Hoy toca de nuevo viajar hacia la Gran Bretaña de la década de los setenta y otro de esos delirantes títulos que leídos hoy en día cuesta un poco creer que estuviesen enfocados a un publico infantil/juvenil, el Dr. Mesmer’s Revenge de Done Avenell y Carlos Cruz. Se trata de otro de esos títulos de la época que cedían el protagonismo a un villano megalómano que disfrutaba haciendo el mal mientras unos aguerridos secundarios trataban de entorpecer sus planes, y que como manda la tradición de aquellos años era cualquier cosa menos un villano tradicional. Así que vamos a trasladarnos a 1971 para descubrir de que quería vengarse el Doctor Mesmer.
Cuando el Doctor Mesmer, un eminente egiptólogo, sufre un robo en su residencia y le son sustraídos varios artefactos históricos muy valiosos hace lo que haría cualquier ciudadano en su situación… ¡Utilizar sus conocimientos en las artes oscuras para invocar a los dioses del antiguo Egipto para que devuelvan a la vida a la momia del Faraón Angor y que esta se cobre venganza por dicha afrenta!. Un plan descabellado que pronto le convertirá en el enemigo numero uno de las autoridades y provocara que la venganza del Doctor Mesmer se extienda hacia toda la humanidad…
Creo que delirante se queda muy corto a la hora de describir la premisa de esta serie que debutó en el numero 1006 de la revista Lion and Thunder (la fusión de dos populares cabeceras de la época) en 1971. Pero esto esto era lo grande que tenían estos títulos, que se atrevían con cualquier cosa y que mientras en otros países los cómics estaban poblados por personajes heroicos que luchaban por la justicia, a los británicos de la época les encantaban los villanos locos con planes grotescos y megalómanos. Una serie que va muy en la linea de otros cómic que reseñamos por aquí en el pasado reciente como Von Hoffman’s Invasion, The Spider o the Thirteenth Floor, y que hacen pensar que los críos que leyeron esto en las décadas de los sesenta y setenta ahora tienen edad para ser políticos en cargos importantes y que igual eso explica que sean como son…
Aunque paranoias a lo wertham a un lado, que después de todo el cómic nos deja claro en todo momento que Mesmer es un criminal peligroso, hay que reconocerle a estos cómics que eran tremendamente divertidos. Por un lado es algo refrescante ese cambio de perspectiva al tener como protagonista absoluto al villano de la historia mientras que los secundarios son unos pobres policías muy valientes pero poco preparados para hacer frente ante una amenaza de ese calibre.
Pero lo que realmente hace de estos cómics una lectura apasionante era esa absoluta falta de complejos, el ver como durante el año que duro esta serie (mas apariciones en un par de anuales contando su origen) los críos de la época pudieron disfrutar de las aventuras de este grotesco villano y su peculiar compañero de fatigas elaborando planes cada vez mas desquiciados, pasando de querer simplemente recuperar sus pertenencias robadas a buscar poco menos que conquistar el mundo. Algo para lo que alguien con esas ansias de venganza y falta de escrúpulos como el Doctor Mesmer no escatimaba en medios, utilizando para ello los métodos que hicieran falta, resucitar dioses oscuros, lanzar maldiciones, viajes en el tiempo… Todo era poco para satisfacer su maldad.
Un cómic que surgió de dos clásicos del cómic británico de la época, el ingles Donne Avenell y el Español Carlos Cruz. Juntos le imprimieron a la serie un ritmo casi frenético, favorecido por el formato a base de capítulos cortos, en el que no había un momento de respiro para el lector y que pese a las décadas transcurridas y el tratarse de un cómic enfocado a un publico muy joven, ha envejecido muy bien y es un cómic tremendamente disfrutable hoy en día. Algo que en gran medida se debe al gran trabajo de Cruz, un dibujante que poseía un estilo muy apreciado en la época, en la linea de clásicos como Eric Bradbury, José Ortiz, Jesús Blasco o Reg Bunn, orientado hacia el realismo y muy detallado, aprovechando al máximo las posibilidades que le daba el trabajar en blanco y negro y el jugar con las sombras, consiguiendo que el cómic siga siendo una gozada para la vista como lo debió ser entonces.
Por suerte gracias a la labor de Rebellion recuperando todos estos clásicos podemos disfrutar de ellos hoy en día casi tanto como debieron hacerlo los lectores de la época. Una labor a la que en España se ha unido la editorial Dolmen trayendo primero The Spider y habiendo anunciado hace poco la próxima publicación de Zarpa de Acero, aunque espero que no se limiten a ir a por los nostálgicos de Vértice y se atrevan a publicar también títulos como este y tantísimos otros que los lectores españoles que no dominen el ingles se merecen descubrir.