y setenta de centrar el protagonismo en el villano de la historia, algo que podemos encontrar tanto en el Frankenstein de la Hammer o en otros cómics de IPC como Von Hoffman’s Invasion, Dr. Mesmer’s Revenge, Black Max o las primeras aventuras de Spider, Zarpa de Acero y Mytek, con el héroe, heroína en este caso, convertida en una secundaria cuya misión consistía en frustrar una y otra vez los planes de Sugar.
Porque Sugar Jones no querría dominar el mundo ni arrasar ningún país, pero la mezquindad y ruindad que la impulsaban era las mismas que podíamos encontrar en esos otros villanos. Lo que la diferenciaba de aquellos era que sus objetivos eran mucho mas mundanos, aumentar su popularidad a cualquier precio o conseguir forrarse para poder vivir como una reina sin tener que volver a trabajar en su vida. Y para ello su mejor arma es su doble cara, esa imagen modélica e inocente que esconde a una persona cruel y sin empatia que no duda en sabotear a cualquier artista que crea que pueda hacerle sombra, en timar a cualquiera que se ponga a su alcance o en seducir a viejos ricachones que le permitan mantener el nivel de vida que desea.
Una doble vida que como apuntaba el propio Pat Mills y señalaba mas arriba, venia influida por varias celebridades de la época, citando entre ellos a ese monstruo que fue Jimmy Savile, una celebridad radiofónica y televisiva que presentaba un programa muy similar al de Sugar y que tenia una imagen publica similar a esta. Un personaje siniestro de quien ya una década antes de la creación de la propia revista Pink habían surgido acusaciones esporádicas sobre los abusos sexuales cometidos contra niñas que la BBC (donde trabajaba) se había encargado de ocultar (y que tras su muerte se confirmo que todo era mucho peor de lo que se rumoreaba). Y viendo esa doble faceta de ambos o la afición de Sugar Jones por intentar seducir jovencitos (aunque mayores de edad en su caso) no seria descabellado pensar que esas historias hubiesen llegado a los oídos de Finley-Day o de Mills.
Pero las conexiones de Sugar Jones con la realidad de su época (de su época y del presente me temo) van mas allá de su posible inspiración. Como sucedía con muchos otros cómics de aquellos años (especialmente aquellos en los que estaba metido Pat Mills), detrás de esas aventuras mas o menos inocentes en las que el villano inevitablemente perdía, se escondía una en ocasiones nada disimulada critica social. Sugar Jones constantemente se aprovechaba de su estatus social para saltarse todas las normas que pudiese, tratando con desprecio a todos los que consideraba por debajo de ella (no hay mas que ver como trata a su heroica asistente) pisoteando a la clase trabajadora o estafando a quienes tenían la desgracia de trabajar para ella. Siendo esto ultimo un recurso constante en estas historias, encontrándonos a menudo como Sugar se negaba a pagar a sus empleados lo que se merecían, pagándoles con “visibilidad” o incluso llegando a robarle sus pasaportes a un grupo de actores extranjeros para obligarles a trabajar gratis para ella. Un retrato de un tipo de empresario que por desgracia no ha pasado de moda.
Y aunque Sugar Jones era un personaje despreciable, en manos de Rafael Busom Clúa era espectacular. Este fue otro de tantos dibujantes que tras unos inicios profesionales en editoriales como Toray o Bruguera, dio el salto al extranjero a través de alguna de las agencias que funcionaban en su época, Selecciones Ilustradas en su caso, encontrándose buena parte de su trabajo en Inglaterra en revistas como Picture Romance, Jinty, Pink y Oh, Boy!. Trabajos que acabaron viendo la luz mas tarde tanto en España como en otros países europeos en revistas que se nutrían del material británico. Con un estilo muy deudor de Esteban Maroto, lo que mas destaca del trabajo de Buson es su atención al detalle, especialmente al vestuario de sus personajes femeninos, y la expresividad de estos. Aunque también es cierto que hay momentos en que la anatomía de sus personajes se le escapa un poco de las manos y que sus imaginativas composiciones d epagina a veces provocaban que la lectura de estas resultase un tanto confusa. Pero teniendo en cuenta las condiciones de trabajo que debía tener y que se trataba de una publicación semanal, son pequeños detalles perdonables en un cómic que da gusto contemplar.
The Best of Sugar Jones es otro gran ejemplo de la enorme labor que esta realizando Rebellion a la hora de rescatar cómics casi olvidados. Una tarea que esta tratando de no dejar nada atrás y del mismo modo que han recuperado clásicos del cómic bélico, el humorístico o la ciencia ficción, lo están haciendo también con el material orientado a un publico femenino abarcaba prácticamente tantos géneros como el del publico masculino, desde el terror de Misty, la ciencia ficción de Jinty o las aventuras trágicas de Fran of the Floods, a la sátira social de esta Sugar Jones. Cómics que en muchos casos son tan disfrutables como lo fueron en su momento y que incluso como el caso que hoy nos ocupa, tan actuales como hace casi cincuenta años.