Todos nos hemos imaginado alguna vez escenarios en los que todo ha ido a peor, momentos en los que la realidad podría haber seguido un camino diferente mucho mas siniestro, y la ficción no ha sido ajena a ello. Los nazis ganando la Segunda Guerra Mundial en Tierra-X, los Centinelas controlando el mundo en Días del Futuro Pasado, el Universo Espejo de Star Trek, el Inferno de Doctor Who, la Linea Temporal mas Oscura de Community… Realidades que no fueron pero que podrían haber sido por culpa de un pequeño cambio que iniciase una reacción en cadena. Y hoy quiero hablar de una de esas posibilidades, de un mundo aterrador que estuvo a punto de existir pero que por el azar o el destino fue evitado en el ultimo momento, ¡Un mundo en el que los Young Avengers fueron creados por Rob Liefeld (y Jim Valentino)!
Tenemos que retroceder hasta 1989. La mejor década de la historia, con sus sintetizadores y sus luces de neón, estaba a punto de llegar a su fin. Y como funesto presagio de la oscura década que se nos avecinaba, un jovenzuelo Rob Liefeld de tan solo veintidós años, junto con su por aquel entonces compañero de estudio Jim Valentino, presentaron una propuesta de un nuevo cómic como respuesta a una sugerencia de la editorial que buscaba publicar un cómic sobre un grupo de héroes adolescentes bajo la tutela de los Vengadores y entrenados por Rick Jones. Una propuesta titulada… ¡Young Avengers! (siento escalofríos y nauseas solo de teclearlo).
Pero se trataba de unos Young Avengers muy diferentes de los que conocemos y queremos. Por aquel entonces Billy y Tommy Maximoff aun eran dos bebes inocentes a los que les faltaban unos meses para convertirse en manos de demonio, Cassie Lang era una niña pequeña que aun no había sido acosada por Kristoff Vernard y la única relación no beligerante que había tenido el Capitán Marvel con algún Skrull fue cuando el General Zedrao le entrego en su lecho de muerte una medalla al honor. Pero el Universo Marvel estaba lleno de superhéroes adolescentes a los que nadie estaba utilizando, uno de los cuales había dibujado recientemente Liefeld durante el crossover de Atlantis Ataca, Namorita. Un personaje al que le apetecía seguir dibujando y que se convirtió en uno de los primeros en formar parte de su proyecto junto con Valentino.
A la prima de Namor se le unirían otros personajes como Speedball, Firestar, el joven Vance Astrovick (la versión adolescente del componente de los Guardianes de la Galaxia) y un Richard Rider al que iban a devolverle sus poderes de Nova tras renunciar a ellos al regresar a su hogar. Si, lo se, esa alineación suena tremendamente familiar. Pero Liefeld y Valentino no iban a limitarse a utilizar a ese puñado de héroes adolescentes a los que aparentemente nadie quería, y pronto crearon una docena de personajes mas que se irían uniendo a ese grupo, Cougar, Brahma, Rebound, Gridlock, Spectra, Lynx, Combat and Photon. Nombres que por si solos ya evocaban esa década de los 90 que se encontraba a la vuelta de la esquina.
Pero claro, esto no era mas que una propuesta que dependía de la decisión final de Marvel, y aunque Liefeld ya había rechazado la oferta de convertirse en el dibujante regular de Hulk para poder dedicarse a este proyecto de los Young Avengers que le ilusionaba bastante, le tentaba mucho la siguiente oferta de ser el dibujante regular de los Nuevos Mutantes. Esa linea temporal mas oscura y aterradora estaba a punto de hacerse realidad, nos enfrentábamos a una década de los 90 que hubiese dado el pistoletazo de salida con unos Young Avengers que sin duda no hubiesen tardado en convertirse en algo muy diferente de esa propuesta inicial para convertirse en algo mas “extremo”.
Y es que estos Young Avengers de Liefeld y Valentino podrían haber sido lo que en nuestra realidad fue X-Force, una serie sobre un grupo de héroes paramilitares de dientes apretados, bolsillos ilimitados, armas mas grandes que la vida y la filosofía de disparar primero y preguntar mas tarde si eso. Algo cuyas repercusiones en el futuro podrían haber sido inimaginables y podrían haber eliminado de la historia que conocemos muchos elementos importantes… Este cómic, y las ausencias que provocaría en la historia que conocemos, podrían haber provocado que un par de décadas mas tarde nadie en Marvel quisiese oír hablar de un grupo de Vengadores Adolescentes, que hubiesen rechazado de plano la propuesta de unos tales Allan Heinberg y Jim Cheung y que viviésemos en un mundo mas gris y apagado…
Pero entonces, como en muchos de esos universos de ficción de los que hablaba al comienzo, surgió un héroe inesperado, alguien que con sus actos fue capaz de aniquilar esa linea alternativa tan oscura antes de que pudiese ver la luz y que nos salvo de esa era de oscuridad, alguien que tras haber descubierta esta historia se ha convertido en mi nuevo mejor amigo, Tom DeFalco. Si, el mismo que tan a menudo ha sido vilipendiado y lapidado por Diógenes fue quien nos salvo de vivir ese desastre. Y es que mientras Liefeld y Valentino preparaban su propuesta, DeFalco había estado haciendo lo mismo junto con su habitual compañero de fatigas Ron Frenz. Ambos habían estado desarrollando a un grupo de héroes adolescentes que se iban a llamar The New Warriors y que iban a debutar en las paginas de su Thor a finales de 1989. Un grupo que compartía buena parte de su alineación con los Young Avengers de Liefeld y Valentino, Namorita, Nova, Speedball, Vance Astro, Firestar y su creación Night Trasher. (idea que el malicioso de Diógenes afirma que le piso a Liefeld y Valentino ya que como Editor en Jefe debió tener acceso a esa propuesta)
Estaba claro que con unos planteamientos y formaciones prácticamente idénticas solo uno de esos proyectos podía seguir adelante. Pero teniendo en cuenta que uno de estos proyectos venia de la mano de un veinteañero con poca experiencia y un autor haciendo cómic independiente, mientras que el otro venia respaldado por un escritor con década y pico de experiencia a sus espaldas en títulos como Spiderman o Thor, que por aquel entonces ostentaba el puesto de Editor en Jefe de Marvel y que siempre ha parecido saber donde estaban enterrados todos los cadáveres ya que se paso décadas dando la impresión de que hacia lo que quería en la editorial, la suerte estaba mas que echada.
Así que Rob Liefeld recibió una llamada de Mark Gruenwald, quien le había contratado para Marvel unos pocos años atrás, recomendándole, sin entrar en detalles, que lo mejor que podía hacer era aceptar el puesto de dibujante de los Nuevos Mutantes. Liefeld y Valentino pillaron el mensaje y mientras el primero convirtió a los Nuevos Mutantes en X-Force, vendió una burrada gracias a la burbuja especulativa sin ser capaz de repetir jamás esa proeza, el segundo relanzo los Guardianes de la Galaxia clásicos y como Liefeld se acabo largando a fundar Image. Una editorial donde algunos de aquellos personajes que ambos habían creado para sus ahora extintos Young Avengers vieron la luz en títulos como Youngblood o Shadowhawk.
Por su parte los New Warriors saltaron de las paginas de Thor a su propia serie regular de la mano de Fabian Nicieza y Mark Bagley y disfrutaron de una larga y a menudo exitosa carrera, siendo uno de aquellos pequeños focos de luz y esperanza de la década de los los 90 que uno podía disfrutar a gusto. Mientras que ese nombre de Young Avengers se paso década y pico durmiendo el sueño de los justos hasta que en 2005 vio finalmente la luz, aunque eso es una historia que ya hemos contado por aquí. Y si, es triste que los Nuevos Mutantes tuviesen que morir para prevenir la existencia de esa linea temporal tan siniestra en la que estuvimos a punto de vivir y que de su muerte nacieran dos grandes cómics que siempre me han encantado. Pero solo hay que recordar cierto dicho vulcaniano para comprender que a veces hay sacrificios necesarios…
Aunque como consuelo resulte en ocasiones algo agridulce, este caso rescatado de la historia es un mejor ejemplo de ese dicho que nos recuerda que las cosas siempre podrían haber ido a peor. Y también es un ejemplo de como a veces el destino entero de un universo de ficción puede depender de cosas tan simples como de que dos personas tengan ideas similares al mismo tiempo (que yo sigo sin creerme esa teoría mezquina de Diógenes de que ni nuevo mejor amigo Tom le robo la idea a Liefeld y Valentino) .