Un jedi no debe conocer la ira ni el odio o el amor. Nos horrorice o no El Ataque de los Clones, aquél Episodio II de Star Wars que George Lucas definió durante su preproducción como «Titanic en el espacio», el mensaje que quería dar el film era el de que los Jedi no eran tan buenos como uno podía pensarse después de ver la trilogía original, y que su inflexibilidad en ciertos conceptos era lo que contribuía a transformar a Anakin Skywalker en un desgraciado. Su desprecio por la clase política, su creencia en la necesidad de una autoridad paternalista que resolviera todos los conflictos y su incapacidad para comunicar sus sentimientos es lo que lo va transformando en un monstruo, incapaz como era de dialogar, de tratar de entender a los demás, su amantísima Padmé incluída. Porque El Ataque de los Clones podía ser muchas cosas, pero ése mensaje lo dejaba claro, lo incluía. Y entonces llegó Luke Skywalker.
No sé hasta que punto Luke sabe algo sobre sus padres y de cómo Darth Vader se convirtió en lo que era. No lo sé, tal vez Ahsoka Tano le ha contado lo que debería haberle contado -después de todo, las razones por las que Ahsoka mandó a freir espárragos a los Jedi no son muy distintas a las de Anakin- o tal vez se ha callado para que Luke pueda «hacer su propio camino», pero conociendo a Ahsoka seguramente se lo haya contado. Seguramente le ha dicho que su abuela murió torturada por unos Tusken, que su padre los mató porque «son como animales y los odio», que los jedi separaron a Anakin de su madre a muy corta edad y que el chaval, pese a convertirse en un héroe y en «el elegido» y tener sus amigos y una aparente felicidad, nunca llegó a ser realmente feliz porque, quieras que no, había abandonado a su madre. Que aquello supuestamente era un error, porque los jedis debían robar a los niños de los brazos de sus padres antes de que les cogieran cariño, pero si algo había demostrado Luke Skywalker es que tener amigos, familia o gente que te importa no tiene por qué ser una debilidad para un jedi y puede ser la diferencia entre la victoria o la derrota; toda la redención de Anakin Skywalker gira alrededor del amor que siente hacia su hijo y de la inquebrantable fé de éste último de poder cambiar a su padre.
Por eso choca tanto ver a Luke Skywalker al final del penúltimo episodio de El Libro de Boba Fett diciéndole a un niño -un niño seguramente más viejo que él, pero un niño de todas formas- que elija entre aprender a ser un caballero jedi o volver con su padre. Luke Skywalker nunca tuvo que hacer esa elección, el Imperio la tomó por él. Sus tíos fueron asesinados y, aunque siguió la plantilla del viaje del héroe a rajatabla y se negó a emprender el viaje en un primer momento, pronto lo abrazó incondicionalmente hasta convertirse en el paladín de virtud que vemos al final de El Retorno del Jedi. Sus lazos emocionales podían hacerlo dudar o tener miedo por sus amigos, le podían haber hecho parar su entrenamiento y volar a Bespin para tratar de salvar inútilmente a sus amigos, pero en un examen más profundo de El Imperio Contraataca nos damos cuenta de que, si Luke le hubiera hecho caso a Yoda y Ben Kenobi, el resultado habría sido aún peor porque Vader habría quedado libre para encargarse de Leia, Chewie y los demás y seguramente los habría capturado a todos. Los jedi no son infalibles, pero actúan como si lo fueran, son completamente soberbios y solo al final de su vida es Yoda capaz de darse cuenta de que tal vez haya que tener más mano izquierda.
Y alguno me dirá con buena parte de razón que ésa escena final de la elección de Grogu no está completa, que falta ver qué elige Grogu y cuál es la respuesta de Luke, si al final la prueba en si misma es una prueba sobre lo que hay en el corazón del chaval; quién sabe, lo mismo si elige el sable Luke juzga que el chaval está sediento de poder y lo expulsa, o si elige a su padre Luke decide acompañarlo a salvar a Mando (ésto último es lo más probable, sobre todo porque Luke recalca mucho el hecho de que Grogu va a vivir mucho más que Mando y tiene mucho tiempo para aprender a ser jedi, además de que conllevaría que el X-Wing de Luke apareciera al final del episodio y salvara el día, cosa que es el mejor «fan service» con el que puede acabar la miniserie). Yo que sé, pero el problema no es ese, el problema es someter al niño a una elección tan cruel como esa. Entendamonos, si ya hoy en día se cuestiona que los chavales tengan que decidir demasiado pronto qué quieren ser de mayores, ¿qué carajo va a saber decidir un crío que ni siquiera sabe hablar? ¿Qué sentido tiene hacerle decidir entre papá o mamá cuando tú no tuviste que decidir y al final te convertiste en el mayor de todos los caballeros jedi?
No, no tiene sentido, y me sorprende que muchos guardianes de las esencias aplaudan con las manos en carne viva esta escena mientras rechazan al Luke desencantado de Los Últimos Jedi, ése que se dió cuenta de que los oscuros designios de la Fuerza lo único que habían conseguido era traer miseria a su familia; Luke Skywalker era un empezar de nuevo para la Orden Jedi, era otro camino, era una alternativa. La única cosa que podría haber transformado al Luke del Retorno del Jedi en el Luke de los Últimos Jedi no era el empeñarse en seguir con la tradición, si no el haberse encontrado superado por una tarea imposible para uno solo, pero nunca habría pensado que el error de Luke iba a ser el de repetir los mismos errores que una secta que jamás conoció, con la que jamás se identificó. Y que narices, Luke siempre demostró ser mucho mejor que éso.
Porque Luke siempre destacó por sus lazos, por su voluntad para hacer lo que ve justo y no lo que los demás le dicen que deba hacer, por lo que no tiene sentido el que Luke construya su academia jedi sobre unos dogmas que no llegó a conocer, esos mismos con los que el único enlace que tiene es una apóstata que los rechazo en su momento porque ya antes de la caída de la orden se habían demostrado completamente erróneos. Luke Skywalker y sus amigos eran rebeldes en toda su dimensión, nunca siguieron órdenes a rajatabla y nunca dejaron a sus amigos plantados, y por me choca tremendamente que los mismos que rechazaron al Luke desencantado den por bueno esto, porque quieras que no el volver a cometer los mismos errores es precisamente lo que lo llevará al fracaso y a ese desencantamiento. Doy por hecho que lo que se está construyendo aquí es esa obsesión por resucitar el pasado que lo llevará al fracaso y a ese clímax de los Últimos Jedi en el que Yoda le dice que queme el pasado, que busque otro camino. Que los jedi fallaron, y que por honrarlos él no tiene por qué meterse en el mismo cenagal. Llegó el mensaje demasiado tarde, vaya que sí, y sinceramente, lo último que quiero ver como espectador es como Luke va fracasando poco a poco durante cuarenta años.
Tal vez Filoni y el resto de Lucasfilm estén dando por perdido a Luke, puede que crean que sacarlo de fondo de vez en cuando ya vale; al fin y al cabo en realidad la historia de Luke Skywalker se completó al final de El Retorno del Jedi, ya se había convertido en el paladín de la virtud, ya era impecable y lo único que le quedaba ya era embarrarse tomando decisiones equivocadas y perdiendo esa virtud. Pero si Superman lleva ochenta años contándome historias en las que sigue siendo el bueno, no veo por qué Luke con la mitad de años de historia no puede tener más aventuras sin fracasar. Personalmente, el mero hecho de que le haga tomar esa decisión a Grogu me parece tan cruel o más que ponerle los ojos rojos a Superman, así que más vale que en el último episodio se inventen una buena justificación. Porque si este Luke es consecuente habrá abandonado por completo a sus amigos, y ésa es precisamente la gran traición al personaje de Los Últimos Jedi…