Pues Inferno de momento está siendo poco infierno, porque la gente en vez de morir y sufrir penurias está resucitando y recuperando amores perdidos, y es que Destino no solo ha resucitado, ha sufrido un tratamiento de rejuvenecimiento a lo Magneto y ahora está fresca y lozana como una lechuga del siglo XIX en el siglo XIX, cuando no nos llegaba al plato llena de pesticidas y solo con el sudor y la sangre del proletariado explotado. Pero dejémonos de dramas dickensianos y vamos con el drama hickmaniano…
Lo primero es que sí, que Mística ha resucitado a Destino con todas las de la ley, porque se ha hecho pasar por Xavier y Magneto para conseguir que los 5 -y Mister Siniestro- resuciten a Destino. Y parece que la resucitó hace un tiempo, sin que Xavier se enterara, sin que Krakoa avisara de nada, sin que Moira lo viera. Nada, tanto decir que lo controlan todo y tanto conspirar y la asesina/espía a la que han estado mangoneando desde que montaron todo el chiringuito, mandándola a una misión suicida tras otra sin que ella fuera capaz de recordarlas -como ha estado haciendo Siniestro en Hellions, y os recuerdo que en esa serie Siniestro es el malo- resulta que les ha adelantado por la derecha y ha hecho lo que le ha venido en gana sin que ellos se dieran cuenta. Y no solo eso, la pareja reencontrada planea su venganza…
Así que cuando Mística presenta a Destino como nueva candidata para el consejo, Xavier se lo toma mal. Pero requetemal, que se agarra un berrinche que no te menées, que no le había visto yo tan cabreado desde lo de Onslaught. Recordemos que Xavier, hasta el número 25 aquel de X-Men de Nicieza y Kubert, era una figura paternal intachable. Que sí, que está la viñeta aquella de Lee y Kirby con el Charley poniéndole ojitos a una jovencísima Jean, pero la gracia de Xavier era el ser buena gente, el ejemplo a seguir por todos los mutantes. Pero como todo eso ya hace mucho que se rompió y más todavía con Krakoa, el ver al Profesor Xavier enrabietado ya solo no nos hace sospechar -igual es un skrull, el Rey Sombra, el Reed Richards de Ultimate, yo que sé- si no que ya es hasta normal; este Xavier es gentuza, y el que Hickman lo escriba enrabietado mientras Mística le pasa la mano por la cara pues que quieres que te diga, es justicia y hasta lo que algunos llamarían «fan service»… Con lo que poco Inferno veo yo aquí.
Y así es como el plan de Moira, Xavier y Magneto para librarse de Mística en el consejo y evitar que resucite a Destino no solo fracasa de forma mayúscula, si no que tras una votación llena de subterfugios la propia Destino acaba también con un puesto en la mesa que lidera a los krakoanos. Hickman hace hincapie en los subterfugios que llevan a Mística a convencer a Mister Siniestro, Éxodo, Emma Frost y Sebastian Shaw para que voten a favor, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos su argumento podría reducirse al que usó con Mister Siniestro «a Xavier y Magneto no les gustaría, y tratarían de obligarte a hacer lo contrario». Que en el caso de Siniestro cuadra, pero lo de que Shaw actúe solo por joder a Frost y que Emma caiga porque le entrega un macguffin -que espero que sea algo más que eso, aunque me imagino que si no lo es ya se lo inventará el guionista de Marauders o alguna de esas series «de complemento»- se me hace un poco superficial y hasta tontorrón. Otros votos como el de Rondador son entrañables -¡se han acordado de que Mística es su madre!- pero el de Tormenta no hace más que recordarnos que sí, que hace años que nadie escribe a Tormenta como es debido.
Por supuesto, nada de esto le hace gracia a Moira, que sigue completamente paranóica y aterrada con el asunto. Sea lo que sea lo que se traiga entre manos -entrenar a Nimrod, entre otras cosas- todos dan por hecho que lo único que lo puede arruinar es el tener a Destino de vuelta, por lo que deciden meter en «el secreto» a Emma Frost, que no se lo toma nada bien en absoluto; después de todo se han pasado toda la vida haciéndola de menos por haber sido la reina bruja del Club Fuego Infernal y ahora resulta que los verdaderos conspiradores son ellos con Xavier a la cabeza, el tío tan puro que desinfecta el inodoro al mear. Tras esto, la jugada maestra del trío calavera para ganar poder es, aparte de quedarse un poco perplejos con la reacción de Emma y no saber ni por donde se meten -ay que mal está aquí Magneto, que parece un florero en la esquina- el proponer como nuevo miembro del consejo a «alguien en quien pueden confiar»: Coloso.
Parémonos a pensar un momento esta decisión, porque tiene tela; esta alimaña moral llamada Charles Xavier ha elegido a Peter porque lo considera un soldado fanático que obedecera sus órdenes en cualquier circunstancia, ¡que lejos quedan los tiempos en los que Xavier se lamentaba por haber quebrado la inocencia de aquel granjero que era feliz dibujando y arando a orillas del lago Baikal, allá en Siberia! ¡Vamos a meterlo en toda la mierda, vamos a abusar de él, el fin justifica los medios! El creer que Coloso es un contrapeso a Destino y que el contarle «el secreto» a Emma Frost ya consigue anular el asinto de Mística es poco menos que estúpido, sobre todo si tenemos en cuenta la configuración que acaba teniendo el consejo después de todo esto, con una facción de Xavier y Magneto que cree que tiene a Emma y Coloso en el bote, unos «díscolos» en la figura de Siniestro, Shaw y Éxodo que votarán lo que les pegue cuando les pegue (aunque Shaw votará por sistema en contra de todo lo que diga Frost, eso ya lo han dejado claro) y por supuesto tenemos a Mística y Destino, dejando para el final la facción que supuestamente está a favor de Xavier por ser sus pupilos y blablabla, la compuesta por el propio Coloso, Tormenta, Rondador y -le pese a quien le pese- Kitty Pryde. Doce votos de los que Xavier/Moira creen que se aseguran con todo esto siete, pero de entrada Rondador no va a votar en contra de su madre…
Pero bueno, dejando de lado que no acabo de entender cómo algunos personajes no se levantan de la mesa moviendo los brazos arriba y abajo escandalizados por esta parodia de democracia -joder, había más democracia con los treinta tiranos de Atenas, no me jodas- tenemos por otro lado a Orchis y sus alegres experimentos, que por lo visto además de entrenar a Nimrod a toda velocidad a golpe de masacrar misiones suicidas mutantes, planean hacer «algo» con el sol. Y sí, la única persona de Krakoa que parece al corriente del asunto -dejando de lado a Moira, que en fin- es Mística, que sigue trabajando por su cuenta e infiltrándose por todas partes.
En fin, que estamos ante lo de siempre con estas miniseries de evento, el planteamiento gordo puede picar el interés en mayor o menor medida, pero el nudo es desarrollar lo anterior y acaba estando más vacío de contenido. Afortunadamente no hay bajón y sabemos que el mayor problema de Hickman a largo plazo suele ser la pérdida de interés -es como aquel dibujante que se curra mucho la cara y los brazos de los personajes pero luego se olvida de dibujar los pies- así que espero que los dos años de descanso le sirvan a este hombre para recuperar el interés y remate esto como es debido. Yo que sé.