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Star Trek Discovery, Grand Theft Auto y los abusos digitales

El jueves se estrenó la nueva temporada de Star Trek Discovery, pero tú no la pudiste ver. O por lo menos si estás fuera de EEUU no la vas a ver en Netflix, en Prime Video ni en ninguna de esas plataformas, no. Y no la vas a ver porque Paramount prepara la salida de su propia plataforma de streaming fuera de EEUU y decidió, dos días antes del estreno de Discovery, reservarse la nueva temporada para el año que viene y así tener otra baza para vendernos el estreno de su flamante SkyShowtime, la joint venture europea de los servicios de streaming de ViacomCBS y Comcast. Así que hala, ahora te aguantas y te esperas… Pero cagándote un poco en todo, porque quieras que no esto de las plataformas de streaming de un tiempo a esta parte se ha salido mucho de madre.

Ya que estamos, ¿dónde está mi serie sobre Georgiou?

Por estos lares nunca hemos hablado directamente de la piratería (o por lo menos que yo recuerde) pero es algo que siempre ha existido. Piratear es fácil, si aprendes a tener un poco de cuidado puedes tener cualquier cosa gratis y sin ningún riesgo de que se te plante en la puerta de casa un batallón de agentes de SHIELD. Hace más de diez años, antes de las plataformas de streaming, o te lo comprabas ciertos contenidos en DVD o estabas listo para verlos, pero luego llegó Netflix -bastante tarde, que algunos ya tiraban de VPN bastante antes- y de repente nos encontramos un servicio relativamente barato en el que nos encontrábamos casi todo el contenido que la mayor parte se había estado bajando de internet o viendo en webs de pirateo en streaming como seriesyonkis. La transición de un consumidor que pirateaba a un servicio de streaming por suscripción compartida entre varios amigos fue tramendamente rápida, y en poco tiempo muchos combinaron a la vez suscripciones compartidas de la propia Netflix, Amazon Prime Video, HBO y alguna más local como Filmin o Flixolé. Los más aventureros, los del VPN, contrataban servicios de fuera y fisgoneaban series antes de que llegaran aquí, porque tarde o temprano acabarían llegando. Ya en aquel momento empezamos a ver quejas de bailes de contenido -ese Friends comprado en exclusiva por HBO, esas series que tenías una temporada en un lado y las siguientes en otro- pero la gente se había acomodado al streaming y no iba de buenas a primeras a volver al pirateo.

Muchos nos metimos a esto del streaming por el Daredevil de Netflix, sí.

Pero Disney vió que ahí se le iba un dinero. Y Paramount. Y Apple. Y NBC. Y yo que sé quién más, porque ya son muchas, y todas sacaron a la vez su servicio de streaming, y ahora mismo para ver cualquier cosa te vuelves loco, porque los contenidos van bailando de aquí para allá, y de repente nos encontramos en un mundo digital en el que no somos propietarios de absolutamente nada y empiezas a ver que a la hora del café los círculos de conversación ya no se separan entre fumadores y no fumadores, si no entre suscriptores de Netflix hablando del Juego del Calamar y no suscriptores hablando de sus propios servicios de streaming; vamos, una auténtica locura. Mientras tanto se nos van apilando las aplicaciones en nuestras SmartTVs, el caso más reciente y lamentable ha sido el del paso de HBO a HBOmax, que de un día para otro nos hizo instalarnos una aplicación que multiplicaba por 200 su espacio en disco duro, además de funcionar fatal y todo tipo de pegas asociadas. Así que la incomodidad con el streaming no ha hecho más que aumentar…

Si es que estas aplicaciones dan pereza solo de verlas…

Al final con estas corporaciones pasa lo de siempre, tratan de encontrar el punto exacto en el que pueden cobrarte lo máximo posible con el peor servicio posible; son como las operadoras de internet, cuando los contratas te dan un servicio estupendo, pero todos los años vas renegociando unas peores condiciones hasta que te cansas y te vas a otra, y a otra y luego a otra, con lo que la única forma de tener un buen servicio y a buen precio es ir cambiándose de compañía cada año. Con los servicios de streaming esa «presión» no es personalizada, es a todo el conjunto y para colmo con todos los servicios compitiendo entre sí por tener los contenidos más atractivos, con lo que el verdadero perjudicado es el consumidor, que harto de tanta tontería lo mismo la próxima vez que se siente en el sofá prefiere quedarse a ver la peli de la 2 -otra vez Cantando bajo la Lluvia, pero qué bonita es- y santas pascuas.

Aunque el otro día pusieron un documental sobre el Hollywood de Hitler que estuvo la mar de entretenido, me pregunto que habría sido del cine europeo si los nazis no hubieran existido.

Lo triste es que si se pusieran todas de acuerdo podríamos tenerlo todo. Porque si se pusieran de acuerdo entre todas para crear un operador de contenidos compartido o por lo menos una aplicación «global», no tendríamos que volvernos locos a meter aplicaciones y contraseñas todo el santo día, a domiciliar tantas cosas que los bancos de antes de la crisis habrían tenido que regalarnos no ya una batidora, si no tres pisos y un coche. Me considero un tipo que no se lleva del todo mal con la tecnología, pero a estas alturas estoy harto de tener que pegarme con servicios de streaming, de dar de baja sus «emails promocionales», de vigilar mi cuenta bancaria para que no me cobren por esto o lo otro. Los servicios de streaming son cómodos pero me están empezando a tocar mucho las narices, y el habernos dejado sin Star Trek Discovery a dos días del estreno me parece el colmo del abuso -a pesar de que desde un punto de vista empresarial es lógico; si la emite ahora en Netflix le está «regalando» contenido a la competencia- y eso que mi paciencia ya estaba bastante agotada después del fiasco HBOmax. Y es que HBOmax llegó por estos lares sustituyendo por completo la antigua plataforma de HBO y con menos contenidos que ésta, con lo que pagas lo mismo por menos y para colmo de males ni siquiera lleva al día los contenidos actuales, porque los episodios nuevos de series como Batwoman o Stargirl no salieron durante la primera semana de la plataforma. Que se excusaron con que todavía estaban adaptándose y los fueron metiendo, en inglés y con subtítulos en castellano, pero ni se les pasó por la cabeza tener un detalle con los «early adopters» y dejarles el mes gratis o algo parecido. Eso sí, para los nuevos suscriptores tenían una rebaja del precio del servicio para toda la vida, con lo que para que los veteranos tuvieramos ese precio teníamos que darnos de baja y crearnos otra cuenta. Mientras tanto, series como de más de diez temporadas como Supernatural solo tienen un episodio, y mejor no hablar de las películas porque eso ya es para echarse a llorar. Y es que como diría Georgie Dann, mecagontó.

Otro melón a abrir sería lo pésimos que son los buscadores de todos los servicios de streaming.

Visto el percal y aplicándolo a esto de los cómics, no quiero ni plantearme lo que pasará como Panini saque una versión localizada de Marvel Unlimited, o si lo hace ECC. Hubo un momento en el que en EEUU teníamos DCUniverse, que tenía todas las películas clásicas de Superman (hasta la de 1978, sí HBOmax, que tienes Superman 2 y 3 ¡pero te falta la más importante, la primera! ¡Y ni si quiera tienes los Batman de Tim Burton!) las series de animación como Batman TAS (que tampoco tiene HBOmax por aquí, no, ni la de Superman ni JLU ni ná, pero si que tiene Spawn) y cómics, montones de cómics de DC que podías ver y descargarte para leerlos donde te viniera en gana. Sí, muchos de ellos eran las versiones digitales con recoloreado cuestionable, pero aquello era un buen servicio que se lo cargaron para meterlo casi todo en HBOmax. Decisión que en lo empresarial entiendo, pero que como consumidor me cabrea tremendamente.

Superman en Prime Video, así debería salir en HBOmax… Pero claro, Prime hace trampa porque todos estos contenidos son de pago.

Otro caso más reciente y ya metiéndonos de lleno en el asunto de los videojuegos es el de GTA Trilogy Remastered, una reedición de Grand Theft Autor 3, Vice City y San Andreas adaptado para las consolas de videojuegos modernas que ha salido en un estado un tanto mediocre por no decir lamentable, pero bueno, tampoco nos podemos quejar porque mientras no juegues en PC por lo menos funciona. Y aun así los problemas no acaban ahí, porque aunque los desarrolladores de Rockstar y la editora Take Two se hayan deshecho en disculpas y prometido compensar a los usuarios, del verdadero problema no han hecho amago alguno de enmienda, y es que durante los meses anteriores al lanzamiento de la reedición Take Two ha azuzado a sus abogados para que se echen encima de los modders que durante los últimos veinte años habían estado mejorando y adaptando de forma gratuita y desinteresada los tres juegos originales, llegando a crear versiones de los mismos mucho mejores que lo que Take Two quería volver a vendernos, con lo que asustados de las (lógicas y odiosas) comparaciones, decidieron cerrarles el chiringuito. Y así, otra vez es el consumidor el que se encuentra con un peor servicio, y todo por querer exprimir al usuario hasta el límite.

Ni el de Tim Burton, ni el de Schumacher ni siquiera la Lego Película de Batman, nada.

Con lo que al aflorar estos dos casos los de siempre, los que utilizan cualquier excusa para no pagar por nada, no han tardado en aparecer y esta vez pues no, no me han quedado fuerzas ni para decirles aquello de «tú haz lo que te de la gana, pero ni se te ocurra buscar mi aprobación». Porque ya estoy cansado, porque son muchos años viendo como los derechos de los consumidores se van reduciendo y nos vamos sometiendo a tanto abuso. Se han pasado, nos han hinchado las narices y como la gente empiece a piratear y se pinche la burbuja del streaming -que por mucho que lo nieguen y digan que es una nueva tecnología a la que nos estamos adaptando, la burbuja existe y se acabará pinchando, que todos hemos oído aquello de «hay demasiadas series»- los perjudicados vamos a ser todos menos los que siguen cobrando un bonus anual de 200 millones de dólares por seguir despidiendo gente. Y si no, al tiempo.

 

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