Hoy toca hablar de algo un poco diferente de lo habitual, de una película que se ha estrenado este año tras varias décadas de trabajo y que me ha dejado impactado como pocas películas han conseguido recientemente, el Mad God de Phil Tippett. Una película en la que este veterano genio del cine nos lleva a través de un mundo de pesadilla con una fuerte carga de critica social y visualmente única que atrapa desde el primer momento y que es uno de los mejores ejemplos de que a esto de la stop-motion le queda mucha vida por delante.
Phil Tippett es uno de esos personajes del mundo del cine que por trabajar detrás de las cámaras muchos quizás no conozcan pese a que habrán disfrutado de su trabajo en infinidad de ocasiones. Sus manos se encuentran detrás de criaturas como las figuras del ajedrez holografico del Halcón Milenario y de muchos de los monstruos y vehículos que pudimos disfrutar durante la trilogía original de Star Wars entre muchas otras películas, tanto encargándose del modelado de numerosas criaturas como de su animación. El dragón del lago de fuego (Dragonslayer), las dos primeras entregas de Robocop, el Pato Howard, Willow, Dragonheart, Starship Troopers, Parque Jurásico… Un trabajo este ultimo que le sirvió para dar un paso mas en su carrera, ya que pese a que se utilizaron dinosaurios generados por ordenador y Tippett llego a creer que su carrera se había acabado, su valiosisima experiencia a la hora de hacer moverse a criaturas inexistentes demostró ser fundamental para la película.
Pero esa película fue también la que le llevo a abandonar un proyecto en el que había estado trabajando desde hacia tres años, Mad God. Tippett había comenzado el trabajo en esta cuando se encontraba trabajando en los efectos visuales de Robocop II, pero el salto de la stop-motion al CGI durante su trabajo en Parque Jurásico le convenció de que aunque aun había sitio para el en la industria (su empresa de efectos visuales Tippett Studios sigue en buena forma y entre sus trabajos mas recientes encontramos cosas como The Falcon and the Winter Soldier, The Orville, The Mandalorian o la nueva trilogía de Star Wars), ya no lo había para una película como esa y dejo el proyecto a un lado.
Y así se quedo la película, con apenas ocho minutos de metraje rodados y guardada en algun archivador. Al menos hasta que veinte años mas tarde sus propios empleados le convencieron de retomar la película, en la que Tippett nunca dejo de trabajar del todo y se paso esas décadas acumulando ideas y dibujando storyboards. Y poco a poco, a lo largo de muchos fines de semana, de la ayuda de muchos voluntarios y de donaciones a través de crowfunding, Mad God vio finalmente la luz.
Mad God es una película difícil de describir ya que no posee un argumento claro. Se trata de varios segmentos entrelazados a los que quizás la mejor descripción posible sea la que ha utilizado Tippett, la de un mundo onírico, mas bien de pesadilla, como en esos sueños en los que saltamos de escenario en escenario sin tener un rumbo claro. Pero pese a ello, a esa falta de un argumento en el sentido convencional de la palabra y a esa impresión caótica que transmite, se nota que Tippett tenia una idea mas o menos clara de hacia donde quería ir o al menos que temas quería tocar.
La primera parte de la película, donde seguimos a un anónimo protagonista a través de su viaje por ese mundo delirante, nos va quedando cada vez mas claro como nos encontramos ante una brutal y nada sutil metáfora del capitalismo mas destructivo. Un mundo grotesco en el que gigantescas maquinarias que combinan lo orgánico con lo mecánico consumen, torturan y destruyen a infinidad de trabajadores esclavizados en un proceso sin un fin claro mas allá de seguir produciendo sin parar. Un mundo de pesadilla que para muchos empresarios debe ser todo un sueño húmedo. Metáforas que a lo largo de la película siguen atacando sin piedad ni disimulo otros elementos de nuestra sociedad como la tortura como espectáculo o las guerras sin fin y sin sentido.
Aunque donde la película realmente brilla es en el espectacular talento y la genial “locura” de Phil Tippett para crear este mundo como pocos he visto. Si nos quedamos simplemente a un nivel estético la película ya es impresionante, cada plano esta repleto de detalles que impulsan a pausar la película para recrearnos en lo que estamos viendo, de imágenes que nos llevan a imaginar que ha podido llevar a la existencia de un mundo así, que salta del steampunk a la fantasía mas oscura, en el que podemos encontrar numerosos homenajes a sus trabajos previos o a películas que le han influido. Y si miramos mas allá de lo puramente estético, del minucioso trabajo detrás de la elaboración de todas estas criaturas y escenarios, Mad God no deja de ser impresionante.
A través de una combinación de infinidad de miniaturas y maquetas y de actores y decorados reales, Tippett hace un despliegue de todo su talento y experiencia a la hora de presentarnos un mundo de una belleza siniestra, con planos que dejan boquiabierto al espectador y que incluso para los que no estamos tan interesados en el aspecto mas técnico del cine nos dejan preguntándonos como han podido rodar algunas de esas secuencias. (si un día Diógenes se digna a verla seguro que el sabrá sacarle mas jugo a eso, que le gusta creerse que sabe de cine)
Mad God no es quizás una película para todo el mundo, su falta de una estructura clásica, de una historia coherente y carecer por completo de diálogos pueden echar para atrás a muchos. Pero pese a ello se trata de una experiencia que vale muchísimo la pena y en la que se nota todo el cariño, el talento y la locura de un genio que lleva mas de cuarenta años haciéndonos disfrutar con su trabajo. Una película que deseo que no sea mas que un primer paso, que tenga todo el éxito que merece y mas y que permita a Phil Tippett deleitarnos con otros frutos de su delirante imaginación, aunque solo sea por habernos demostrado que a la stop-motion, en las manos adecuadas, le queda mucha vida por delante.